El disparo abrió un boquete sanguiñolento en el costado de Marak. El goano cayó a en la arena, aturdido y confundido. Landon recargó y apuntó a la cabeza de Marak. Este no se levantó. Respiraba profundo, y la herida manaba poca sangre.
-Vamos. Solo es una herida lateral. No intentes nada raro.
-Duele. – resopló Marak.
-¿Nunca te habían herido? –Landon mantuvó su guardia.
-No.
-Vamos, eres el mesias de Goan. Deberias poder curar esa herida.
-Ya no, por lo visto.
Marak se sentó y desgarró su aba.
-No vas a parar la hemorragia asi. –recomendó Landon, poniéndose en cuchillas. – Presiona más fuerte. No hay venas lastimadas, ya te habrías desangrado. Realmente, nunca vendaste a nadie.
Marak le dedicó una mirada furibunda. Aun empuñaba su daga dorada.
-Es un lindo juguete, seguramente tiene más hechizos de lo que crees, pero puedo volarte la mano en un segundo. Dámela y te ayudare a vendarte.
Marak escupió y siguió pergeñando con sus vendajes. Se las arregló para parar la poca sangre, pero evidentemente aun le dolía bastante.
El goano se levantó con la daga en una posición de combate ridícula. Había un odio profundo en sus ojos, pero era como si hubiera perdido toda su capacidad de amenaza. Parecía solo lo que era, un muchacho de veinticuatro años tratando de vender cara su derrota.
Landon enfundó la dragonosa y lo miró desafiante. Marak cargó, la daga en mano, pero antes de hacer contacto un sonoro puñetazo lo desvió. Landon le propinó un rodillazo en la ingle y le quitó la daga de sus manos. El joven se tiró al suelo, abandonando la pelea.
-Asi pelea el hijo predilecto de Goan? Tu madre te molería a golpes si se enterará que te dio una paliza un mago, hijo.
-Los dioses me han abandonado. Para que vivir? Mátame, perro, y sentirás la ira de los dioses.
-Levantante, mocoso. Estamos metidos en un lio. Esto parece un desierto, algo nos teleporto aquí, mientras mis amigos están arriba peleando contra el guardián. – Caviló Landon.
-Eres un estúpido, Landon Donovan. ¿No escuchaste todo lo que Mitrae dijo? Cada vez que uno de nosotros tome una acción que sea una definición, seremos llevados a otro plano de existencia a arreglar nuestros asuntos. Mátame y saldrás de aquí.
-No. – Landon lo levantó del aba y lo hizo parar en la arena. Marak no se resistió. – Que demonios te pasa? Cuando peleamos en el Gomerghast casi friegas el piso con mi cara.
-Los dioses me juzgaron indigno.
-¿Justo ahora? Cuando masacraste a los misioneros de Altalion en Sifnidga no dijeron nada?
-Zazoah el destructor guiaba mi mano, y si el padre Allamud no intervenía, que podían hacer los otros dioses. Ellos me hablaban en mi cabeza, antes. Solo yo podía oírlos.
-Estás loco, hijo. – Landon lo mantuvo con el caño de la Dragonosa en la espalda. – ¿Alguna idea de donde estamos?
-Parece el Goan. El wadi, posiblemente. ¿Que importa? Mátame y estarás libre.
-No, esto parece una de esas ridículas pruebas éticas en las que los dioses aman poner a nosotros los mortales.
-Los dioses no operan así, realmente. Somos nosotros mismos los que nos ponemos en esos dilemas éticos. Los dioses carecen de ética.
-Lo sé, bien que lo sé. Son unos malditos bastardos allá arriba. De todas maneras, tenemos que encontrar un camino de regreso. Alguna puerta, algo que nos dé una pista.
-¿Una puerta en el desierto? ¿Estas loco tu también?
-Me han pasado cosas más raras. Además, me he quedado sin planes. Camina.
-¿Hacia donde vamos?
-Hacia ningún lado, solo camina.
No encontraron ninguna puerta. Cayo la noche, y encontraron, sin embargo, unas formaciones rocosas y arbustos verdes. Landon se las arregló para encender un fuego con ellas, con un poco de magia. Luego se puso a revisar su deshilachado cuaderno donde guardaba sus conjuros más prácticos. Marak guardó silencio todo el tiempo, mirando el fuego.
Landon terminó de leer y cerró el libro.
-Algo raro sucede- comentó- No tengo hambre.
-Ni sed. Esta simulación apesta.
-Parece bastante real.
-No, apuesto que realmente nuestro tiempo biológico fluye más lento. Allamud hace eso, en aquellos que se acercan demasiado a su castillo por segunda vez. Hace que el tiempo fluya más lento, así que tardas años en un solo día.
-Asi que nadie puede visitar dos veces el castillo de Allamud?
-No – Marak lo miró con odio, y luego bajó la mirada. – Mi padre lo intentó y falló.
- ¿No hay excepciones para los heraldos de los dioses.
-No. Mi padre verdadero, me refiero.
Hubo un largo silencio. Landon aceitó a la dragonosa, Marak solo miraba el fuego.
