Garlond recupero la conciencia envuelto en una bruma de dolor. La cabeza le retumbaba horriblemente. Sentía sangre manar en su boca, y un gran dolor en las costillas. Su brazo izquierdo estaba anestesiado, y le ardía rabiosamente. Estaba boca abajo, y al abrir los ojos vio el empedrado.
Estaba oscuro, pero había algo de luz proveniente de un farol cercano. Intento levantarse. Sintió, por un lazo empatico que no podia ser cortado, la cercana presencia de Pietra.
-Pietra, estas bien?
Pietra balbuceó. No había aun despertado.
Garlond se maravillo de estar vivo. Lo ultimo que recordaba es haber usado una trampa contra Zeldon. Habia bajado todas sus defensas ectomorficas, el campo de existencia que separaba cada fantasma del mar de transconciencia que forma el plano etereo, la condensación de todas los despojos de las almas del plano material primario. Cuando Zeldon lo atacó en su forma eterea, se precipito sobre el, fusionándose brevemente en un par de almas en dispersión; y al hacerlo ambos perdieron el control de su forma eterea, y se precipitaron, en un remolino etéreo, al plano de los fantasmas.
-Amor, donde estamos
-No lo se. Deberíamos estar en el plano etéreo. Creo que estamos en una ciudad de algun tipo.
-¿Esto es Kraad?
Las casas cercanas eran de una arquitectura barata, un barrio bajo o residencial. Las casas eran de ladrillo, revocadas en gris.
-No. Estamos en el Erial Gris. -dijo una figura que se acercaba. Era un hombre alto, apuesto, de pelo rubio muy claro. Garlond tomo el pomo de su espada y se puso en guardia instintivamente porque la figura llevaba una espada. Pietra lo reconoció:
-¿Zeldon Naer?
-Si. Eso creo, madame.
Garlond sacudió la cabeza, incrédulo.
-¿El Erial Gris? Porque estamos vivos, tu y yo?
-No estamos vivos. Somos almas, en un plano exterior tenemos forma esencial, solida.
-Oh.
-Lord Naer, porque crees que esto es el erial gris? -pregunto Pietra- No se parece al Erial gris del que me han hablado.
-Ni yo. Pero lo siento en alguna parte de mi cuerpo.
-Es el Erial Gris. Pero luce como Sigil- admitió Garlond. - Yo también siento que no pertenezco aquí, siento el ímpetu de buscar mi propio camino a Arvandor. Es hacia allá - señalo unas callejas oscuras.
-No se supone que deberíamos sentir que el plano adsorbe todas nuestra felicidad y dicha y nos convierte en larvas demoniacas? - inquirió Pietra.
-No lo se, amor. Tampoco he estado aquí antes. ¿Zeldon?
-No. Los fantasmas rara vez cruzamos el mar del éter. La renuncia a los planos exteriores es irrevocable.
-Lord Naer, siempre quise preguntarle, porque cuando Metatron destruyó el Corazón de Hierro, porque siguió siendo un Fantasma? No debería haberse muerto definitivamente?
-No lo se, madame. Supongo que tanto tiempo luchando para evitar su tentación tuvieron su fruto. Los planos exteriores ya perdieron el interés para mi. Me resigne a ser un fantasma, apenas recuerdo haber sido un hombre como todos.
-No es tan difícil, amor. Aunque es difícil describirlo con palabras. Los idiomas de los vivos no han sido diseñados para expresar los sentimientos de los muertos.
-No digas eso, Garlond.
Caminaron un tiempo indefinido. Pietra empezó a sentir que el tiempo pasaba de una manera diferente. Sintió que habían caminado semanas en silencio, o quizás solo fueron unos minutos. Una incomoda sensación la empezó a invadir.
-Estoy empezando a sentir los efectos del plano, me parece.
-Si, también yo - admitió Zeldon.
-Busquemos refugio. Recuerdo haber leido que los efectos del plano se atenúan bajo techo, y ante la presencia de otras almas.
-Ese lugar parece adecuado.
El lugar era una taberna barata, como las que abundan en todas las ciudades de Kraad. Zeldon paso primero e inspeccionó. La taberna estaba repleta pero los parroquianos parecían tranquilos. Los tres viajeros pasaron. La incomodidad de Pietra cedió rápidamente y suspiro aliviada.
