miércoles, agosto 04, 2010

XXXII: Oculum pro oculo, et detem pro dente

El Guardián era un hombre alto y enjunto, de rostro afilado. Su cabello albino, ahora cano, se notaba solo en su bigote, ya que un gran casco drakking le cubría al cara. Su armadura era xenoriana, una armadura completa de placas de campaña. Y portaba una gran espada bastarda, que usaba sin dificultad con la mano diestra; en la mano izquierda, llevaba un enorme escudo corporal, hecha de un metal oscuro y opaco.
Landon no necesitaba usar magia para darse cuenta que el Guardián estaba armado hasta los dientes con objetos mágicos, probablemente artefactos. En particular la espada, que tenia en el pomo un gran orbe cristalino que brillaba intensamente. Tanto artefacto lo hacia extrañar a Stormbringer y Mourngun, aunque todavía tenia su pistola de resguardo, la anciana pero siempre fiel Dragonosa.
-La ultima vez que estuve aquí, Melwas, me recibiste con una daga entre los omoplatos- comento Mitrae - Esta vez por lo menos te estas anunciando.
Melwas miro a Mitrae en silencio, y luego volvió su mirada a Tharloff, Casandra y Landon; los tres estaban en guardia.
-Has traído a otros diez de nuevo.
-Asi es. Solo podemos pasar de diez en diez, verdad? - admitió Mitrae.
-Es extraño, pero si. Uno por cada sephiroth, supongo.
-Pero hay 9 sephiroths...
-En tu mundo solo hay nueve. En otros hay diez, y once, y quince.
Tharloff meditó que usar contra este oponente. Sabia que si vencía al Guardián en el primer ataque, aun usando todo su karma, su misión estaba prácticamente cumplida. Aun si luego tenia que luchar contra sus compañeros, como había predicho Mitrae, no le importaba. Su parte estaba hecha.
-¿Alguien desea luchar contra mi por separado? - invitó Melwas.
-¿Porque quieres luchar, señor Guardián?- inquirió Casandra. -No somos sus enemigos.
-Lo son. No habrá un nuevo Destino.
-Si no lo hacemos, el mundo morirá!- gritó Landon, nervioso.
-No. Solo cambiará. Aunque quizás no haya lugar para ti en él.
-En nuestros viajes, hemos visto la entropia y la degradación extenderse por múltiples planos, señor Guardián. Es un mal endémico del multiverso.
-Hay mas planos que los que los arcanes conocen, señora. Pero no voy a justificar mis actos, señora. ¿Vais a luchar todos juntos contra mi?
Marak aprovechó la pregunta para interponerse. En su mano, se materializo una daga, y cargó contra Casandra, a pocos metros. Pero Landon estaba atento, y le disparó a quemarropa.
Ambos desaparecieron.
-Dos menos - musitó el Guardián.
Casandra le hizo un gesto a Tharloff. Landon estaba bien, solo que se había teleportado por las reglas del plano, como Armand.
-Tu, el bárbaro, - comento Melwas, mirando a Tharloff - estoy seguro que deseas empezar, verdad?
Tharloff apretó los dientes.... y sonrió. Se relajó y abandonó la guardia.
-No, Melwas. Atacanos si quieres, pero no vamos a caer en tu trampa. ¿Quieres separarnos, verdad?
Melwas lo midió en silencio, decepcionado. Y luego sonrió salvajemente.
-No... no soy un Eleuteros. Eso no se aplica a mi.
Y adelantó el pomo de su espada. El orbe brilló intensamente y desprendió una explosión de energía telekinetica devastadora. Los héroes salieron despedidos, el suelo se abrió en escombros y la puerta se deshizo en astillas. Solo Mitrae permaneció en su lugar, sin ser afectada. Casandra, en los aires, levito a Raukion y Charizar, pero este rompió el hechizo, enfurecido y se polimorfizó a su forma dragón. Tharloff, furioso, cambio al estado de superkarmigero, y su barba rubia creció rápidamente.
Tharloff y Charizar atacaron simultáneamente, como en los viejos tiempos. Melwas se cubrió con su escudo, y repentinamente este cambio: se convirtió en una puerta de vacío negro, y empezó a atraer inexorablemente al Dragón y a Tharloff hacia el.
Tharloff entendió y conectó la velocidad de la oscuridad, y embistió a su amigo dragón hacia un costado, sacándolo del cono del atracción de escudo. El dragón chocó contra el suelo y abrió una zanja en el piso del jardín con su cuerpo.
Casandra concentró todo su poder telekinetico en una aguja y apuntó a la cabeza de Melwas. El disparo rebotó en su casco.
Mitrae miró por encima de su hombro, a un rincón vacío donde no se veía nada. Sonrió, y luego hizo un gesto. Un llamarada se concentró en una lanza de luz, que Mitrae tomo, y cargó contra Melwas.
Melwas saltó unos siete metros, sin duda ayudado por magia, y aterrizó, levantando escombros, junto a Tharloff. La espada flameó hasta el drakking, que levantó su antebrazo escudado con karma, y paró el golpe. El orbe del pomo resplandeció, y Tharloff fue golpeado por un ariete invisible y arrojado varios metros hacia atrás.
Charizar disparó su aliento de fuego contra Melwas, quien se escudó con indiferencia. El escudo absorbió el fuego.
-Dama Casandra- susurró Raukion. - Disculpe, pero creo que tenemos un adversario a nuestras espaldas.
-Ahora no. Tengo que encontrar un agujero en ese campo protector psionico...
-Esta invisible, pero pude escuchar sus pasos. Ademas, Mitrae lo miró, y hablo de diez personas... tiene que haber otro personaje invisible.
Casandra se concentró en una grieta en el escudo mental, y penetró en la Mente de Melwas. Durante un segundo, que en el plano astral son varios minutos, busco un punto de infleccion. Encontró su triste historia, y la guardó para referencias futuras. Pero entonces, Melwas detectó su presencia. Con una fuerza de voluntad inaudita, increíble en un simple guerrero sin preparación, expulsó a Casandra, quien tuvo que cortar el vinculo con gran dolor y cayó sentada.
Mitrae atacó con su lanza. Melwas paró con el escudo instintivamente; y un bucle de espacio tiempo surgió de ambas.
- ¿Germinal Spear? - Melwas miró horrorizado a Mitrae.
- Tranquilo. No vamos a explotar.
El escudo de Melwas se partió con una sonora grieta. La punta de la lanza de Mitrae salió volando por los aires.
Melwas contraatacó con su espada en una estocada, y atravesó el pecho de mitrae.
Mitrae escupió sangre, y desplegó dos alas de su espada. Una estaba cubierta de plumas, pero la otra era cartaginosa. Aferro con su mano derecha la hoja que aun lo atravezaba, y su mano izquierda se volvió una zarpa enorme que aferro del cuello a Melwas.
-Arriba. - gimió Mitrae, y salio disparado hacia el cielo, junto con Melwas.