-No sé mucho de tu historia, solo que Grana me conto en alguna ocasión cuando rescatamos a Lamuel. Entiendo que Lamuel y tu madre estuvieron casados y tuvieron tres hijos, verdad? Luego se separaron y naciste tú, hijo de Eli y Sif?
-Eso fue lo que crei. Pero no es cierto. Soy tan hijo de Lamuel como Bayeia o Dirandis, mis verdaderos hermanos.
-Mírate la cara, Marak. Tienes la nariz de un goano.
-Como sabes que no es la nariz de un Invothak?
-En cualquier caso, como lo sabes?
Silencio.
-Casandra. Cuando peleábamos en la nave, recuerdas?
-Cuando hice pedazos el Gomernghast?
-No fuiste tu, fueron tus armas.
-Si, pobrecitas. ¿Que hizo Casandra?
-Entró en mi mente. No era un lugar agradable antes, supongo. Yo estaba concentrado entonces, asi que dejé que los dioses la atacaran. Se las arregló para luchar contra los nueve ella sola.
-Es una mujer increíble.
-Empezó a escarbar mi mente, mis recuerdos. Sabes, ahora recuerdo de todo mucho mejor. Yo estaba demente, tenía cosas en mi cabeza que hacían lo que querían. Creo que era yo, todos ellos.
Landon gruñó.
-Algo encontró, que hizo que los dioses se disolvieran. Creo que ella no sabía lo que encontró, debe de haber estado apurada usando cada recuerdo doloroso para ver si me noqueaba con angustia. Algo encontró que hizo que los dioses se disolvieran y huyeran espantandos.
-¿Qué Lamuel era tu padre?
-Supongo que si. Eso era. No lo sabia apenas terminamos la pelea, pero desde entonces he estado pensando. Es raro, me siento muy diferente.
-Lo sabias?
-No, fue una sospecha, cientos de pequeños incidentes, que yo iba reprimiendo. Solo hable con Lamuel una vez, y su mirada era tan angustiada al verme. Fue en el funeral secreto de Bayeia. Los dioses me dijeron que Lamuel me temía, pero en realidad estaba angustiado de que yo no le creyera la verdad. Me lo dijo, en su enrevesada manera de hablar. Yo lo ataque con fuego y rayos. Sobrevivió, por supuesto, y poco después se infiltro y mató a mi madre.
-Realmente no me gustaría pertenecer a tu familia, hijo.
- Me sentí culpable de haberlo dejado vivo. Pero también aliviado, porque mi madre era… no teníamos la mejor relación. Y su muerte me convertía en el Mesias de Goan, no más regencia.
-Cuantos años tenías entonces?
-Yo? Doce años, trece?
-Barriste el suelo con el culo de Lamuel a los trece años?
-No presentó demasiada resistencia.
-Hijo, yo apenas tendía mi cama a los trece.
-Hemos sido educados de otra manera.
Paso mucho tiempo, pero ninguno sentía sueño ni había más que decir. Marak parecía nervioso; era obvio que estaba poniéndose al día con su mente. Landon descubrió que podía fijar los conjuros en su mente sin dormir, es este extraño reino.
Cuando salió el sol, Marak se levantó, se acercó y extendió la mano.
-Landon Donovan, devuélvame mi daga.
-Que pasa hijo?
-Vamos a terminar este duelo.
-¿De que hablas, hijo? No tienes tus poderes sacerdotales y yo tengo una pistola y mis conjuros. No vas a durar ni un minuto.
-Esa no es razón para detener el duelo. Terminémoslo.
-No voy a matarte a sangre fría, hijo.
-No, claro que no, será en defensa propia.
-No eres una amenaza.
-Que va a hacer, Landon, quedarse aquí sentando el resto de la eternidad? Este lugar no existe, es un campo de batalla y se terminara cuando el duelo termine. Deme la daga y terminemos esto.
Landon se encogió de hombros y le entrego la daga. Marak retrocedió unos pasos e hizo una reverencia. Landon continúo sentado.
-Hijo esto es ridículo. No estás en buen uso de tus facultades mentales.
-Soy uno por fin, Landon – Marak sonreía –Soy yo por primera vez, y te aseguro que estas en buen uso de mis facultades. Este será mi primer y verdadero acto consiente. Vas a quitarme el derecho de morir como un valiente.
-Pseee. – Landon se paro- Sabes que todo el problema es que ahora crees que no eres el hijo de Eli y por lo tanto no te consideras digno? Que los dioses no te quitaron su favor sino que tu de alguna manera renunciaste a eso?
-Sí, y que se pudran. Ya no quiero su poder. Ahora me doy cuenta que siempre quise ser un derviche. En guardia, Landon Donovan, usted sera mi primera víctima.
Landon vio al joven correr hacia el, la daga lista, el instinto asesino en sus ojos, y no le quedó otra opción que abrir fuego. El disparo se desvió y pego en el pecho; Marak trastabillo y cayó al suelo a sus pies.
-Maldición, maldición, maldición. Esto es ridículo. Marak, estás bien?.
Alcanzó a ver la sonrisa y los ojos vidriosos del hijo de Lamuel, y luego todo se disolvió en penumbra.
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