No había mesas desocupadas ni había asientos en la barra. Se quedaron en un rincón, esperando que se desocupe alguna. Garlond noto que un hombre encapuchado lo miraba, sentado solo en una mesa.
-Pietra, el hombre de la mesa contra la chimenea…
Pietra miro sin ver. Su percepción no podía ser engañada por ropajes o distancias.
-Es un drow. Flaco, no muy agraciado. Debe tener nuestra edad. Te esta mirando con mucho interés. Creo que te ha reconocido.
-Si. Yo a el tambien.
Garlond se adelanto, y camino hasta el drow. Sin apartar su mirada de sus ojos miel que relumbraban debajo de la capucha, tomo un taburete y se sentó a su lado.
-Hermano.
-Hermano. Han pasado muchos años, allá abajo y aquí arriba.
-Iluvatar nos ha reunido, por lo visto.
-Iluvatar no existe, hermano. Esta muerto. Vienen contigo esos viajeros? Llamalos, compartamos una comida.
Garlond llamo a sus compañeros con un gesto. Zeldon y Pietra se sentaron, reluctantes.
-El es mi hermano. Medio hermano. Su nombre es Menelgroth Valdarien. Sirve a la Diosa.
Pietra saludo con una inclinación de cabeza. Zeldon sonrió desafiante.
-El humano es Lord Zeldon Naer, de Xenoria. Es mas viejo que nosotros, pero lleva un par de siglos como fantasma.
Menelgroth lo miro con interés.
-Ella es mi esposa, Pietra del Silmarilion.
-Un placer conocer a mi cuñada. Eres un elfo afortunado, hermano.
-Asi es. No sabes cuanto.
-Veo lazos de empatia con ambos, sois compañeros de aventuras.
-No. Solo con Pietra- Garlond parecía avergonzado- Con Lord Naer eramos enemigos. O algo asi. En realidad nosotros fingíamos ser sus enemigos, y por su parte, el nos ataco controlado.
Zeldon frunció el seño.
-Los fantasmas somos vulnerables a ciertos sacerdotes…
Menelgroth gruño en aprovación y bebió un trago.
-Creo que el lazo de empatía se debe a que estuvimos peleando como fantasmas, ambos, y abrí mi defensas ectoplasmicas.
-Asunto peligroso. Se podrían haber fusionado.
-Solo en parte. Tengo… algunos de sus recuerdos en mi cabeza ahora. - admitió Garlond.
-Eso lo explica, Garlond. Me sentía extraño, esto lo explica todo…
-Le pido disculpas, Lord Naer, no tenia otro remedio. Usted iba a asesinarnos, tanto a mi como a Pietra, era la única manera.
-Has hecho bien, Garlond. Yo fui débil y fui dominado. No se repetirá.
-Que los trae al erial gris? No vinieron a quedarse, me parece.-Menelgroth escupió.
-No estoy seguro. Nos fusionamos parcialmente, e intente arrastralo al plano etéreo. y de pronto estuvimos aqui.
-Raro. Equivocaste la dirección?
-Que si cruzamos el plano astral y llegamos aquí, en vez del etéreo? Como podría eso ser posible?
-No lo se. Donde estaban cuando intentaste ese truco?
-Afuera de todo. En el sobreplano. Llegando a la rosa del destino.
Menelgroth lo miro con cara de desagrado
-Alli? Como llegaron?
-Teníamos una nave spelljammer, que se desplazaba por los planos, físicamente, tu sabes…
-Eso lo explica - Menelgroth se encogio de hombros. -Estabas afuera, querías entrar adentro, debes haber perdido el control en la mitad del camino y caíste aqui.
-Señor Menelgroth, puedo hacerle una pregunta?
-Las que desee, milady.
-¿Esto es el erial gris?¿Porque es una ciudad ahora?
-Ah. Bueno. Ya no se llama así. Es Hadeshtown, ahora. No es mas un erial. Es por la muerte del Destino.
-¿Que?
