domingo, noviembre 20, 2005
Campañas que me gustaria jugar en d20 1:34 p. m.
* Una minicampaña épica en la antigua grecia mitologica, fusionando (muy anacronicamente) los mitos griegos clasicos de los argonautas, la guerra de troya y la invasión de los persas. Incluyendo claro, un team-up con los argonautas, una pelea con el Minotauro, un viaje al inframundo, la batalla de Salamina y Termopilas, etc.
* Una campaña medieval, viajera por el mundo al mejor estilo de TGA, ambientada en el siglo XII, mas o menos la epoca que transcurren Robin Hood, Cruzada, Baudolino, Ivanhoe: durante la tercera cruzada.
* Una campaña cyberpunk ambientada en un mundo híbrido mezcla de The Matrix, Total Recall, Blade Runner, Morgan, Neuromancer, Ghost in the Shell, Robocop y Transmetropolitan. O sea, pjs con implantes, mutaciones o directamente pjs robots.
* Una campaña basada en Star Trek: quien no quizo jugar alguna vez con un klingon? Manejar una clase Constitution contra dos birds of prey? Explorar nuevos mundos, buscar nuevas formas de vida y nuevas civilizaciones, yendo valientemente a donde nadie ha ido antes
* Una campaña pulp noir, mezcla de Savarese, el halcón maltes, casablanca, sin city.
* Una campaña actual de acción, aventuras y una pisca de eventos sobrenaturales, mezcla de Alias, Buffy, James Bond, X-Files, Invisibles, Underworld, Hellblazer, Sandman, 24, Evangelion (sin evas), John Doe, Millenium: donde aparezcan PJs invitados de practicamente cualquier pelicula que hayan visto y de cualquier serie mas o menos actual, desde Douglas McCloud a Jill Valentine, desde The Cigarrete Smoking Man a Elijah Snow, de John "Hannibal" Smith a Violet Hemophage.
miércoles, noviembre 16, 2005
El Kiwi se enfrenta a los Zombies 10:12 p. m.
- Calma, que ocurre? - Le pregunté con voz dulce y serena (como esa que usaba a principio de año) para tranquilizarlo.
- Ru-ru-ruido insoportable. - Al principio me costó un poco entender, pero las palabras del asustado transeute me permitió sospechar que algo no andaba bien del todo .
- Explicate bien! - Le dije, conservando la calma que tanto me caracteriza.
- Un ruido muy fuerte, nos esta matando! Proviene de allí? - Exclamó, extrañamente parecía más asustado que antes, como que mi tranquila presencia no lo calmase en lo absoluto.
- Allí dónde? - Le dije sin exasperarme, aunque me molestaba que no sea preciso. Miré arriba, suponiendo que lo más lógico sería un sonido proveniente desde el cielo, pero no había nada más que un par de nubes negras que pronto comenzaban a poblar la boveda celeste.
- No allí arriba. - Gritó el peaton anonimo. - Allí! - mientras señalaba con la mano.
- Tranquilizate! - Miré atras mío, solo veía a la gente que se alejaba corriendo. El tipejo no quizo esperar más, perscía muy asustado y se alejó corriendo junto a las demás personas, entonces entendí. "Ya entiendo!" Pensé. "La gente huye por el ruido! Entonces lo lógico es que la fuente del problema sea la fuente del sonido estruendoso este que proviene desde donde todos vienen corriendo".
Inexplicablemente, en el lapso que me tomó llegar a la conclusión las nubes negras terminaron de cubrir el cielo, y hasta parecía que se había hecho de noche.
Me desplacé instantáneamente hasta el área del conflicto, y observé un par de obreros que destruían el pavimento con taladros neumáticos, al verme llegar, los obreros se detuvieron. el centro estaba desertico en ese moemnto, la gente parecía haber huído hace ya tiempo.
- Qué sucede? - Cuestioné con autoridad. - Porqué destruyen mi hermosa ciudad?
- Solo estamos reparando le pavimento. - Respondió uno de los obreros. Intentaba burlarse de mi inteligencia, era obvia que una ciudad tan perfecta no podría tener errores en el pavimento.
- Me estan mintiendo! - Grité enfurecido. - Hablen con la verdad, qué sucede aquí?!
Tras mis palabras, los tipos se miraron dandose a entender que yo no podía ser engañado. Luego se volvieron hacia mí, sus ojos estaban rojos, sus cuerpos comenzaron a crecer, y su piel a descomponerse, la ilusión que disfrazaba sus taladros neumáticos desapareció, revelando sus verdaderas armas: hachas de cocinero!
- Zombies! - Exclamé. Mis enemigos jurados habían regresado.
Al grito de "Bwarrrrggggghhhhhhh!!! Los infectados muertos vivientes se lanzaron contra mí. Usando toda mi velocidad esquivé sus veloces embates. Salté hacia atrás al tiempo que uno de ellos golpeaba el pavimento tras haber fallado su ataque. Me lancé con un fuerte impulso y le asesté un tremendo puñetazo en el rostro que le volteó la cara, todavía con mi mano pegada a él, el undead se volvió y me observó sonriente.
- Somos SGPA +1 - Exclamó al tiempo que lanzó un hachazo directamente a mis piernas. Me tomó por sorpresa por lo que no pude defenderme. El arma se incrustó en mi muslo izquierdo, tras lo que lancé un feroz grito de dolor. Controlé el sufrimiento provocado por el impácto, rapidamente tomé la mano izquierda del ser antinatural, retiré el hacha de mi pierna e hice girar su brazo fuertemente, hasta que este se desprendió de su cuerpo. Me alejé de él, la hérida era profunda ero no letal. El zombie se incorporó tras mi ataque, junto a él sus compañeros se aproximaban hacia mí ahora. No tenía armas, y los muertos eran SGPA +1. Utilicé toda mi energía, los zombies encarnaban todo lo que yo odiaba, eran malos, malos y feos.
- Poder de la bondad!!! - Grité. Y una potente ráfaga de energía buena y hermosa brotó de mis manos, destruyendo a los muertos vivientes en el acto. No me tomé demasiado tiempo, apenas lo necesario para recuperarme de la fuerte descarga de energía producida por mi cuerpo. Me aproximé a las cenizas de los no-muertos, solo humo quedaba en el lugar donde ellos estaban. Inspeccioné un poco el lugar, intentando descubrir alguna pista de la procedencia de estos monstruos. No había demasiado, todo se había desvanecido, sus armaduras de cuero, sus cascos, sus hachas de cocinero. Fue entonces cuando sentí una precencia justo frente a mí, esta era mucho más fuerte que cualquiera de los zombies anteriores, pero igual de putrefacta. tenía la cabeza gacha, avanzó lentamente hacia mí, aplaudiendo suavemente, demostrando poco asombro ante mi magnificente poder. Levantó su rostro y lo reconocí en el acto.
- Tú! - Exclamé asombrado.- Tu eres quien trajo a estos zombies. Pero... Magetrain Vindorion.
El hechicero sonrió frivolamente, sus ojos rojos desprendían el brillo de rubies. Su putrefacto cuerpo estaba cubierto por su armadura de intronte, esta razgada, destruida. Detras suyo estaba su patineta voladora. Me miró con el rostro lleno de furia, pero sonriendo malignamente.
- No! - Exclamó. - Magetrain Vindorion no, Magetrain Zombie Ju-Ju! Hahahahahahahaha!!! - Soltó una carcajada que se escuchó a kilometros del lugar.
"No puede ser." Pensé en ese momento. Era él quien había traído a los zombies, Magetrain Zombie Ju-Ju.
- Y ahora moriras! - Gritó. Yo quedé inmovil tras sus palabras, esperando moverme solo en reacción de alguno de sus fulminantes conjuros rojos. Sin embargo el se quedó inmovil, tras un momento que pareció una eternidad decidí accionar.
- Y? - Pregunté, espectante a su ataque. Magetrain parecía perdido, mirando a la nada.
- Qué ocurre? No ibas a ...
- Silencio impertinente! - Me interrumpió con fuerte tono. - No ves que estoy pensando que conjuro lanzar?!
Entonces caí en cuenta de que esta batalla sería muy larga si no hacía algo yo antes. Pensé como podía hacer para dañar a Magetrain, con mis conocimientos sobre él. Hasta que se me ocurrió una idea.
- Oye Magetrain. - Le dije. - A qué no puedes utilizar tus poderes de alterar la realidad para que llueva agua bendita.
Magetrain levantó la vista, había captado su atención.
- No-me-molestes! - Exclamó secamente. Decidido en esta empresa, no me rendí.
- Ya me parecía, es lo que me dijeron en Ulean. - Exclamé. Tras mis palabras, el Zombie Ju-Ju me observó ahora con más atención.
- Qué te dijeron en Ulean?
- Ahhhh, nada. Solo que un hechicero rojo de cuarta anda dandose aires de controlar la realidad, pero que ni siquiera puede controlar su efinteres.
El rostro de Magetrain se encendió en ira, casi literalmente, y el fuegio era tan intenso que comenzaba a cocinar su putrefacta carne.
- Cómo?! - Grito.
- Si, y además me dijeron que te cagaste en las patas para ser el Destino cuando los dioses te lo ofrecieron.
La furia de Magetrain era tal que el mismo suelo bajo sus pies comenzaba a incendiarse. El hedor era insoportable.
- Cómo que no?! - Bociferó. - Puedo hacer lo que sea!. Puedo causar que lluevan toneladas de agua bendita! Observa!
Las nubes en el cielo tronaron varias veces, relampagos celestes se precipitaron por todas partes. No habían pasado unos segundos cuando una gota de lluvia cayó sobre mi naríz. Y luego otra. Pronto, un intenso chaparron de agua bendita se precipitó sobre la ciudad. Magetrain reía a carcajadas, en realidad estaba muy feliz. Tanto qeu no notaba que su cerpo comenzaba a desintegarse.
- Viste. Hahahahahaha!!! - Exclamaba. - Son unos idiotas, no saben con quien estan tratando! Hahaha....
No llego a terminar de sonreir, su cuerpo entero explotó dejando solo sus pies parados juntos uno del otro. La explosión me dió de cerca, cubriendome de materia putrida , un precio bajo a cambio de haberme desecho de tamaña amenaza. Me quedé un momento bajo la lluvia, dejando que la fresca agua limpiase mi cuerpo yt curase mi pierna herida, y relajandome tras el feroz combate. Luego me dirigí a casa, era ya temprano en la madrugada, pensando cual podía ser la causa de este ataque.
Continuará
viernes, noviembre 11, 2005
Capitulo XI: Et in Arcadia Ego 8:44 p. m.
-El modelo clasico de espada nihonesa es llamado Warita-gitae; toda la espada está forjada en un hierro blando, mientras que el filo esta reforzado con acero con alto contenido de Carbono. El modelo waruki-gitae, tipico del shinto, incluye tres tipos de acero en la hoja: un núcleo blando, un filo duro y una periferia elastica. Ambas tienen sus detractores y defensores. Personalmente, la Warita-gitae siempre me ha parecido más potente y eficaz.
-Entiendo. Mira, nosotros los enanos tenemos otros criterios para medir las cosas. Pero discutir sobre espadas es una de las cosas de las que todos podemos hablar. ¿No crees, Garlond?
-Claro, claro.
-Mira, ni yo ni Garlond usamos metal en nuestras espadas. Yo me crié en un clan de albañiles, y mi pueblo era conocido por fabricar buenas arbalestas, pero asi y todo uno sabe algo y mucho de metales, espadas y forjas. Me decias que las espadas nihonesas tienen martensita en el filo, verdad?
-Asi es.
