viernes, octubre 21, 2005

Capitulo VIII: Ultima ratio regum

Tera había cambiado mucho desde la última vez que la había visitado. El triunvirato habia despellejado la vieja ciudad, y la había convertido en un laberinto de boulevars, tranvías de vapor y plazas. Los viejos muros se habian derrumbado; con sus piedras se habian construido puentes y torreones. Una estructura de metal y cristal se alzaba en el antiguo barrio de la vanguardia, ahora Ville du Kappa, para celebrar los treinta años del triunvirato.
En los próximos días en Tera comenzará la feria mundial de 1700, y se esperaba una notable afluencia de visitantes de todas las razas y etnias. Por eso, no llamaba demasiado la atención un enano de mediana edad, vestido con un traje xenoriano y anteojos negros, correctamente peinado y con un bastón de plata. Lo acompañaba una señorita de unos veintidos años, rubia y bella hasta el dolor. Con alguien así a su lado, el enano no recibía ninguna llamada de atención.
Subieron a un carro oficial con el escudo de la Gran Khundidad en su costado, tirado de una cuadriga de hipovenados. Al cruzar la Vie Royale, donde aún estaba intacto el cráter dejado por él casi setenta años atrás, en el semblante del enano se pintó una sonrisa de melancolia. Su acompañante comentó en cerrado khunzug:
-"Ahora es un lugar turistico. Muchos turistas buscan souvenirs del lugar donde terminó la dinastía óntica"
-"Mejor asi. Estaba predicho." -Sonrió el enano- "¿El triunvirato ha hecho algo para revelar la verdad?."
-"No. Dudo que ellos mismos lo sepan. Para la historia, esa noche fueron malignos terroristas los que volaron el palacio real."
-"Son cosas que pasan. ¿Te conté la primera vez que tu abuelo me vio explotar?"
-"¿Cual de ellos? Kayl o el Duque"?
-"Kayl. Para cuando conocía al Duque ya hacia tiempo que habia controlado mis habilidades"
-"Me ha contado muchas historias, alteza, pero me temo que esa en particular no. Pero estamos llegando a los Champs du Victorie"
***
Bajo el misterioso nombre de los Champs du Victorie, el triunviro Evian Nordasil habia creado un parque muy particular. Visto desde afuera, presentaba una serie de glorietas y un rosedal siempre vacío. Pero este rosedal era mucho mas grande por dentro que por fuera, gracias a un habil manejo de espacios extradimensionales perfectamente estables. Los arcos del rosedal daban a bosques enormes, paisajes montañosos y lagos poblados de fauna salvaje, superiores en extensión a toda la ciudad de Tera.
Y lo mejor, la adivinación era automaticamente bloqueada por la complicada topología interplanar del rosedal.
Despues de recorrer las primeras tres glorietas sin penas ni gloria, el enano y su acompañante se encontrarón con un hombre alto y rubio, de tez rojiza, musculoso y cubierto de un kimono dorado. Cubrían sus ojos una placa metalica que parecía incrustarse en su nariz espingada, y no tenia en absoluto orificios para mirar.
-Longodar, viejo aliado mio.
-Su Alteza, mis respetos. Le ofrezco mi mano como saludo y prenda de paz.
-Ha sido un viaje largo, seguramente.
-Nada que no pueda reponerse en algunas horas de descanzo y buen alimento.
-No creo que nuestra anfitriona nos tenga preparado un recibimiento semejante, mi buen Longodar.
-Es una pena.
Despues de caminar algunos metros más, llegaron a un inmenso arco cubierto de rosas blancas y rojas. Un portón de hierro forjado con un emblema del Triunvirato marcaba el jardín posterior como una sala de recreo privada de los Triunviros. No habia guardias. No eran necesarios.
Cuando los tres visitantes se acercaron al portón, este se abrió de par en par, despejando la vista a un paisaje sobrecogedor por su belleza.
La mujer se sorprendió ante el espectaculo. Nada cambió en los frios rostros del enano y el gigante.
-¿Donde estamos? El aire se siente tan... puro.
-Olimpo- Contestó secamente el llamado Longodar.
El enano avanzó con paso firme, siguiendo el sendero con paso firme.
***
-Hace algún tiempo que no visitaba este plano, amada mia.-Dijo Garlond.
-Arvandor es un lugar maravilloso, aun en este reino privado. - Contestó Pietra.
-El enano va a llegar tarde.- Comentó Pirotesh
-El tiempo es esquivo en los planos- Replicó Marak.
Por la vera del camino apareció la figura del enano, su secretaria y el rubio Longodar. A paso firme llegaron al anfiteatro natural. Cuatro sátiros se inclinaron respetuosamente al acercarse y les acercaron firmes. De acuerdo al protocolo, uno de los sátiros los anunció.
-Kurkemenal, Shirokoron, Heredero de la Llama Dorada, Caduceo del Rayo y el Fuego, Parangón de los Dragones, Principe Dorado, Longodar Van-Hausen, Charizar!
El dragón saludó con una inclinación a los presentes y tomó asiento.
-El Azote de los Queurianos, Señor de las Cinco Barbas, Director de las Tres Montañas de Guerra, Monarca del Inframundo y Asesino de los Drows, Señor de Kokav, Gran Duque de Balas Kaladron, Conquistador de Feltia, Gran Señor de las Amazonas, Portador de Terminal Blade, Heredero de Arthakevox y Kevox, Gran Thain de Todos los Enanos, Enor I de Xabrax!

1 comentarios:

Anónimo dijo...

corto, pero bueno, claro que como aparezco yo, bueno tiene que ser bueno.