El mareo empezó a ceder, lentamente. Abrió los ojos.
Aun estaba sentada. Era de noche. No había estrellas, pero había algo que se asemejaba a la luna. Su luz plateada le mostraba un camino, un sendero que se internaba en un jardín plateado. A lo lejos, un arco marcaba el inicio de un palacio.
Pero no podía moverse.
La jaqueca era muy intensa. Miro hacia sus manos, y encontró que sus manos estaban atadas fuertemente a la silla.
Hizo memoria. Ella era Fleur Noir, Pirothess, la Triunvira de Kalan. Había tomado una poción para dormir fuertemente, para evitar las horribles alucinaciones a las que se enfrentaría moviéndose hacia los planos superiores a una velocidad mucho mayor que la que el gomerghast había alcanzado. Sin embargo, el truco no funcionó: sus pesadillas fueron intensas, horribles. Se vio violada por los miembros de la liga del carnero, destrozada por Metatron, envuelta en llamas en los pozos de brea del Goan. Derrotada en un alarde de esgrima y maestría por su madre.
Pero esto era real.
Alzo la vista. La cúpula estaba abierta. Lo que significaba que la nave de escape había aterrizado con éxito. Landon estaría orgullosa de su juguete. Forcejeo sus ataduras; estaban firmes. Nunca había aprendido a liberarse de ataduras, algo que gente como Tierry intentaba enseñarle una y otra vez. Pero nunca había necesitado hacerlo. Busco a tientas sus anillos mágicos, pero no estaban en sus dedos. Su estoque dorado, Executrix, también faltaba. Ni su medallón protector. Ni sus brazaletes teleportadores. Ni su tobillera deflectora. Tampoco sentía su daga cercenadora, que siempre guardaba en una vaina liga, entre sus muslos. Había sido despojada de todos sus objetos mágicos.
Eso realmente la asusto. Era demasiado orgullosa como para gritar o gemir. Maldijo en el kalanes mas sucio que conocía. Se debatió, tratando de romper la silla. Fue inútil, no era una simple silla sino un sillón de mando, y Landon la diseño siguiendo los mas estrictos criterios de robustez.
Mientras se sacudía tratando de zafarse, cerro los ojos. Y cuando los habría, él estaba ahí.
Se sorprendió al darse cuenta de que esa figura embozada siempre habia estado alli, a un par de metros. Vestía todo de negro, terciopelo con arreglos dorados, una larga capa con sobrevestes en las que escondía sus brazos y piernas, y una mascara de caoba oscura, sin agujeros para los ojos. Sus cabellos eran negros, con rizos entrecanos.
Sabia algo en su figura que lo hacia pasar inadvertida, su aspecto monocromo y su inmovilidad total, como una estatua, y su carencia de rasgos, de manos o rostro. De hecho, descubrió Fleur, horrorizada, mirarlo de frente, enfocar su mirada en el le hacia doler la cabeza, y si desenfocaba, rápidamente la figura desaparecía, mezclada con el fondo dorado.
Fleur recupero su sangre fría y lo miro con desprecio.
-Melwas Igraine, se quien eres. Muéstrate tal cual eres ante mi. Yo soy Fleur Noir, heredera de Kappa, y te lo ordeno.
La figura camino dos pasos, y alzo el rostro enmascarado. Esto le dio un escalofrió, era como ver moverse una estatua, tal era la inmovilidad. Sus brazos surgieron de entre su capa y su mano enguantada se mostró ante Fleur, en un saludo reverente.
-No soy el Guardián de este Reino, mi señora.
Fleur, con gesto helado, replico:
-¿Quien eres, enmascarado? Revelame tu nombre y despojate de tu mascara.
La figura camino dos pasos mas, como pasos de baile, hasta estar a un palmo de Fleur y dijo.
-Soy, mi señora, el ultimo sobreviviente de la anterior expedición a este Reino. Mi nombre es Lamuel Gusack.
Fleur abrió los ojos, desvalida del asombro. ¿Gusack?
-Antes que pueda decir nada que la perjudique en su futuro mas inmediato, mi señora, le ruego me perdone el haber tenido que usar estas medidas contra usted - señalo las ataduras - Se me ha referenciado que su temperamentalidad e impulsabidad es solo opacada por su belleza y talento con la espada; espero que no se tome como una afrenta irreconciliable esta actitud. Son, sépalo, mas bien una protección contra si misma.
Lamuel se alejo y comenzó a caminar por la habitación.
-No hay nada que yo pueda hacer que pueda lastimarlo permanentemente, Lamuel.
-Exactamente a eso me refiero, mi señora. Pero mis planes pueden ser troncados por una actitud poco receptiva de su parte, asi que me he tomado la cruel responsabilidad de obstruir temporariamente su movilidad, así como despojarla de todo recurso de naturaleza arcana para recuperarla. Sus pertenencias le serán entregadas, mi señora, una vez que mi exposición sea completada.