-Cuando peleabamos en la invasión a Osse yo tenia una zweihander con filos de martensita. Pero sabes? Dureza no es todo. Una vez peleé en el desierto, y en algún momento cayo desde el aire un columna de llamas. Nada del otro mundo, sabes, esquive la columna, pero tuve que soltar la Zweihander. Estaba al rojo vivo, asi que saque a Terminal y terminé con el problema, pero cuando volvimos y se enfrió, la sentí mas liviana. Consulté con el herrero jefe, un enano llamado Rowlet MacQueen, un regalo de Dirand, y me explicó que la martensita era muy vulnerable a la alta temperatura. Tomo un pequeño martillo y le propinó un golpecito. Crash, la hoja se deshizo en pedazos como si fuera de vidrio.
-Un defecto notable, me temo. Pero eso nunca sucedería en una katana; la martesita solo es un retoque en el filo; el nucleo de acero laminado absorvería, por un lado, la mayor parte del calor y cuando la golpees absorvería la vibración.
-Si, lo he notado. Rowlet me explicó algo parecido. Asi que le encargue que forjara un Zweihander con las técnicas de forjado queurianas. Yo queria algo asi como una katana pesada de dos manos, una otachi extremadamente afilada. Rowlet puso mil peros pero intimamente estaba encantando; a los enanos nos encantan los desafios. Tardó como dos años; para cuando la terminó la fase caliente de la guerra habia pasado. Termino haciendo algo que estaba a medio camino de todo lo que yo habia conocido; me costo meses de entrenamiento dominarla minimamente, no te digo adquirir una cierta pericia en ella. La sentía liviana, escurridiza, imprecisa. Cuando recrudeció la guerra cuando los dragones cambiaron de lado, la tiré por algún deposito de campaña, y segui con una fiel zweihander de adamantina robada por ahi. Pasaron los meses y comenzamos un campaña jodida con los yikarian. No tanto por la altura, que era mucha pero no tanto como aqui. Ni por el frio, que era mucho pero no tanto como en Chizar, sino porque esos bichos la tenían clara y nos emboscaban cada dos por tres. Hace millones de años peleamos una guerra similar contra ellos, y la perdimos. Ahora todo parecia que iba a quedar igual. Una noche muy helada cayeron ellos, y no te dijo ellos, sino que una veintena de daos y siervos extraplanares; tieflings, babaus, no se. Uno de los tieflings era mujer y peleaba como los diablos con sus dos katars. La zwie de adamantina era muy lenta; esquivaba los ataques como si nada. La perra me clavó un tacón y me lanzo como catapulta sobre unas cajas. Si sacaba la terminal, era un asunto cerrado. Pero tuve un presentimiento, y revisé las cajas sobre las que estaba. Como ya habrás supuesto, ahi estaba la odachi de Rowlet. Como quien no quiere la cosa, la saque: tenia planeado un par de trucos con ella; y funcionaron; un par de malos movimientos y le vole la pierna. Se quedó desangrando por ahi. Me di cuenta que un arma rápida pero liviana no es un inconveniente en ciertas circunstancias. La guarde, y de tanto en tanto la sigo usando contra oponentes rápidos y que le gustan esquivar cosas. Aeromantes, generalmente, hehe.
-Una historia muy instructiva. Efectivamente, para cada situación hay un arma. Pero dominar cada arma requiere muchisimo esfuerzo y trabajo. Toda la técnica del kenjutsu se basa en usar una única arma, y entrenar en su uso hasta dominarla completamente. Un kensai capaz puede usar su arma en cualquier situación; aun cuando no sea el arma apropiada para el encuentro, su entrenamiento intensivo es capaz de compensar la penalización que imponen las circunstancias.
-Nadie lo sabe mejor que tu. No hay un kensai mejor que tu. Y por eso he venido a hablar contigo.
-Supongo que podemos hablar de negocios. ¿Que es lo que lo ha traido a mi humilde morada, oh, poderoso thain de los enanos?
-No soy mas que un soldado, como en el fondo lo eres tu. Filosofía aparte, necesito de tu espada.
-Mi espada, señor, no está a la venta.
-No intento comprarla.
-No tengo intensión de salir de mi retiro.
-Comprendo. Mira, en el fondo eres un kensai. Este monasterio no es la prisión de tu alma. Tu espada duerme y está sedienta de lucha.
-Mi alma reposa en paz. Mi espada duerme y no despertará. Fui un kensai, fui un monstruo. Ya no lo soy. Aún amo mi patria y volveré cuando sea necesario.
-Hay una palabra que puede hacerte cambiar de opinión.
Garlond sacó una pluma, escribió en una hoja de papel de seda con suaves trazos de quenya, y la entrégó. Durante un minuto nadie hablo.
-Yo...he abandonado esa busqueda. ¿Dices que él...
-Si.
-Comprendo. Sin embargo, no puedo salir como si nada... debo pensarlo... mis obligaciones con el Harmonio...
-Nadie te apura. Puedes tomarte tu tiempo.
-Creo que sería conveniente que nos retiremos, señor.
-Asi es. Tenemos que irnos. Piensa en lo que acabas de leer; aun no es demasiado tarde.
---
Mientras volaban rumbo al portal en Heavendome para volver a Kraad, Enor dijo:
-Crees que lo convencimos?
-Si. Ha caido como un caballo. Espero que puedamos manejarlo luego.
-¿No habia otra opción?
-No. Ni siquiera Joshep lo detuvo. Se ha vuelto muy fuerte. Nadie más vivo puede tenerlo ahora. Y no estoy en condición de pedirles favores a los muertos.
-Suelen ser dificiles de convencer. Lo he sufrido en carne propia.
-Todos hemos estado muertos. Pero no todos hemo sido fantasmas, hehe. En fin, crees que estuvo bien?
-Soberbio. Al principio lo vi muy formal y pensé que su tono de confianza la pondría incomodo, pero usted tiene razón. Arcadia lo tiene harto ya. Esta buscando una excusa para salir de nuevo a pelear.
-Y le dimos una excelente excusa.
-Solo espero que cuando se entere de que se trata...
-Entonces, tendremos que tratar de que no se entere. Uno menos, quedan tres.
-Ojalá que Pietra y Piro tengan Suerte.
-Esa mujer es fuego goano. Facil de encender, dificil de apagar.
jueves, noviembre 10, 2005
Capitulo X: Dramatis personae 11:28 p. m.
-Tenemos los motivos, no las razones. - interrumpió Enor- Asi que háblanos, Fleur-
-Así es- Confirmó Garlond- Mi señor espera que cumplas tu promesa.
Pirotesh asintió y comenzó su narración
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"Hace cuatro años, su alteza el Thain envió un mensaje a su antiguo enemigo, Lord Tressym, rector vitalicio de la commonwealth osseana, por intermedio de Pietra del Silmarion. Un mensaje que era un enigma y un misterio.
Este mensaje, una historia en si misma, relataba una insólita cadena de eventos que comenzaron a principios de este siglo que termina. Al final de la primera gran guerra, un grupo de nueve viajeros se encontraron en una taberna de Feltia. El soldado kalanite Melwas Igraine; la adivina y espía xenoriana Sybilla, la oscura ninja llamada Mandragora; los magos arkanes llamados Channeller y Charmer; el sacerdote apodado Rodín; Quimerax, un comandante renegado goano, y el enigmático sabio Outis. Los ocho habían vivido vidas intensamente dramáticas; en una noche de tormenta, entre el vino y los insultos decidieron asesinar al único culpable de sus desgracias.
Resolvieron eliminar al mismo Destino”
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-Bueno, bueno, dejen hablar al gordo, que si nos trajo aquí es por algo importante. No, gordo? – gritó Grana
Hitamo examinó los comensales sentados alrededor de la vieja mesa redonda. Landon, con su fría mirada gris acero. Grana atragantándose con los últimos bocados. El viejo centauro, cebando un mate amargo. Casandra limándose distraídamente las uñas. Armand, mirándola, haciendo una lista mental de reclamos. Tharloff, tranquilo y relajado. Megalreanna con su típico rostro amargado. Y por supuesto, el Fantasma con un gesto frívolo pero atento.
-Aun cuando no lo sabíamos, toda nuestra vida hemos luchado una guerra. Esta vez, yo creo que vamos a terminarla. Esta reunión no es un accidente. No hay accidentes. No hemos venido aquí por casualidad. No creo en la casualidad. Cuando miro alrededor y pienso, veo diez héroes. No veo una coincidencia, veo providencia. Veo un propósito. Yo que es nuestro objetivo estar aquí. Esto es nuestro destino. Yo creo que esta noche guarda para cada uno de nosotros el mismo significado de nuestras vidas.
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“Juntos, los ocho comenzaron a trabajar para asesinar al principio rector de la causalidad. Primero solos, y con el tiempo sus talentos les sirvieron para crear una inmersa organización, dividida en ocho secciones, cada una de ellas dirigida por uno de ellos. Recopilaron todas las profesias que se habían emitido en todo kraad alrededor de los siglos; las contrastaron y las unificaron en una única historia del porvenir, dictada directamente por Moriae a sus bocas en Kraad. Después de mucha metafísica e investigación, descubrieron que el Destino solo podría ser derrotado por alguien que no estuviera sujeto a su poder. Una criatura semejante fue bautizada por ello como Eleuthero, palabra que significa Libre en Tentine.
La única manera de detectar a un libre fue buscar personas que compartan, por un lado, el potencial de cambiar al mundo, y que por otro lado no esten mencionados especificamente en ninguna profesia. Esto por supuesto, requería los recursos de una organización a nivel mundial, capaz de monitorear a todos los individuos y contrastarlos con la Historia del Porvenir. Obtener un capacidad operativa semejante requería enormes presupuestos y apoyo logistico inmenso. Durante diez largos años, los ocho se infiltaron en diversos gobiernos de las cinco naciones; y como fachada el Concilio de Feltia, gestionaron la creación de ocho organizaciones secretas, coordinadas por la llamada Urket. Asi comenzó la operación Gematría, antigua palabra invothak que significa "Permutación",
Diez años despues, Gematria habia logrado rastrear a veinticuatro posibles candidatos. Todos ellos eran tenían los requisitos para ser Eleutherios, pero solo un número limitado de ellos podían derrotar al destino (o incluso ninguno). Para probar a los candidatos, Urket creo una organización llamada Malkut, con todos los recursos de las cinco naciones a su disposición y liderada por Melwas Igraine. La única manera conocida de probarlos era enviarlos a tratar de evitar que se cumplan ciertas profecias. Finalmente, Malkut encontró a los candidatos ideales.
Amelia Valyant, Enor Dufour, Magetrain Kaldurion y Eroh Kappa.
Pero Melwas tenía su propia agenda, opuesta a Urket, controlada por el misterioso Outis. Outis cortó los recursos de Malkut, y desencadenó una invasión armada contra la isla de Avalon, sede de Malkut. Melwas y sus libres consiguieron derrotarlos, y emprender su viaje usando una profesia Drakking, la nave de huesos, y ascender a la Corona de los Cielos (Kaether Elyson). Alli se enfrentaron al mismo Destino.
Y lo eliminaron.
Dias mas tarde, Mandragora penetró a la sede de Urket e intentó asesinar a Outis. Solo encontró a un moribundo Kuryo Karatane, segundo de Melwas, que le informó que el Destino había muerto. Peor aun, Outis era un avatar del mismo Destino. Moirae habia creado la organización que le dio muerte. "
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-Todos conocemos esta historia, pero voy a contarla una vez más. Hace ya casi cuarenta años, cuando aun éramos jóvenes y necios; emprendimos nuestro primer viaje por los planos exteriores en busca de armas para derrotar a metatrón. Mientras luchábamos contra Safer Sephiroth para arrebatarle su espada, yo y Zeldon fuimos absorbidos por un torbellino astral.