-Hermano, deberías saberlo. Los dioses están perdiendo su identidad, y eso es fatal para un dios. Sin un Destino, el principio del sentido de las historias se desvanece. Los dioses pierden toda teleologia y sus filosofías se vuelven una. En cuanto a los planos… bueno, nos estamos urbanizando. Sigil se expande. Los planos exteriores ahora son los barrios exteriores. Nos diversificamos. Tengo un slaadi de compañero y un tanar'ri en mi equipo.
-Eso es desagradable- admitió Zeldon, irónico.
-No tanto. Verán, llevo noventa y dos años en este negocio, pero apenas recuerdo como era antes… Debe ser esta porquería que bebo. No, en realidad es que los cambios son retroactivos.
-¿Retroactivos?
-Ustedes eran parte de esa expedición para reemplazar al Destino, verdad?
-Asi es- confesó Pietra.
-Aqui se corrieron muchos rumores. Baramir, un viejo conocido, me contó los detalles. No va a funcionar.
-Que no va a funcionar?
-Reemplazar al destino. O sea… -chasqueo la lengua- no lo van a lograr. El viejo se suicido, y se aseguro que nadie lo reemplace. O sea, el hecho de que te mueras no quiere decir que lo que has definido no quede en vigencia, si eres un Eterno.
-El Destino creo alguna regla para impedir ser reemplazado?
-Bueno. Aqui se dice eso. Por eso fallo la expedición de los Diez, hace sesenta años. Veras, aquí dicen que aunque el destino murió, de alguna manera las cosas que puso en marcha siguen en pie. Determinismo residual… pero se va disolviendo de a poco. Por eso el universo no se colapso ante su muerte. Al principio todo iba mas o menos igual, pero no podemos recordarlo, porque los cambios en algo tan importante como eso, son retroactivos.
-O sea, el universo no solo se esta muriendo, sino que cuando termine de morir nunca habrá estado vivo. - aporto Pietra.
-Aqui en los planos estamos experimentando eso, el pasado se reescribe continuamente, solo que no lo percibimos totalmente. Es como una sensación de despertarse cada dia en un mundo alternativo ligeramente diferente, pero tras haber soñado con el anterior. Bueno, la mayor parte de los extraplanares no duermen, pero yo conservo el habito.
-Hermano, dices que todos los cambios son retroactivos? Entonces, si alguno de nuestros amigos logran entronizarse.
-Kaboon. Este universo desaparece.
-Ah - Garlond palideció. - Y vamos a morir todos.
-No, claro que no. Puede que simplemente nunca hayamos existido. Mucho mejor.
-No soy un mago, no entiendo como puede pasar eso - Admitio Naer, molesto.
-Ah. Que es existir, Zeldon? No se puede definir. O existes o no existes. -
-Quien sabe, Xenoriano. Quizás este multiverso siga existiendo y el nuevo multiverso sea paralelo. En cualquier caso estamos fregados.
O el mundo se muere por decadencia multiversal.
-O uno de nuestros amigos se entroniza como un destino y destruye el multiverso y lo reemplaza por uno nuevo.
-O quizás nos quedamos en este mundo, sin saber nunca que paso.
-Bueno, eso no me parece tan malo - admitió Naer. -Dígame, Arcadia también esta urbanizada.
-Oh, por zonas. Las montañas me dijeron que aun son bastante agrestes.
-Creo que voy a partir para alli. Me parece que ha llegado la hora del descanso. Como debo seguir el camino?
-Hay un puerto allá fuera, a un par de bloques hacia el río. Tomate un ferry por el estigia, te dejara en Acheron.
-Nosotros… queremos volver a Kraad. Tenemos que reportarnos ante nuestro señor y darle las noticias.
-Estas muerto, hermano.
-Oh, no. Es decir, si, pero tengo facilidad para eso.
-Como quieras. Sigue hasta el túnel, encontraras algún portal por allí. Tomen estos salvoconductos. No van a tener problemas con el apunamiento gris, ni con los yugoloth. Son un poco impredecibles, saben.
-Gracias hermano. Espero que nos encontremos nuevamente.
-Si, tendríamos que reunirnos nuevamente.
Los tres se levantaron rumbo a la puerta.
-Hermano, Lord Naer, lady pietra.
Garlond se volteo a ver a su hermano.
-Gracias por haberlo intentado. Mejor suerte la próxima.
-Si es que la hay, Menelgroth. Si es que la hay.
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