-¿De que habla, Lamuel? Usted va a matarme.
-No si puedo evitarlo, mi señora. No he venido a este mundo a ultimar a la mejor espada de Kalan, sino a otros destinos quizás menos mundanos. Sea cual sea el resultado de mi exposición, mi señora, le devolveré sus posesiones, y usted estará en libertad.
Fleur asintió en silencio.
- He esperado este momento que vivo hoy desde hace sesenta años, de los cuales al menos treinta los pase en el fondo de una prisión enana, como usted bien sabrá. Aun lo recuerdo como si fuera ayer. Fui alzado a esta extraña suprarealidad con el único objetivo de alcanzar el poder mas absoluto que jamas pude encontrar entre mortales y fui derrotado. Una cruel barrera se interpuso en el único deseo de mi corazón, la capacidad infinita de reescribir mi historia y todas las historias de este ingrato mundo. Yo soy, de todas aquellos libres que caminaron por este jardín, el mas capacitado para ocupar el Trono de los Eones, porque el Rey de las historias, y del arte. Y la vida, querida, no es mas que una gran Historia; como pretender negarme a mi el derecho a ser el gran Autor? Se que usted también tiene ese deseo ardiendo en su corazón, pero sepa, que su ingratitud hacia su progenitora no le da el derecho a reescribir la historia solo por eso.
-Eso no cierto, mi querido Lamuel, soy una mujer, no la hija de mi Madre. Me insulta usted al poner a mi relacion con ella como el fin de mis actos!
-Puede que no sea así, entonces, que la trajo aquí?
-Lo mismo que me llevo una y otra a ves a cada sitio en el que estuve; el Poder.
-Conozco la sed de Poder, también ha sido un permanente atractor en los pasos de mi vida. Y sin embargo, no es cierto. El Poder no es un Fin; es un Medio. Yo busco el Poder desesperadamente para limpiar mi conciencia de una, dos, múltiples traiciones, mías y de mis seres amados. Usted busca el Poder porque desea superar totalmente a quien brillo con tanta firmeza que usted no pudo opacar.
-No podrá manipularme con tan viles insultos. Soy una Triunvira de Kalan, no voy a caer en la indignidad responderle en los términos que se merece.
-Su negativa, mi señor, asi como su falta de argumentos me da la razón.
-Usted mismo se la da, mi señor. No puedo contestarle como me gustaría, no con mi boca sino con mi acero.
-Mi señora, gran triunvira, lamento pronunciar esta frase aquí, pero la Verdad siempre triunfa: es usted predecible. Cualquiera que haya tenido trato con los cortesanos de cualquier reino puede ver venir sus conspiraciones a leguas de distancia.
-Pues creo que mis conspiraciones han tenido éxito en gran medida.
-No en este caso en particular; le recuerdo su vulnerable estado, mi señora.
-Mis rivales se están masacrando en una nave aislada a medio universo de aquí; yo calificaría a eso de una victoria para mi causa.
-Eso, mi señora, no es su victoria. Es la mía.
-¿Que?
-Mi señora, la verdad sera develada en este acto. Nadie se llame a engaño; yo soy el artífice de esta, que seria su gran victoria. Me propongo un breve recuento de mis actos: yo dormía en el fondo de una torre cuyo nombre aun me disgusta, Minas Orion. La doncella que llaman Casandra y una enana de gran valor, cuyo nombre es Grana, me rescataron de esa mortalidad. Fui transportado a una fortaleza llamada Zion, en lo mas profundo del Inframundo, donde Casandra demostró una gran habilidad en restaurar mi debilitado cuerpo. Un hombre que llamamos Armand, aquel que alguna vez fue el objeto de su mas traicionero amor, entro en mi mente y me pidio información acerca de una infausta empresa. Su objetivo: ocupar el vacante puesto del Destino. Sabia de mi anterior aventura, y deseaba detalles acerca de como completarla con éxito. Tamaña insolencia me enfureció, aunque me cuide bien de demostrarlo; el, un miserable y autoritario, totalmente incapaz para el gran arte que requiere ser el Creador de las Historias, deseaba el Libro del Universo? Coopere con él, sin embargo, gane su confianza. Le revele los secretos de las Sephiroth, secretos que solo los invothak recordamos (y que Melwas, como nieto de Invothaks, recuerda también). El me revelo, a su vez, una terrible sospecha. Sus actos, mi señora.
-¿Que?
-¿Creyó usted, sinceramente, que podía traicionar a sus compañeros y ellos ser incapaces de percibir su traición? ¿Creía usted realmente que podía ocultar su mente a una Telepata como la dama Casandra, a quien tengo en alta estima? ¿Cree que Armand, un paranoico, no espera siempre una traición? Armand sabia de su traición. Casandra penetro en su mente y leyó quienes lo atacarían y sus planes.
-No puede ser, escude mi mente...