Caímos durante días enteros, hasta que desembocamos en tierra firme. Al despertar, vimos que estábamos en una pradera seca, en una noche con luna llena. Junto a nosotros había un rió que luego supimos se llamaba Anduin. Zeldon voló en busca de ayuda para curar mis heridas; yo desgastado y dolorido, apenas tenia el karma para cerrar mis heridas y continuar. Las heridas de Muramasa se estaban infestando rápidamente. Yo deliraba de la fiebre.
Unos horas más tarde, me levanté por la sed. Me arrastré a las orillas del río, y bebí su agua. Cuando estaba a punto de desmayarme, sentí un brazo que me alzaba y me llevaba río abajo. Estaba demasiado débil para defenderme, y no percibí un ki hostil, así que me deje llevar. Después comprendí que toda resistencia hubiera sido inoportuna, y además, inútil.
Junto a una fogata, había otros cuatro, y mi benefactor me dejo acostado contra el fuego. Uno de ellos, el más cercano a mi, sacó de su sombrero por algún arte mágico una bota con jugos curativos, y me hizo pasar un trago entre mis dientes apretados. A los veinte minutos me sentía mucho más lucido, aunque aun estaba muy débil. Mi mandíbula estaba fracturada y astillada, así que no podía hablar; me limite a estudiar a los hombres que me habían salvado. Mencioné que era de noche, pero la luz de la luna era particularmente fuerte en ese lugar.
Mi benefactor era el más alto de los hombres sentados en cuchillas en el lugar. Era de tez pálida como el hielo, cabellos oscuros y sus ojos no se veían en las sombras de sus facciones. Vestia un traje élfico de gran valor, y parecía desarmado. A su derecha, un hombre vestido con un manto gris, y un gran sombrero de fieltro. Tenía una barba poblada y blanca. El tercer hombre se parecía mucho al segundo, solo que vestía de rojo y fumaba una enorme pipa de madera. Los dos tenían cayados, así que supuse que eran magos.
El hombre que había sacado la bota del sombrero estaba a mi lado, y de tanto en tanto me hablaba. Aunque comprendía las palabras, sus frases no tenían ningún sentido;aparentemente también era un mago. Un cuarto anciano, vestido con una camisa de fuerza y aparentemente tan demente como el anterior, silbaba bajito.
El hombre palido se acercó cuando me vio despertar y tuvimos un parlamento:
-Sé bienvenido al Soñar, Tharloff Uglurund
-¿Donde estoy, Sire? - de alguna manera, sabia como dirigirme a él dignamente, aunque la etiqueta nunca fue mi fuerte.
-Deliras de fiebre, a la orilla del Alduin, no lejos de las puertas de Osgiliath. pero ahora visitas mi reino, Almigero.
-Comprendo. ¿A que se debe este gracia?
-Has traido paz a uno de mis siervos, hombre de los drakking. Es mi responsabilidad recompensarte por ello.
-¿Que recompensa, Sire?
-La que dispongas.
-No es mi intención, señor, cobrar deudas que ignoro haber contraido.
-Si tal es tu voluntad, Almigero. Por lo cual, no voy a darte una recompensa, sino un regalo. Dado libremente, como libremente me has prestado un servicio, sin intención acaso. Escucha atentamente, Tharlof hijo de Tharrof:
De tu reino han surgido cuatro emisarios. Conoces a dos de ellos, incluso has servido a uno, un general del pueblo de los dvergar. Ellos han asesinado a uno de mis hermanos. Bajo otras circunstancias, hubieramos tomado venganza; pero la última voluntad de nuestro hermano nos vetaba de tal posibilidad. Su posición como un Eterno ha quedado vacante; sin descendencia, nadie puede ocupar su puesto. Cabe la posibilidad de que algunos de los hombres de tu reino ocupe su puesto en el Jardín de los Senderos que se Bifurcan. Cuando llegue el momento, una decena de Justos entrarán al Jardín y se perderán entre los senderos. Uno se ocupará el puesto ausente. Los otros nueve morirán.
-Lamento decirlo, señor, pero no comprendo vuestras palabras. ¿Quien es su hermano?
-Él era el Destino
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-¿Tu estuviste alli, entre ellos? ¿Y por que nos cuentas esto? Sabes que no puedo permitir que intenten revertir lo que hice...
-Claro que no, lord. Todos sabemos que si el Destino renace, la causalidad se restablecerá.
-Aun peor, caballeros -interrumpió Garlond- La creación del destino rebooteará la continuidad historia. Nuestras vidas cambiarán, y no lo recordaremos. Nunca el Destino habrá muerto; Malkut jamás habrá existido. Los dioses no crearán a Mitra y los 10 no lucharán entre si para restaurarse. Lamuel no conocerá a Sif y tu no existirás, Marak, ni los Borks, ni el Directoriado, ni el Triunvirato. Nuestro Thain no invadirá Osse, no existirá la Confederación, Ulean seguiría aqui... Son demasiadas alteraciones.
-No podemos permitir eso-Sugirió el enano.-Lo lamento por ellos, respeto a Armand y su banda, Pirothesh, pero no podemos permitir que ellos vivan.
Pirothesh cerró los ojos en silencio.
-Lo se, señor. Tengo una estrategia armada... y me gustaría que la considere.
El enano buscó un rastro de falsedad en sus ojos. ¿Realmente traicionaba a sus amigos? ¿Tanto la dominaba el inmenso poder politico que ahora tenía? En sus ojos no había mas que ambición...
-Esta bien, habla, mujer.
domingo, noviembre 06, 2005
La Saga de Andrea Pheldis 8:29 p. m.
dí cuenta que era exactamente ese el que estaba buscando"
Andrea Pheldis
Capitulo I - Parte 2
Del diario de Panteafones
14 de Hecatombeon de 256 según el ciclo de Metatón
Ya hacen dos meses que deje mi hogar y mi familia, mi querida patria Calipos. Alejarme de las comodidades para salir a cumplir mi descabellada y ambociosa aventura está siendo hasta ahora mucho más dificil de lo que me imaginé. Había logrado ganarme un par de monedas con mis pobres dotes de poeta. Las múltiples historias que me había relatado Nimuda eran nuevas para los habitantes de las pequeñas aldeas que cruzaba en mi camino hacia la costa oriental, donde había pleneado abordar un buque esclavista que me levase por lo menos hacia el misterioso Igin. Conservaba yo unos pocos Ases que me había legado mi
18 de Hecatombeon de 256 según el ciclo de Metatón
Me detuvé una noche en la ciudad Equiel, nombrada así tras el dios protector de la polis por supuesto. No tuvé demasiados problemas para ingresar allí, una fuerte alianza había entre Calipos y este lugar, por lo que mi condición (a pesar de no ser la de un ciudadano) estaba protegida. Equiel era un lugar costoso, contrario a lo que uno creería equilibrado en lo más mínimo, donde los barrios se encontraban muy separados por status económicos, conocedor de esto, y tras pedirunas pocas indicaciones a los guardias de la puerta, me encaminé hacia una posada ubicada en un barrio humilde pero seguro. La mano de Ioth debió haber dibujado mi sendero, porque topé azarosamente con un sujeto que corría cargando una pequeña bolsa que, por por el sonido que causaba, debió haber portado monedas. Al verme vestido con mi armadura de cuero y portando mi pulido gladius el hombre me imploró ayuda, evidentemente alguién lo perseguía, y a juzgar por su carga la razón era obvia. La calle estaba bastante desierta en aquella no tardía hora del atardecer. No pude pedir explicaciones antes de que un grupo de cuatro bribones nos rodeasen. Me ví por vez primera en mi vida envuelto en una situación de combate real. Asustado, nervioso, confunido por la rapidez con la que habían sucedido los hechos, tomé mi gladius y me puse en guardia. Uno de los bribones se abalanzó sobre mi blandiendo una daga, el perseguido se hechó al piso protegiendo su dinero, logré esquivar el embate, el bribón pasó de largo y rapidamente le asesté un codazo en la nuca tras lo cual cayó desmayado. Mis movimientos debieron ser más impresionantes de lo que pensaba porque los otros pilluelos retrocedieron unos pasos y luego corrieron en diferentes direcciones. El sujeto que había clamado mi ayuda se incorporó y me sonrió denotando una enorme alegría. Se presentó a si mismo como Pestinov, gran comerciante de caballos y figura respetada en todo Equiel. Era el típico comerciante, gordo, con barba muy a la usanza clásica, pero parecía un hombre en realidad bueno, hasta un poco ingenuote. Tras darme las gracias numerosas veces se retiró corriendo con la misma velocidad que cuando lo estuvieran persiguiendo, mientras yo lo observaba algo confundido, en realidad, había perdido la dirección hacia la cual me dirigía. El bribón que había caído al suelo permanecía todavía inconciente, lo levante sobre mis hombros y me dirigí hacia el que creí era el camino a la posada. Hasta que caí en que estaba totalmente perdido en un laberinto de calles que además asustaban por su tremenda quietud. Caminé mientras las sombras de la noche terminaban de cubrirme, hasta que logré oír varias voces a la distancia. Me asomé y ví una mujer jugando con varios niños en un pequeño patio. Al verme, la dama se llevó las manos a la boca dentando sorpresa, los chicos en cambio corieron hacia mí gritando "Merae! Merae!". Me rodearon mientras saltaban y gritaban ese nombre, obviamente se referían al bribón que yo cargaba. La mujer se aproximó y observó a Merae, con una mano tocó su rostro suavemente al tiempo que su rostro demostraba tristeza. Con pocas palabras me guió hacia el interior de la casa, y me indicó un lecho donde colocar al hombre. La casa era grande pero muy humilde, un suave y tranquilizante aroma dificil de identificar inundaba el ambiente principal. El salón de entrada estaba lleno con mercaderías de diferentes tipos, las que no pude dejar de observar cuando recordé que no había comido en todo el día. Más lejos y oculta a la luz de la lámpara de aceite había una pequeña efigie de Nebel. "Merae es mi hermano" me dijo antes de presentarse, "pero no sabíamos de él desde hace meses". Herada, tal era el nombre de la mujer, Suplicante por supuesto, sin muchas preguntas me invitó a comer un pequeño plato de potage, y luego me indicó una habitación donde podía pasar la noche. Los niños estaban ya dentro de la casa. Sin muchas palabras le agradecí el ofrecimiento y me rescoté en un incomodo lecho, formado mayormente por costales vacios. El día había sido más cansador que los acostumbrados, caí dormido en poco tiempo.
viernes, octubre 28, 2005
Capitulo IX: Sancta sanctorum 10:41 p. m.
La Reina Bork y su Comunidad Bork, por su parte, tomó el núcleo de kraad como su refugio, y usando el campo magnetico del planeta forjó en su interior una burbuja hueca de seis kilómetros de diametro. Enfrió una sección del núcleo con un portal al plano paraelemental del hielo; el metal enfriado sirvió para construir una estructura metalica impenetrable e increiblemente resistente. Un portal al plano elemental del aire permitió mantener la presión y la temperatura confortables (para un bork: 5 grados centigrados). Los escasos falangsterios restantes de la Comunidad Bork se fundieron con la estructura. La ciudad subterranea resultante, más grande que cualquier otra ciudad del inframundo, se denominó DSTCom (Domo SubTerraneo de Comando). Con el tiempo, la comunidad se pasó a llamar los Borks de DeSeTiCom, y posteriormente, Desepticoms.
La guerra de los AutoBorks contra los Desepticoms duró diez largos años, y arrasó con el inframundo. Concluyó cuando Gran Mariscal de los ejercitos uleanicos, Magetrain el Piroclasta, usó su potente conjuro de Cataclismo Sincronico para debilitar a los Desepticoms, y finalmente 555 pudó desactivar a la Reina Bork y convertirse en el monarka de los Borks restantes bajo el nombre 0001. DSTCom pasó a llamarse Zion, la oscura, y permaneció bajo el comando directo de Magetrain, interesando en tener una fortaleza equidistante a todos los puntos de la superficie de Kraad.
Sin embargo, la reina Bork no habia sido purgada totalmente, y parte de su personalidad habia sobrevivido. Se convirtió en una personalidad residual de 0001, y finalmente logró controlarlo. Los Autoborks le declararon la guerra a Ulean. En la batalla de Zion, cientos de barcos etereos y falangsterios combatieron en los calidos mantos del centro de Kraad; pero los autoborks lograron desestabilizar el núcleo magnetico de Zion, que amenazó con destruirse por la intensa presión. Magetrain evacuó Zion, y la guerra pasó a una etapa de superficie. Finalmente, 0001 se sacrificó para destruir a los remanentes de la reina bork, y los autoborks se rindieron y se convirtieron en esclavos de Ulean. Otros asuntos apremiaban en Ulean; el conciliante blanco, un joven mago llamado Maerios Valyant, comenzaba a convertirse en un problema.
Pero Zion resistió la falta de su núcleo magnetico, y no se colapsó. No mucho despues, fue capturada por yikarians y otros miembros de la Federación Osseanica, que habian aprendido de los Daos formas de atravezar la corteza terrestre sin dañarse. El Gran Thain Enor, que en ese momento (1668) estaba invadiendo Osse,
comprendió que una fortaleza en un punto tan crucial del inframundo era una amenaza concreta a sus planes. Asi que contrató a un grupo de diez héroes en los que confiaba plenamente. Seis años atrás, juntos habian derrotado a Metatrón; en ese momento confiaba en estos héroes como en sus mejores amigos.
Estos héroes penetraron en Zion; arrasaron a los yikarian y limpiaron la fortaleza. En pago a este favor, Enor les concedió el derecho a gobernar Zion. Ellos le cambiaron el nombre a la ciudadela; le pusieron simplemente la Cueva. Eran Armand Brankaster, Hitamo, Tharlof Ufrundgurud, Megalreanna, Rusplikinty Hispanianame, Rose Noir, Grana, Casandra, Landon Donovan. Y el fantasma de Zeldon Naer.
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Armand nunca salía de la Cueva. Habia habituado su cuerpo a la enorme presión de 140 gigapascales que habia normalmente en la cueva. Cuando el intangible Zeldon le contó acerca de los planes de Hitamo, a regañadientes arregló el anulador de campo gravitacional que Landon habia instalado dos décadas atrás. Semanas después, la presión rondaba los valores de la superficie y Armand se sentía incomodamente liviano.
La primera en llegar fue Megalreanna. Su cuerpo esencial podía resistir la presión antes de que el anulador se estabilize. A pesar de los años, Armand y Megalreanna seguían teniendo esa confusa mezcla de odio, respecto y confianza. Después de los saludos de rigor, cada cual se instaló en sus aposentos y no se vieron mas que un par de minutos en las semanas siguientes. Los aposentos de Megalreanna seguian intactos, aunque los muebles estaban cubiertos de polvo, y una que otra grieta en las paredes.
Zeldon y Grana llegaron cuando la presión se estabilizó. Armand se dio cuenta como extrañaba a la alegre y jactanciosa Grana, y al firme y anticuado Zeldon. Grana lo retó por haberse aislado tanto, y lo obligó a cantar y bailar con ella, como en los viejos tiempos antes de la guerra y la separación. El diplomatico del grupo, Zeldon logró sacar a la vieja Megalreanna de su corteza de cinismo; los cuatro pasaron un par de días muy entretenidos.
Landon y Casandra llegaron casi juntos. Landon venía con un mal humor de mil demonios, y se dedicó a refaccionar la ingeniería de la cueva. Casandra, por su parte, volvio a su juego de flirteos con Armand, el único al que realmente no podia controlar con su belleza.
Una noche, en la sala de los trofeos,cuando nadie miraba, suspendieron brevemente su histeriqueo.
Tharloff, Hitamo y Rusplikinty se materializaron a la tarde siguiente, luego de una breve parada en valle de nebel para curar heridas y revivir almas perdidas. Rusplikinty estaba muy viejo, aun para un centauro, pero seguia tan testarudo como siempre, y se negó a dejarse atender por Casandra.
En la sala de los cristales, Armand y Tharloff se vieron al día siguiente. Armand revisó los paneles. Hitamo dormía la mona; Rusplikinty meditaba. Casandra revisaba sus viejos diarios; Megalreanna aparentemente daba ordenes telepáticas a sus avatares en los planos exteriores. Grana y Zeldon ayudaban a Landon a reparar una viga quebrada en un terremoto.
-Todo en orden, amigo?
-Asi es, Tharloff. - contestó Armand, sin volverse.
-Tenemos que hablar.
Armand asintió.
-¿Te dijo Zeldon lo que quiere hacer Hitamo, verdad?
-No. Pero el giff es transparente.
-La gente cambia, Armand. Dejalo pasar.
-Nada cambia realmente. Solo se combinan los mismos elementos de formas diferentes.
-Tanta soledad te ha hecho mal.
-No tengo ganas de ver gente.
-Sabes, esperaba que vinieras a visitarme algún vez...
-Tu tampoco bajaste al sotano a verme.
-Bueno, tu sabés que hay cosas que hacer arriba.
-Tienes un pueblo y una familia que cuidar.
-Si no fuera por mi, el enano los hubiera matado a todos.
-No a mi.
-No. Quizas. Armand, basta. Son los recuerdos, verdad?
-Tharloff, no soy tu esposa. Deja la compasión para ella.
-No vas a hacerme enojar por eso, semielfo tonto.
-No soy un semielfo.
-Claro que no. Pero te comportas como uno. Somos humanos, y no vivimos miles de años. Necesitamos otras personas, amigos, amantes, esposas. Mascotas, por lo menos.
-No tengo deseos de ser sociable.
-Basta. Siento un ki acercandose. Pirothess está aquí.
En el anfiteatro, se materializó una figura. Una mujer de intenso pelo oscuro, armada por un estoque dorado. Pirothess I, triunvira de Kalan, nacida Fleur Noir, habia llegado. La reunión podía comenzar.
lunes, octubre 24, 2005
Una noche de mascarada 11:56 a. m.
Joy Valentina Diderot, a sus 23 años, esperaba aun un hombre al que pudiera amar sin enmascararse en una personalidad o una belleza que aun era la suya. Como toda mujer o hombre, le tocaron malos tiempos por vivir. Faltaban años aun para la guerra civil que derrocaría al emperador Phineas IV, pero las continuas guerrilas asolaban el pais. No le faltaron algún escarceo, algun amigo confundido en los pesares de la noche y la soledad, ni tampoco se puede desconocia por completo los placeres de la noche fria y el vino tibio y la sangre caliente. Pero de alguna manera misteriosa que siempre esta presente en toda hembra, conocia una ausencia en su pecho, que no se satisfacia con nada. Un filosofo de un mundo lejano decia que el amor es la busqueda de completitud, de la restauración de la separación arquetipica que habia convertido a El Hombre en macho y hembra.
Para cuando llegó el tiempo de la Mascarada, y las calles se llenaron de lluvia, perfumes y fiestas, ella silenciosamente se desgastaba de un amor a un joven espadachín de la guardia de corps. Julian Nasher D'Andrea, era su nombre, pero los poetas y los amigos lo llamaban Danval. Y Danval era poeta conocido también. Bajo sus rizos castaños y su rostro de marmol aqueo, Danval guardaba un poderoso cerebro y un brazo ágil y fuerte. Como Joy, no desconocía el amor, en particular de aquellas mujeres que como aves de paso surcaban su piel y su vida y sus dientes.
Un poeta sin sufrimientos de amor es menos poeta, se decia Joy, pero Danval (su Julían) rara vez le dirigia la palabra.
Esa noche, en la mascarada, Joy recurrió a sus últimos ahorros que su magro jornal de apotecaria le permitía, y pasó por la casa de su prima, una modista de renombre en los arrabales kalanites. Juntas diseñaron un escotado vestido de Mascarada, provisto de tantas argucias y trampas como una mujer experimentada conoce al vestir.
Esa noche, protegida bajo un falso rostro de papel mache, Joy se encontró con Danval, abrazado este del brazo de una morena celosa de ojos vidriosos. Resentida, Joy busco refugio en las esquinas que nadie visita, y en un umbral desojó vacía su pena, sin una lagríma.
No media hora despues, una fina pero persistente garúa aguó la fiesta, y un figura buscó refugió en el umbral. No era otro que Julián, Julián, mojado y triste como un gato hambriento. Tres nitidas lineas carmesí, paralelas, surcaban su mejilla, la marca de una mujer ofuscada. Joy embriagada de sorpresa y emoción, se dedicó a curarlo luego de la insulsa charla inicial.
Danval, lucido y sin haber probado mas vino que el vino de la desazón, le relató una imaginable historia de traición, celos y pasión no correspondida, de la que salía sospechosamente inocente. Demasiado sensata como para abrigar rechazo o sospecha, Joy terminó su cura y lo escuchó con total confianza. Apenas se conocían de nombre, pero esa noche Joy y Julian terminaron por confesarse los pesares de sus vidas solitarias y frugales.
Quizó el dios de los enamorados que esa noche Joy y Julian vieran juntos el amanecer. Pasada esa noche, la vida y la guerra los separó. Julian termino como comandante de los marciales en el sur, y murió entre guerras y espadas. Joy vivió largos años, terminó por enamorarse de un joven y talentoso mago que nunca terminó por confiar en ella.
-Extraido del diario de viajes de Edain, sirviente de la palma-
viernes, octubre 21, 2005
Capitulo VIII: Ultima ratio regum 9:26 p. m.
En los próximos días en Tera comenzará la feria mundial de 1700, y se esperaba una notable afluencia de visitantes de todas las razas y etnias. Por eso, no llamaba demasiado la atención un enano de mediana edad, vestido con un traje xenoriano y anteojos negros, correctamente peinado y con un bastón de plata. Lo acompañaba una señorita de unos veintidos años, rubia y bella hasta el dolor. Con alguien así a su lado, el enano no recibía ninguna llamada de atención.
Subieron a un carro oficial con el escudo de la Gran Khundidad en su costado, tirado de una cuadriga de hipovenados. Al cruzar la Vie Royale, donde aún estaba intacto el cráter dejado por él casi setenta años atrás, en el semblante del enano se pintó una sonrisa de melancolia. Su acompañante comentó en cerrado khunzug:
-"Ahora es un lugar turistico. Muchos turistas buscan souvenirs del lugar donde terminó la dinastía óntica"
-"Mejor asi. Estaba predicho." -Sonrió el enano- "¿El triunvirato ha hecho algo para revelar la verdad?."
-"No. Dudo que ellos mismos lo sepan. Para la historia, esa noche fueron malignos terroristas los que volaron el palacio real."
-"Son cosas que pasan. ¿Te conté la primera vez que tu abuelo me vio explotar?"
-"¿Cual de ellos? Kayl o el Duque"?
-"Kayl. Para cuando conocía al Duque ya hacia tiempo que habia controlado mis habilidades"
-"Me ha contado muchas historias, alteza, pero me temo que esa en particular no. Pero estamos llegando a los Champs du Victorie"
***
Bajo el misterioso nombre de los Champs du Victorie, el triunviro Evian Nordasil habia creado un parque muy particular. Visto desde afuera, presentaba una serie de glorietas y un rosedal siempre vacío. Pero este rosedal era mucho mas grande por dentro que por fuera, gracias a un habil manejo de espacios extradimensionales perfectamente estables. Los arcos del rosedal daban a bosques enormes, paisajes montañosos y lagos poblados de fauna salvaje, superiores en extensión a toda la ciudad de Tera.
Y lo mejor, la adivinación era automaticamente bloqueada por la complicada topología interplanar del rosedal.