-Eso fue quizás lo que más le llamo la atención; sus escudos eran tan ostentosos en el plano astral que cualquier telepata se sentiría tentado a romperlos tan solo por curiosidad, mi señora. Usted sobrestimo a sus aliados.
-Pero había genuina sorpresa en ellos.
-Mi historia no termina aquí. Como le dije, mi larga exposición de los secretos del destino hizo que Armand confiara en mi, y me revelara su esperada traición. Yo encontré una oportunidad para participar en este juego.
-No puedo creer que usted...
-Yo. Use mis artes para borrar toda sospecha de la mente de Armand y Casandra. Admito que lo segundo no fue facil; admiro a la Dama por su habilidad. Mientras usted se esforzaba por reclutar a los miembros de su conjura, yo me ocupaba de borrar sus pasos. Nadie volvió a sospechar, mucho menos Armand, aun sujeto a mi sugestión. Viaje por el mundo y me prepare; cuando el viaje partió, me ocupe de entrar a la nave a la vista de todos, como una manera de ser lo mas eficiente posible. Tome la forma de Magetrain Kaldurion.
-¿Que?
-Mi señora, el divino Magetrain, si estuviera vivo, hubiera sido capaz de barrer por el piso a todos usted con algún conjuro ofensivo. Me limite en magia ofensiva es ciertamente mas bajo; de todas maneras, mi objetivo era entrar a la nave, y al mismo tiempo, abrirles el paso a los reinos.
-Yo misma traspase el cuerpo de Magetrain con Executrix!
-Mi señora, usted fue victima de una cuidadosamente orquestada ilusión. Diga la verdad, ¿cree que un mago con el poder que acaba de poner en jaque a tres karmigeros caería con una simple estocada a la espalda, tenga o no acupuntura?.
-¿Porque no? No seria la primera vez...
-Puede que tenga razón. Usted no lo ve, pero estoy sonriendo. Mi estimación fue que la Dama Casandra cuidaría de cualquier herido; fingir ser derrotado por los karmigeros solo haría que queden de mi restos humeantes, o ser cortado al medio por el hacha de Grana o la katana de Zeldon o el Sable de Zeldon, incluso, solo haría de mi un cadáver, y aunque puedo fingir la muerte con considerable éxito, llamaría la atención que mi cuerpo, ilusión o no, comienza generar piernas por si mismo aun después de muerte. En cambio, una estocada, por mas letal que fuera, es solo una herida pequeña, que justificaría un herido mas o menos entero que Casandra podría dejar en una enfermería en vez de enterrar al pie del arbol treant.
-Yo podría no haber atacado!
-Y yo podría haber improvisado otra cosa. No se enfade usted; esta en compañía de gente muy meritoria que ha sido igualmente embaucada por mi. Prosigo con mi historia; los terrores de la ascensión no fueron nada para mi; peores tengo todos los días al dormir. Cuando Casandra se retiró de la enfermería para ayudar a sus aliados que estaban siendo atacados por Enor y su banda, me deslice a esta capsula de escape, asumiendo que usted tomaría el mismo camino. Mi razonamiento fue exacto; incluso, su breve pelea con la Dama Pietra, a quien tengo en alta estima, me dio la oportunidad para deslizarme, invisible, a esta nave frente a sus narices. Usted vio lo inadvertido que puedo pasar si lo deseo. Así termina mi explicación acerca de como hemos llegado a este lugar. Huelga decir que su ingeniosa idea de dormir para ahorrarse los terrores de la ascensión me facilito las cosas. No me costo inmovilizarla. Por cierto, ¿el sueño alertargó sus pesares?
-No.
-Lo imagine. Creame, es un fenómeno que conozco sin necesidad de viaje planar. Ahora, mi señora, ha llegado el momento de la verdad, el summun de mi exposición. He llegado hasta aquí con su mismo objetivo; y esta es mi oferta. Ante nuestro objetivo queda al menos un obstáculo; el Guardian, Melwas Igraine, y es muy posible que los otros ocho candidatos a Destino se materialicen en cualquier momento aquí. Este es mi plan; una alianza entre los dos para detener al guardián y a los otros candidatos. Juntos, seremos invencibles; necesito un agente visible, mientras me mantengo en las sombras y comploto desde alli. Usted, con su gran Visibilidad, seria la distracción perfecta.
-Y entonces, me destruirías en el momento preciso cuando hayamos eliminado a los demás.
-Asi es. Es una desgracia, pero no queda otra opción. No se puede subir al trono del destino sin eliminar a todos los otros libres como usted o yo. Por lo tanto, querida, seremos aliados, pero puedes esperar con total certeza de mi una traición.
-Y tu puedes esperar una de mi.
-Nada me sorprendería menos que usted me traicionará, mi señora. Me honrara con tal acto.
-Hermano Lamuel, trato hecho. Ahora, sacame de estas putas ataduras.
-Levántese usted misma, mi señora. Son ilusorias.
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