Despues de recorrer las primeras tres glorietas sin penas ni gloria, el enano y su acompañante se encontrarón con un hombre alto y rubio, de tez rojiza, musculoso y cubierto de un kimono dorado. Cubrían sus ojos una placa metalica que parecía incrustarse en su nariz espingada, y no tenia en absoluto orificios para mirar.
-Longodar, viejo aliado mio.
-Su Alteza, mis respetos. Le ofrezco mi mano como saludo y prenda de paz.
-Ha sido un viaje largo, seguramente.
-Nada que no pueda reponerse en algunas horas de descanzo y buen alimento.
-No creo que nuestra anfitriona nos tenga preparado un recibimiento semejante, mi buen Longodar.
-Es una pena.
Despues de caminar algunos metros más, llegaron a un inmenso arco cubierto de rosas blancas y rojas. Un portón de hierro forjado con un emblema del Triunvirato marcaba el jardín posterior como una sala de recreo privada de los Triunviros. No habia guardias. No eran necesarios.
Cuando los tres visitantes se acercaron al portón, este se abrió de par en par, despejando la vista a un paisaje sobrecogedor por su belleza.
La mujer se sorprendió ante el espectaculo. Nada cambió en los frios rostros del enano y el gigante.
-¿Donde estamos? El aire se siente tan... puro.
-Olimpo- Contestó secamente el llamado Longodar.
El enano avanzó con paso firme, siguiendo el sendero con paso firme.
***
-Hace algún tiempo que no visitaba este plano, amada mia.-Dijo Garlond.
-Arvandor es un lugar maravilloso, aun en este reino privado. - Contestó Pietra.
-El enano va a llegar tarde.- Comentó Pirotesh
-El tiempo es esquivo en los planos- Replicó Marak.
Por la vera del camino apareció la figura del enano, su secretaria y el rubio Longodar. A paso firme llegaron al anfiteatro natural. Cuatro sátiros se inclinaron respetuosamente al acercarse y les acercaron firmes. De acuerdo al protocolo, uno de los sátiros los anunció.
-Kurkemenal, Shirokoron, Heredero de la Llama Dorada, Caduceo del Rayo y el Fuego, Parangón de los Dragones, Principe Dorado, Longodar Van-Hausen, Charizar!
El dragón saludó con una inclinación a los presentes y tomó asiento.
-El Azote de los Queurianos, Señor de las Cinco Barbas, Director de las Tres Montañas de Guerra, Monarca del Inframundo y Asesino de los Drows, Señor de Kokav, Gran Duque de Balas Kaladron, Conquistador de Feltia, Gran Señor de las Amazonas, Portador de Terminal Blade, Heredero de Arthakevox y Kevox, Gran Thain de Todos los Enanos, Enor I de Xabrax!
miércoles, octubre 19, 2005
Encuentro! Lisandro contra Mandramas 12:22 a. m.
(Inspirado en una idea de Joakin)
Resulta que estaba esa noche Lisandro acostado, abrazado a su termo multifacético cuando siente un ruido desde la calle.
- "HA! Ruidos inferiores!" le dice Lisandro a su amado termo, demostrando una vez más su cualidad para diferenciar lo inferior de lo superior , el termo asiente tras un sonido como el de alguién que traga un liquido através de una bombilla. Lisandro sigue echado ahí en la cama mientras ve el Canal del Rol en el que pasaban la novela llamada "El Dadofilo", que solo podía emitirse a altas horas de la madrugada por razones de fuerza mayor, entonces le comenta
a su termo:
- "Ves lo que te digo, Termi" (asi se llama el termo), "al Dadofilo no le convenía meterse con el dado de cuatro, ahora puede ir en cana por pedofilo".
Termi asiente:
- "Fshhhh-fshhhhh".
Lisandro esta muy concentrado, hasta que otro ruido desde la calle lo sobresalta. Se incorporá, Termi se asusta y se viste.
- "Fshhhh-fshhhh", exclama mientras se pone su tapa.
- "Noooo", responde Lisandro, "Mandramas está afuera?!"
Nuestro querido Master se incorpora ahora algo intrigado y se dirige en silencio al balcón. No observa nada en la calle, pero todavía, en silencio camina y agarra su bokutoh, Termi lo sigue, y agarra su arma de elección: el sacamocho. Juntos descienden en silencio y salen a la calle. Todo está a oscuras y en silencio, solo unas pocas luces iluminan la calle. Termi adopta su posición de vigilancia en la puerta mientras Lisandro se adentra a las tinieblas a explorar.
- “Fshhhh-fshhhh!!!” Exclama Termi fuertemente a tiempo que señala con la punta de la bombilla a la derecha. Lisandro se vuelva y observa la indicación de su amigo, entonces siente el ruido de el vacio que absorve el aire provenir de esta dirección, sapiente de lo que sucede sujeta fuertemente su bokutoh en posición defensiva, justo a tiempo para evitar el impacto directo de la Terminal Blade.
- “Mandramas”. Exclama nuestro DM, casi susrrando pero denotando gran seguridad.
Desde las penurias, aparecen primero los brillosos ojos de Mandramas primero, su expresión es seria y demuestra ira. Su figura se acerca aún más al Master, en la luz Termi puede ver ahora la opulenta armadura del hechicero que una vez quiso ser dios.
- “Lisandro”. Responde Mandramas con un tono más elevado.
Los contrinacantes se observan por un momento, sus miradas frías parecen intentar voltearse la una a la otra mientras continuan forcejeando con sus armas. Termi se adelanta en silencio tras cerrar la puerta de casa. Mandramas siente el sonido y observa. Entonces Lisandro, aprovechando el momento de confusión de su enemigo hace gira el arma mientras se vuelve unos pasos hacia atrás y tras un feróz mandoble asesta un golpe en la nuca al hechicero. Mandramas se desestabiliza, tambalea mientras retrocede pero logra reincorporarse antes de desvanecerse.
- “Termi!!!” Exclama sorprendido Mandramas. “Te prometo que esta vez tu termo no te salvará, Lisandro!” Agrega con la voz llena de ira. Termi mientras tanto se aproxima y se planta junto al Master.
- “Fshhhh-fshhhhh!” Responde Termi expresando una total autoridad.
- “Eso es cierto, Mandramas”. Añade Lisandro. “Pero tu no podías saberlo”.
- “Mentiraaaaa!!!” Grita Mandramas. “Dí lo que quieras. No escaparás esta vez!”
Mandramas sujeta a Terminal Blade con ambas manos, y se lanza en carga contra Lisandro.
- “Apartate Termi. Esta pelea es mía!” Resuelve Su Deminencia. Pero Termi esta decidido a combatir hasta el final. Lisandro se pone a la defensiva, esperando detener el embate, pero Mandramas es más listo, adivina los movimientos de su rival y en lugar de atacarlo directamente golpea el piso bajo los pies de nuestros héroes, causando que Terminal Blade absorva toda la calle de la cuadra. Termi utiliza su habilidad “pajilla helicóptero” haciendo girar esta para que lo haga volar, Lisandro intenta hacer lo mismo con su cabeza, pero le es imposible y cae en las alcantarillas.
- “HAHAHAHAHAHAHA!!!” Rie maleficamente Mandramas que está volando gracias a alguno de los miles de conjuros que lo deben ayudar a esto. “No necesito asesinarte, si puedo ponerte fuera de combate. Y ahora que ya no puedes detenerme, solo tengo que ir a tu pieza y buscar lo que vine a llevarme desde un primer momento... EL LIBRO DE KRAAD!”
Lisandro y Termi escuchan anonadados – dados – dados las palabras de su enemigo.
- “Ahora entiendo”. Exclama Lisandro. “Tu objetivo no era yo, sino EL LIBRO DE KRAAD!”
- “Fshhhhhh-fshhhhh... EL LIBRO DE KRAAD!” Dice Termi, también muy sorprendido.
Lisandro intenta salir de las alcantarillas sin éxito, Mandramas mientras tanto vuela hasta su casa y se dirige hacia su habitación.
- “Termi!” Grita Lisandro llamado a su plástico amigo, este acude pero no tiene fuerzas para sacarlo. “No importa.” Dice Lisandro. “No tenemos tiempo para contactar a Los Vagos. Termi, tendrás que encargarte tu de detener a Mandramas el tiempo suficiente para que yo logre salir de aquí. Pero ten cuidado y no hagas ninguna locura, solo entretenlo el tiempo suficiente, yo procuraré no tardar mucho.”
Asustado, pero sorprendido, Termi se encamina al enfrentamiento. Al llegar a la habitación encuentra a Mandramas revolviendo todo el lugar.
- “Que no puede tener las cosas un poquito acomodadas!” Exclama el mago, casi para sus adentros.
Termi sabe que a Mandramas le costará encontrar el fruto de su busqueda, aún así se acerca silenciosamente y le asesta un fuerte sacamochazo en la nuca.
- “AAAAARRRRRRGHHHHHHHHHHHH!!!” Grita Mandramas mientras se sujeta la cabeza, entonces Termi ejecuta un zancadillear con su arma y barre a Mandramas que cae al piso. El hechicero se vuelve y observa a su cilindrico rival mirandolo, pequeño pero con expresión decidida.
- “Fshhhhhh-fshhhhh!” Agita Termi, provocando que la ira de su enemigo se incremente.
- “Maldito Termi!” Exclama Mandramas. “Debí encargarme de tí hace mucho tiempo.”
Mandramas desenfunda a Terminal Blade y asesta un golpe que Termi apenas logra esquivar. El termo retrocede e intenta asestarle un golpe pero Mandramas detiene el ataque con su espada. El hechicero sonrie y grita: “Bajar agua”, Termi siente como un fuerte calor lo invade, entonces comienza a sentir como el liquido de su cuerpo comienza a evaporarse, intenta volverse para escapar pero es muy trade y cae al suelo desvanecido. Justo en ese momento llega Lisandro para obsrevar los últimos momentos de lo ocurrido.
- “Se acabó Mandramas. Ahora es personal!” Exclama el DM un instante antes de lanzarse contra el mago. Lisandro asesta una fuerte embestida que su contrincante no puede evitar, arrojandolo por la puerta que da a ese sacha-balcón en su pieza, y hacia abajo. Mandramas cae de espaldas, totalmente adolorido observa a Lisandro a punto de saltar sobre él con la punta de su arma para dar la bokutada final.
- “Esto no ha terminado!” Clama Mandramas, al tiempo que su cuerpo comienza a brillar, hasta desaparecer.
- “Cobarde”. Piensa Lisandro. Entonces se vuleve y recoge a Termi del piso, se dirige con el al baño y lo carga con agua caliente. El termo recupera pronto su vivo color, aunque continúa muy debil.
- “Fs...-fshhh...” Intenta preguntar, pero Lisandro lo interrumpe.
- “Tranquilo, has hecho mucho por hoy. Ahora debes descansar.”
Calmado pero bastante confundido, nuestro DM desciende hasta la cocina pregunatndose para que querría Mandramas el libro de Kraad. No ha terminado de bajar las escalera cuando siente un grito proveniente desde afuera.
- “Lisaaandroooooo!!! Soy Joakiiiiiin... abrimeeeeeee! Necesito ayudaaaa!!!
Continuará...
sábado, octubre 15, 2005
Capitulo VII: Ius Gladii 12:34 p. m.
Por eso, tanto Hitamo como Joshep giraron en silencio, sin quitarse los ojos de encima. Girando lentamente en circulos, se miraban a los ojos y a las manos. La enorme mano gris de Hitamo aferraba con fuerza la tsuka de Masamune. Joshep, en cambio, apenas tenía dos dedos sobre la tsuba de su katana Kibosaiga.
La luna, paciente iluminaba el duelo. Hacia dos minutos que ambos oponentes se media mutuamente. Hitamo se dio cuenta de que Joshep era condenadamente habil. Sus músculos se tensaban y relajaban en cada paso. Hacia pequeños movimientos sin motivo,y parecia tener un par de ticks nerviosos. Ceraba los ojos, chasqueaba los dedos, torcia los labios y parpadeaba.
Pero su mirada asesina permanecía tan firme como siempre, vacia de toda ansiedad y pasión.
Para Tharloff, que sabia que hitamo no le dejaría intervenir, la escena se desarrollaba en camara lenta. Parecia sentir atras suyo un coro de voces que susurraban en nihongo.
Hitamo dio un fuerte pisotón; el tembror hizo tambalear a Josh, y masamune cortó el aire. No fue suficientemente rápido; Joshep se dejo caer hacia atrás y aterrizo en su mano izquierda esquivando el corte. Pero en vez de retroceder, piso sobre masamune y la muñeca de hitamo y saltó sobre este, desenfundando a Kibosaiga.
Hitamo bufó y agarró el tobillo de Joshep sobre su hombre. Frenó la espada y la alzó. Kibosaiga descendió en lateral; los aceros se cruzaron. Un limpido sonido metalico y luego un crujir de huesos.
Joshep sintió que le habian quebrado el tobillo. Un certero puntapie en el ojo del giff. Este soltó a su presa y aferró la espada. Josh cayó con su pierna sana y esperó, en la pose de la grulla.
Con la mitad de su campo visual teñido de rojo, Hitamo aferro su espada con las dos manos y preparó un mitsuken. Hundió la espada en la tierra, dio dos pasos y la levantó, justo sobre el pie de su enemigo. Josh advirtió la maniobra, y saltó en el aire. Era inutil intentar parar un ataque tan potente.
Durante un breve segundo, Tharloff vio al asesino volando sobre el giff. La luz de la luna hacia un hermoso contraste sobre las figuras. Ambas espadas brillaban, Masamune arqueada sobre el giff en la parte final del mandoble, arrastrando consigo arena; Kibosaiga apuntando al esternon del kensai con presición quirurgica.
Josh falló su carga aerea, y el giff le pegó un codazo en las costillas, demasiado cerca para la espada. El hitokiri cayó con estrepido y sin perder un segundo cortó con la punta de la espada el talón de aquiles de su enemigo, duro como un cable de acero. El bramido del hengeyokai retumbó, y este cayo estrepitosamente. Ambos giraron sobre sus piernas sanas y se levantaron, mirandose a los ojos nuevamente.
Cada uno tenía una pierna lastimada; Hitamo tenía un ojo lastimado y Joshep un par de costillas. Pero Joshep podia volar por los aires con una sola piernas, mientras que el kensai tendría que pelea arrodillado.
Joshep cargó con un gatotsu, pero el giff bloqueo la estocada con su espada y la saya en cruz, y despues le aplicó un feróz cabezaso al pecho. Una maniobra de sumotori, para despues dejarse caer sobre Joshep. Doscientos treinta kilos de peso descargados sobre el estomago de Joshep, y este seguía sonriendo desafiante. Con su mano libre, realizó una maniobra de acupuntura e inutilizó el brazo izquierdo del giff.
El giff resopló. Joshep estaba muy herido, y él tambien. Con una solo brazo y una sola pierna, la proxima vez que ataque perdería el equilibrio definitivamente y caeria. Con una mano sola mano y todo su peso, era imposible que se levante a tiempo.
Pero Joshep también estaba muy herido. Probablemente le había reventado el hígado con el cabezaso y la toma de sumotori. Nada que un suplicante no pueda reparar, pero la batalla no podía durar mucho mas. Era el último ataque de ambos, un momento llamado kandori; cuando ambos combatientes están al limite de sus fuerzas, listos para matar o morir. Cuando el bushido alcanza el límite, cuando el cuerpo olvida el dolor y el placer, cuando la perdida de sangre y la adrenalina limpian la mente de cualquier cosa que no sean los puros movimientos de la esgrima.
Joshep Summers comenzó a reir estrepitosamente. Con un solo pie, saltó con gracia felina, en un arco por encima de su enemigo, sin ponerse al alcance de su espada. En el aire, sus facciones cambiaron.
Sus ojos se llenaron de luz dorada y palpitantes. Afiladas y babosas espinas surgieron de sus mejillas. De sus nudillos. De sus hombros. De sus costillas y sus omoplatos y su mentón y sus rodillas y sus caderas. Su piel se agrietó, se coloreó, se deformó.
Una oleada de presión inundó a Hitamo. En el aire, flotando Joshep lo miraba detrás de una mascara deforme de piel y huesos. Karma multicolor destrozaba el suelo; los arboles se inclinaban y quebraban, las rocas se partían.
Pero Hitamo era demasiado masivo para ser derribado, aun por una presión semejante.
Joshep toma a Kibosaiga con ambas manos en la pose del halcón, listo para un men fulminante sobre el giff arodillado. Sus movimientos era lentos, precisos. Estaba acumulando karma.
Hitamo sonrió.
Joshep descargo su mandoble, lenta pero preciso. Masamune y Kibosaiga chocarón. Ahora solo era una competencia de pura fuerza. Con una sola mano, Hitamo soportaba la fuerza de ambos brazos de Joshep. Pero lentamente la hoja se fue acercando al cuello del Giff.
Un intantaneo reflejo de luz cruzó el aire, y la sangre se derramó con fuerza sobre el suelo. Joshep miró desconcertado; le faltaban su dos manos, amputadas en dos muñones. Hitamo perdió definitivamente el equilibrio y cayó a tierra boca abajo.
En la mano izquierda tenia a Muramasa, su katana asesina invisible, bañada en sangre.
-Su brazo izquierdo... estaba inmovilizado!
-Eso fingí. ¿Crees que puedes dejarme lisiado con un truco tan viejo?
Sobre su pie firme, Hitamo se levantó, sucio y sonriente como un semidios triunfante. Joshep habia recuperado su forma original, y lo miraba aterrado.
-Tu vida termina ahora, asesino!
Un sonido distrajo al kensai, que se dio vuelta a tiempo para ver una enorme bola de magmor venir hacia él a velocidades relativistas. No, no era una. Eran seis, veinte, cincuenta bolas de magmor que impactaron su cuerpo una y otra vez, y lo dejaron noqueado contra el suelo.
-Gracias
-No te molestes. He oido lo que has hecho.
-No se puede pasar mil dias en el limbo sin que te deje marcas para toda la vida.
-Es suficiente. Estos vendajes evitarán que te desangres, pero ningún sacerdote nos curaría una herida semejante. No a nosotros, carne maldita. Tu carrera como hitokiri ha terminado.
-Hmm. Quizás. Dejame matarlo, a él, al centauro y al bárbaro.
-No. Los tres son hombres valerosos, y nunca hubiera podido derrotarlos si no los hubiera atacado por la espalda, quebrando todo honor y justicia. Dejalos en paz y vamonos. Despues de esta noche, no volveremos a vernos, hermano.
-Como prefieras.
Antes de irse, tomó a Kibosaiga, aún aferrada por dos manos que se marchitaban. Y la quebró con su mano desnuda. Un humo blanco se despidió de su hoja, y luego la empuñadura comenzó a sangrar.
La sangre de todas sus victimas. Ahora podrán revivirlas o dejarlas persistir en los planos superiores como esencias peticionarias.
viernes, octubre 14, 2005
La Saga de Andrea Pheldis 5:57 p. m.
no puedo lograr que me encuentren"
Andrea Pheldis
Capitulo I - Parte 1
Del diario de Panteafones
Tenía yo un esclavo, un osseano de piel oscura y tersa, me superaba en edad por apenas unos pocos años, era grande y parecía más fuerte que mucho de nuestros mejores gladiadores y mirmidones. El osseano de nombre Nimuda era en realidad un hombre sabio, que había cambiado su libertad por el estudio de nuestras leyes y costumbres occidentales. Aunque es cierto que en un primer momento mis ancestros se rieron de la tonta propuesta, cambiaron pronto su parecer al presenciar solo algunas de las habilidades del foraneo.
15 de Elafebolion de 250 según el ciclo de Metatón
8 de Gamelión de 253 según el ciclo de Metatón
La fascinación que Nimuda sentía por las lejanas tierras orientales era gigantesca y extraña. Hablaba de Entlis como un lugar al que ya conocía pero que a la vez quería descubrir, desde su árido sur hasta su gelido norte, las salvajes llanuras centrales, el sombrío valle de las sombras, la cálida planicie de la luz, el surgiente imperio del sol naciente, los mares glaciales plagados por los brutales normandos, las fascinantes ciudades de los elfos Noldors, y así.
30 de Boedromion de 253 según el ciclo de Metatón
Cuando había cumplido mis veinte años yo era todavía un joven lleno de vida, soñador como el aventurero más novato, animado a tomar cualquier rumbo desconocido por el solo afán de descubrir nuevos misterios, leyendas de ciudades ocultas y tesoros perdidos.
Claro era que lo que más tarde mis hermanos nombrarían "era de mitos y leyendas", la ahora antigua Endomonia, tenía una enorme gama de historias de este tipo. Cuando yo había nacido el imperio Endomónico ya era viejo, pronto a desaparecer tras sucesivas guerras y nuevos reinos y naciones.
Nimuda me había transmitido algo a mí, deslumbramiento, atracción, fanatismo... el deseo de conocer, no solo aquella tierra distante sino todo aquello alejado de el grupo de ciudades-estado que formaba la liga Endomónica, más allá de nuestros dioses y héroes, nuestra gloriosa filosofía y apasionantes tragedias. Yo, un joven mirmidon,
era poco lo que podía esperar a alcanzar en una era en la que los días de gloria no eran sino recuerdos de un pasado mágico, que emocionaría al más versado de los poetas, y daría envidia al más osado de los trotamundos. Fué así como me decidí: si en realidad quería conocer el mundo, saciar mi sed de curiosidad y aventura, era otro mi destino.
Era muy común entre nosotros, los mirmidones, intentar imitar los pasos de nuestro mayor héroe, Demetrio, sin ninguna razón más que ilusionarnos con convertirnos el mejor luchador que jamás haya existido, talvés fuese por la influencia que Nimuda tuvo en mi que sabía que esta ilusión no era sino un sueño destinado a morir, seguir los pasos de alquien para alcanzar la gloria no funcionaría. Debía abrirme mi propio camino, talvéz no fuese fama eterna lo que encontraría en él, pero tenía el coraje y la sabiduría para no negarme a mi mismo el intento.
jueves, octubre 13, 2005
Lisandro, dos cosas... 12:53 a. m.
1- Por Iot, editá el post de JP que no se, parece que le agarró epilepsia al texto.
2- No se puede postear ni ver comentarios en el refugio de Lamuer, dice "Not found... etc.". Esto pasa en la casa de Joakin también.
3- (Ah! Perdón, eran tres, no dos) Que carajo es eso!!! Un nuevo juego de mesa tipo estratégia de Kraad? Ya hiciste las tarjetitas? Cómo que hay una opción de random map? Que si queremos jugar y decimos (con voz de Joakin): "ehhh, hagamo' un random ma'" hay que ponerse a dibujarlo? O acaso es un juego de mentirita que se te dió por inventar las reglas? (Baaaahhhhh!!!) Bueno, no importa, apurá con el chapter VII. Nos vemos.
miércoles, octubre 12, 2005
Parte 1: el reencuentro 11:35 p. m.
Estaba mas loco que de costumbre. Un par de años después de haber leído una historia bastante cómica en el blogspot de Kraad, donde su viejo amigo Kiwi lo convertía en protagonista de una descabellada aventura, el “joven Elfo” había decidido mover su base de operaciones a las heladas tierras del hemisferio norte, confiando que con el tiempo y meditando religiosamente para entrar en comunión con los muertos, la realidad se pondría a su favor y cumpliría finalmente su tan anhelado deseo de ir a Kraad. Lo que no esperaba, ciertamente, era que de hecho, algo extraño estaba apunto de acontecer esa helada noche del 1º de diciembre de 2012.
Mientras Juan Pablo apuraba un trago de wisky por el gaznate, tocaron a la puerta. Se detuvo en seco, pues no esperaba a nadie y le pareció muy extraño recibir visitas a altas horas de la noche; en especial porque no tenia amigos ni conocidos en Groenlandia. Se levanto de su sillón y con paso vacilante se acerco a la puerta, no sin antes armarse con su vieja “chien” para defenderse en caso de que fueran ladrones. Mas, grande fue su sorpresa cuando reconoció la voz que lo llamaba del otro lado de la puerta, “una presencia que no sentía desde...”
-Dale, elfo estúpido- grito Lisandro- que nos tamos cagando de friOOOO!!!!
El artista abrió apresuradamente la puerta y su corazón se colmo de una infinita alegría. Allí estaban todos sus amigos: Lisandro, por supuesto, Kiwi, el Ojo, Joaquín y el Checho. Habían pasado muchos años desde la ultima vez que se vieran y no pudieron mantenerse en contacto pues desde la 3º guerra mundial en 2008, la internet se había caído y cuando trataron de reestablecerla, todas las casillas de correo se habían borrado (aparte que también se hicieron aca todos los satélites de comunicación... mencione que el mundo estaba al borde del caos y que había cielos rojos? ¿no? Sorry).
Los años habían sido bastante clementes con todos, salvo el Ojo que ostentaba mas canas que de costumbre y aparentaba estar en su estado definitivo de amargura. Pero todos parecían bastante animados. “La compañía finalmente se ha reunido” pensó Juan Pablo para sus adentros.
-Pasen, che- dijo el Elfo tratando de contener la emoción- Que pingo hacen ACA??!!!
-Ya te vamos a explicar.- dijo el Kiwi mientras lo abrazaba- Que hace culiao?!
Luego de abrazarse y saludarse emocionadamente con todos, el Elfo los invito a sentarse donde pudieran. La cama tenia bastante espacio y tres podían sentarse sin mucho problema en el sillón. Juan Pablo se disculpo pues no tenia mucho para convidarles, pero el Checho abrió una enorme valija donde había traído muchos porrones, papitas y “ganja”. Esa sería una noche para recordar.
Mientras festejaban el reencuentro, el pintor se actualizo sobre la vida de sus viejos compañeros de aventuras. Lisandro, su viejo DM, luego de la 3º guerra, había creado un nuevo SO, Altemit, que había restaurado pocos años antes el viejo sistema planetario de comunicaciones. De esta forma, se apoderó del monopolio de Bill Gates y así se convirtió en el hombre mas rico del planeta (por supuesto, el había bancado a todos el viaje a Groenlandia en un inusitado ataque de ultra generosidad). El Ojo no había tenido tanta suerte. Luego de muchos años creyendo que sus días terminarían vinagrosos y solitarios, se reencontró con una vieja conocida: Catalina. Después de unas 3 o 5 citas, se enamoraron y se casaron. “Con razón las canas verdes y la cara de vinagre” pensó Juan Pablo y contuvo con dificultad una sarcástica carcajada.
El Checho tenia un laburo muy prospero como psicólogo... de mascotas!!! Durante un tiempo pareció que había superado la perdida de la simpática cachorrita que le regalara el Perro Ramos. Cuando cumplió los 26 años, comenzó a trabajar sobre una tesis de postgrado que le hubiera garantizado un premio Nóbel: intento comprender la mente femenina. Esta, lamentablemente, era una tarea titánica que ni siquiera el pudo alcanzar. Se volvió loco y durante un año y medio estuvo internado en un hospicio. Cuando salió, descubrió que podía comunicarse empaticamente con las mascotas. Esta habilidad la había obtenido de los pocos logros de su investigación combinados con su locura, el recuerdo latente de la cachorrita Tanga... y de los poderes mentales que había recibido cuando le cayo un rayo en su estadía en el asilo para locos (¡¿?!!!). Con el tiempo, aprendió a dominar sus habilidades y así fue que puso su consultorio para tratar animales abusados y perturbados mentalmente. Todo un éxito.
Joaquín había seguido dando muchas vueltas con la Mariel, sin llegar nunca a una relación estable. Llego incluso a probar con otras mujeres. De pronto, un día, comprendió que lo que tanto había buscado estaba en el jardín de su hogar. Durante una jornada de carnaval, volviendo a su acogedor hogar (que ahora contaba con tres pisos mas, ascensor, helipuerto y pista de baile donde Mocman realizaba sus tan famosas “orgías”) encontró su antiguo amor, Gabriela, esperándolo en el patio (y yo que dije?). Después de charlar durante 2 horas, decidieron casarse. La fiesta fue muy emotiva y todos fueron invitados disfrutar del pantagruesco banquete que se realizo una cálida noche de verano. Al mes siguiente, Joaquín y la Gaby se divorciaron (esta vez para siempre). Destruido por su fracaso amoroso, Moc se mudo a Buenos Aires donde intento jugar en un club de la B. Pero, ante la falta de sangre que ponía en los partidos, los dirigentes lo descartaron. Así fue que se encontró con Lisandro (que justo lo estaba buscando) y llego junto con el grupo a Groenlandia.
Finalmente, el Kiwi se había convertido en un gran director de cine. Pero, luego de ganar el oscar a mejor película extranjera, se volvió loco y le declaro la guerra a Hollywood. Durante 40 días y 50 noches, el soleado estado de California se baño con la sangre de los miles de actores, directores, productores, etc. de una industria en decadencia que había perdido todo rastro de imaginación y se dedicaba a hacer remakes y secuelas únicamente (“Terminator 7: la venganza de Edward Furlong” había estado durante dos meses en cartel sin bajar la taquilla, hecho que compondría uno de los catalizadores de la locura del Ovejero). Cuando hubo ganado la guerra, Kiwi, alentado por su hermana Verito quien era su general, de paso luchó contra las fuerzas armadas norteamericanas. Si bien no ganó el enfrentamiento, su abnegada pasión por la lucha brindo un excepcional ejemplo a los demás países. Este fue, por lo tanto, el origen de la 3º guerra mundial (aha, uds. creían que el causante era Bush o Bin Laden? Tontos!!!).
Cuando la charla termino y la cerveza se acabo, un profundo silencio invadió la habitación. Reinaba en el lugar una calidez armoniosa que rechazaba con fuerza al cruento invierno norteño que intentaba colarse por la ventana. Antes de que Juan Pablo pudiera preguntar nada, Lisandro se levantó y lo intercepto con una mirada profunda e irreconocible; la mirada de alguien que ha vista el abismo y este le ha devuelto la mirada. Todos los amigos se paralizaron de pronto y se prepararon para escuchar lo que el Master tenia para decirles. Entonces Lis abrió su valija, de donde saco un pequeño ventilador de mano, lo encendió y dijo:
-Elfo (voz de Lisandro haciendo de Telferas) la razón por la que hemos venido aquí es para revelarte una verdad que podría destruir al mundo, pero que será dicha solamente aquí, esta noche, para nuestros oídos: una portal a Kraad se abrirá la medianoche del 26 de diciembre. Lo que el Kiwi predijo era cierto.
Juan Pablo observo a Lisandro estupefacto, sin poder comprender la emoción que crecía en su interior. Luego de posar su mirada incrédula en el rostro sonriente de sus amigos, volvió a mirar al DM y en un suave murmullo, articulo la única palabra que se le ocurrió- Guot?
-Eso no es todo- replico Lisandro- sabemos donde sucederá. El evento ocurrirá a los pies del Hombre Largo en Wilmington, Sussex. En Inglaterra.
Durante unos segundos hubo un silencio mortecino. Entonces el elfo volvió a hablar –Guot? Lo mas obvio hubiera sido que digas Stonehenge, y sin embargo esto no deja de ser obvio. E un plagio a Neil Gaiman!!!!
Next: chapter 2 and finale
lunes, octubre 10, 2005
Propuesta del Master 4:22 p. m.
Que el fin de semana que viene nos reencontremos con nuestros amigos los dados y hagamos el siempre comentado y nunca realizado duelo:
DIRAND vs HITAMO!
es cuestión de rebuscar entre viejas fichas y ajustarles un poco el nivel, y se pueden dar de lo lindo y terminar con el viejo mito de quien es mejor!
Ya que estamos, si alguien mas quiere determinar la vieja supremacía de algun personaje contra otro (que se yo, Starscream vs Magetrain, Lamuel vs Garlond, Rusplikinty vs Joshep, etc)podemos hacer los duelos en la previa, mientras los combatientes se preparan.
Espero que ambos personajes hagan aparición en los comments con sus declaraciones previas (tipo: "Lo voy a reducir a un guiñapo sanguiñoliento")
Aqui un comisionado de Nevada me recuerda que la pelea no va a poder ser por el titulo, porque son de pesos diferentes: Dirand es peso medio y Hitamo es superpesado (en todo sentido!)
De todas maneras, compren sus entradas y confirmen sus presencias.
jueves, octubre 06, 2005
Capitulo VI: Vindictam ego retribuam 4:09 a. m.
Suspiro. Deseó que Manwe lo hubiera matado en vez de arrancarle el brazo, en aquella batalla años atras, antes de la Guerra. Los viejos morimos para que vivan los jovenes, pero en su caso parecía al revés. Cuantos de sus hijos, de sus discipulos, habían muerto en los últimos veinte años, mientras que él, que se merecía un descanso, seguía fatigando la infelicidad?
Rusplikinty llegó a lo que parecía una plaza o quizas un mercado; un espacio de arena en medio del pasto. Habia mierda seca, y agujeros en el piso, lo que sugeria carros, actividad y mercaderes.
Pero era de madrugada, casi al amanecer, y la plaza estaba desahabitada. Salvo por un hombre corpulento, dormido acurrucado, con la cabeza sobre una piedra.
Rusplikinty reconoció la espalda, sintió la sangre recorrer las venas de su cuello, su gran corazón equino retumbar con fuerza. Concentró su karma en una bola ignea, y la arrojó.
De alguna manera esperaba que Joshep saltara, o parará el bólido con el revés de la mano, sin darse vuelta, o se lo devolviera con un soplido. Nada de eso ocurrió. El bólido explotó sobre el adversario dormido. Le llegó el olor de la sangre, mientras el polvo y el humo no le dejaban ver que habia pasado. ¿Se había confundido? ¿Había matado a un pobre inocente? El centauro se quedó paralizado.
El polvo se dispersó. No era un inocente; Joshep lo miraba con su expresión mezclada de vago reconocimiento, diversión y confusión. El bólido lo habia herido, pero no parecia sentir dolor; tenia la cara con sangre, el ojo izquierdo cerrado; una herida profunda le recorría la mejilla y el mentón. Su ojo derecho, castaño e inyectado de sangre como un adicto al soma, temblaba.
-¿Rusplikinty? Viejo centauro, lo que son las cosas que la vida nos trae cuando no suponemos que nada mas puede pasar.
Rusplikinty sacudió la cabeza. Esta persona no era quién habia compartido sus aventuras siete décadas atrás. Era el asesino de su nieta. La katana en su costado era elocuente.
-Joshep, he venido a matarte. Ojo por ojo, sangre por sangre.
Sin perder tiempo, Rusplikinty se convirtió en supervirtumante. Joshep no reaccionó; ahora parecia definitivamente divertido. Menelgroth había dicho que los Summers no deberían volver a usar sus habilidades de karmigero, porque serían facilmente rastreados por los demonios. Por lo visto, Joshep habia adquirido otras habilidades.
Los karmigeros nunca suelen usar sus mejores técnicas en el primer ataque, generalmente porque al hacerlo quedan practicamente descargados e indefensos. Si es posible eliminar a un enemigo con algunos golpes rápidos y débiles, es mejor hacerlo.
Rusp comenzó con los históricos ataques de puños y cascos, que Joshep esquivó. Rusp se puso en guardia peró el contrataque no vino, solo una amplia sonrisa de loco.
Rusp se enfadó. Un doble gran ataque de puños; pero Josh paró uno con el mango de la katana y el otro con la vaina.
Josh sonrió; sus ojos enrojecidos. Y repentinamente, un cabezazo; una patada en el cuello, y Rusp quedó doblado en el piso. Un nuevo puntapié en el diafragma lo dejó sin aire.
No habia karma en sus ataques; puro Shodo y artes defensivas del Kenjutsu. Rusp sonrió.
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Tharloff y Hitamo miraba desde el matorral cercano. Un breve bang sónico y Rusplikinty desapareció; ahora se movia a la velocidad de la luz. Joshep miró a uno y otro lado, confundido, mientras se disipaba el polvo.
Ningún ser humano es capaz de ver a una criatura que se mueve a una velocidad cercana a la de la luz. Ni siquiera otro karmigero moviendose a esa velocidad, como Tharloff.
Pero al hacerlo se generan perturbaciones gravitacionales que pueden ser percibidas por un karmigero suficientemente acelerado, con toda la kinestencia de su cuerpo, no con sus ojos u oidos. Tharloff sentia la perturbación que generaba su maestro, moviendose en circulos alrededor del confundido joshep.
A esa velocidad, el karmigero estaba practicamente en fase, intangible, y por lo tanto no provocaba estallidos sonicos, ni se quemaba por la fricción del cuerpo. El karma, por otro lado, no es lo suficientemente rápido para ser detectado.
No había chances de que un mero kensai, moviendose a velocidad normal, pudiese ver a Rusplinkinty.
-¿Que sucede?. No veo nada- Preguntó Hitamo, prendiendo su cigarro.
-Rusp está tratando evaluando a Joshep. Imagino que intenta prolongar la pelea.
-Hmm. Está fingiendo.
-¿Joshep? ¿Crees que conserva sus poderes de karmigero?
-Rusp es un karmigero. Cuando quieren evaluar el poder de un oponente, miden su karma. Nosotros, los kensais, miramos los ojos del oponente. Joshep es un kensai que fue karmigero; sabe como piensan los karmigeros. Y lo está metiendo en una trampa.
Tharloff dudó en silencio.
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Rusp meditó sobre la posibilidad de usar su Campo de Energía; pero no tenía sentido. No era vengativo, pero no queria simplemente vaporizar a su oponente. Los sentimientos de odio y minucioso deseo de tortura lo confundían.
En uno de las miles de vueltas, miro los ojos del asesino, y vio la sombra de algo que conocía.
Y atacó.
Una carga relativista. La aceleración cegaba sus ojos, se movia solo por su visión de karma.
Pero tres nanosegundo antes, el aura de karma de Joshep desapareció.
Dos nanosegundos antes, Rusp pensó que algo estaba mal e intentó detener la carga.
Un nanosegundo Rusplikinty puso todo su poder y su fuerza en sus patas delanteras. Sus piernas se trabaron en el suelo; pero la inercia de su cuerpo era demasiada.
En el momento del impacto, ambas patas delanteras de Rusp se quebraron; logró absorver el 99% de su cantidad de movimiento, pero el 1% restante hizo que diera una vuelta carnero en el aire, y siguió su camino encima del kensai.
Un arco de parabola, y el centauro impactó contra el suelo, varias cuadras después.
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Hitamo miró al sonriente asesino. Había engañado al centauro, y lo había dejado fuera de combate sin sacar su katana de su vaina, solo reprimiendo su karma en el momento justo, y moviendose en el momento... más rápido que Rusp? Más rápido que la luz?
Parece que Hitamo habia encontrado lo que había buscado durante trece años. Y sin necesidad de fatigar los planos.
Un oponente dígno.
El habano dejó un arco rojiza en el aire mientras Hitamo saltaba fuera del matorral.
Era hora de pagar viejas deudas.
martes, septiembre 27, 2005
Capitulo V: Sic transit glori mundi 8:59 p. m.
En el claro, iluminado por la luna, está el hombre que lo vio. Medita, en una posición clasica del loto. Su rostro es kalanite, cabellos oscuros bien cortados en un patrón simetrico. Ojos bien cerrados. Una expresión de profunda concentración. A sus pies, una cadena terminada en una punta en un magmor, y en la otra una kama. Sus brazos son musculosos pero no desproporsionados; la fuerza para manejar esa arma debe venir de su propia alma, no de sus músculos.
Tharloff, con la experiencia que dan los años, contempló al hombre. No era un guerrero kalanite, ni tampoco era queuriano. Pero su rostro es endomonico, y su forma de vestir queuriano.
Es el hombre que vivió dos vidas. Él y su hermano. El hombre que Vió lo sucedido esa noche de Nebelas, en el sello de los planos. Cuando los opuestos se aliaron.
Tharloff avanzó despacio. Cuando estuvo al alcance de la cadena, gritó:
-¡Misterioso extraño! Soy Tharloff el Dorado, y he venido a parlamentar contigo.
La voz cavernosa, precisa, monocorde del Hombre que Vivió dos vidas le respondío.
-Acercate sin miedo, hermano. Escucharé tu parlamento. Mi Nombre no puede ser pronunciado, por ello, no te lo doy. Puedes llamarme como quieras.
- Se de ti, forastero. Se que no se te debe dar dos veces el mismo nombre o apodo, porque los perros de los tindalos acechan por tu cuello, y ellos huelen las palabras y las imagenes mentales que decimos como otros siguen los olores. Se que fuiste uno de los cinco que penetraron en el Sanctum de los Nueve Portales. Se que tu sacrificio y el de tu hermano salvó a Kraad de la devastación, de la guerra de la sangre. Se que luchaste contra tu propia sangre, pero solo por fingimiento y falacia; se que burlaste al Burlador Tenebroso y atemorizaste al Temible Rugiente. Salve, aquel que fue un ordomante y hoy es algo que no es.
- Bien hablado, hermano Tharloff el dorado. Nuestro nombre es la etiqueta del hilo que une nuestras almas con el gran Ovillo que hilan las nornas. Sin un Nombre, perdemos la identidad, perdemos la esencia. Cada vez que pronunciamos un nombre, alteramos el universo, otorgamos identidad y esencia. Un nombre es un regalo precioso; pero es un regalo en muchas casos imprescidible. Aunque no puedo darte el mio, deseo conocer el nombre de aquel que te dio tal información.
- Puedo dartelo, porque los Sabuesos hace tiempo que no lo persiguen a él, el que supo ser tu compañero en tu vida anterior. Vengo de parte del virtumante, del Centauro Manco, de Rusplikinty.
- Largos han sido los años. Las dotes de Nebel me dieron longevidad. Se que el carece de ella. ¿Porque has venido, oh, Tharloff el dorado? Porque desmepolvas viejas tumbas de la gloria y el pasado?
- Tu hermano, sire. El que fue siempre tu sombra y tu reflejo, tu imagen en el espejo.
- Como yo, él ha vivido dos vidas. Nada se de él.
- Tu hermano, vagabundo, ha cometido un crimen. Si no lo encontramos, el Destino de Kraad será nefasto. Y eres el único que puede ayudarnos.
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La cazadora de recompensas Rincofalda Hispanianame esperaba en un callejón de Goldenvone. El smog y la humedad la molestaban; del cielo caian cenizas emanadas de los hornos de fundición. Estaba escondida detrás de un cubo contenedor de desperdicios, carbón humedo en su mayoria, probablemente para alimentar las locomotoras del ferrocarril cercano.
Eran más de las tres de la madrugada. El bario, Whitechapel, antiguo barrio sacerdotal convertido en zona roja. Cincuenta años atrás, un asesino experto se entretenía cada noche matando una prostituta diferente. Nunca fue atrapado. Tantos años despues, un nuevo asesino (o acaso el mismo) había vuelto a aterrorizar la ciudad. Por supuesto, había una generosa recompensa por su cabeza. Viva o muerta.
Recomensa que Rincofalda deseaba cobrar, aunque no por el dinero en si. Hasta entonces, solo habia capturado a delicuentes menores: traficantes de polvora, estafadores, defraudadores fiscales, abolicionistas. Nunca un verdadero reto, nunca alguien que supiese manejar un arma minimamente. Deseaba, casi fisicamente, ansiaba poder demostrar de lo que era capaz, demostrarle su verdadera fuerza a su abuelo, que siempre la reprendía por los peligros que corría.
Esa noche, a las tres de la mañana, por el humedo callejón de Whitechapel resonaban los pasos de fuertes botas de montar. Desde su escondite, Rincofalta observó al hombre. Estaba tremendamente gordo; debería pesar mas de 150 kilos. Iba cubierto de una capa sobredimensionada y un sombrero de alpaca rojizo. En la mano izquierda llevaba una espada larga, chorreando sangre. La oscuridad no le dejaba ver su rostro.
Por primera vez desde que habia comenzado su carrera profesional, Rincofalda sintió miedo. Su instinto de cazarecompenzas chillaba por su presa, pero el miedo era terrible. Este asesino no era un simple ladrón con una buena daga; era una máquina de matar psicopata, un verdadero hitokiri sediento de sangre. No tendría oportunidad de salir viva si lo combatía. Había morido más de lo que podía masticar.
Se ocultó más en el carbón, y dejó de mirar. El asesino caminó como si nada, como si simplemente paseara. Sintió los pasos cada vez mas cerca, y luego se detuvieron, como si mirará el montón de carbón.
Desesperada, Rincofalda asomó y vio que la espada no era un espada larga. Era una katana, de un vistoso metal negro. Fue lo último que vio antes que el arma se incrustará en su cráneo.
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Era un pueblo oscuro, casi en la frontera noreste del imperio de Enor con el imperio Queuriano. Nunca habia tenido nombre, ya que los funcionarios del mikado no se aventuraban a zonas tan bárbaras sin una buena razón. Y darle nombre a un monton de casuchas no era una buena razón.
-¿No se habrá acobardado? -interrumpió Hitamo.
-Él estará aqui cuando sea el momento.-replicó
El giff gruño, masticando su habano sin encender.
Por lo que le habían contado el viajero sin nombre, los habitantes del poblado eran todos hijos y nietos de su hermano: una sociedad completamente aislada y endogamica, cuyo antecesor comun era una única persona. Que habitaba entre ellos, casi como un jefe tribal. Cuando no estaba en sus viajes por el mundo.
Un resplandor de teleportación iluminó la madrugada. Era el centauro. Hitamo pensó que habia envejecido mucho desde la última vez que lo vio, trece años atrás, cuando el viejo intentó matarlo.
El centauro era sabio pero orgulloso. Se acercó lentamente, sin decir palabra.
-He venido, por respeto a mi amigo Tharloff. Se que los eventos de hace 13 años fueron un error de mi parte. Estaba cegado por el dolor; vi pisadas profundas, heridas de katana, y pensé lo peor. Te pido disculpas- Pero los ojos del centauro no expresaban arrepentimiento.
El giff asintió con una mueca, y dijo
-Tambien yo te pido perdón. Cuando me atacaste, me excedí en la fuerza necesaria para defenderme.
Tampoco sus ojos mostraban arrentimiento.
-El tiempo ha pasado y las cosas son como son. Ahora, nos necesitamos los unos a los otros, y hay que capturar al verdadero responsable. -terció Tharloff- Ahora, densen la mano, y vamos a lo nuestro.
El giff y el centauro se dieron la mano en silencio.