Casandra miró hacia arriba, y vio a las figuras alejarse en el cielo nocturno sin estrellas del Jardin.
-¿Que decias, joven kensai?
Raukion miro hacia atrás, miro a Casandra y arqueo las cejas.
"¿Me permites leer tus pensamientos?"
"Exacto. No debemos hablar pero tenemos un personaje atrás, invisible. Siento su presencia"
"Yo no".
"Quizás puede escudarse de su lectura mental, señora"
"No creo que eso sea posible"
"Señora, usted me curo, asi que le debo un favor"
"No me debes nada, Kensai. Veo que tu nombre es Raukion"
"Señora, esa persona esta aquí y es sin duda un enemigo. Un aliado no se habría mantenido invisible"
"Quizás solo sea un observador neutral"
"No es honorable espiar a la gente invisible. Permitame que me lo lleve"
"¿Quieres atacarlo? Pero estas desarmado, Raukion"
"No del todo señora. Fue un placer haberla conocido"
Raukion se dio vuelta repentinamente, y dio una patada giratoria al aire vacío. Repentinamente desapareció. Charizar se poso junto a Casandra.
-¿Uno menos, verdad? Que paso?
-Parece que teníamos otro polizón. ¿Vamos arriba a ver la pelea?
-Tengo las alas rotas.
-Tharloff ya se fue persiguiéndolos. Esperemos que bajen. ¿Estas herido?
-Solo en el orgullo.

-Aquí no hay atmósfera en el sentido que hay en Kraad, Mitrae. No vas a asfixiarme.
-No lo intento. Probablemente matarte solo hará que resucites cerca de alguna filacteria o algo asi, verdad? Alejarte de los eleuteros es mejor opción.
-¿Estas todavía enfadado porque esa vez te saque del juego en la primera jugada?
-No era exactamente yo.
-Sabias demasiado. Podías guiarlos a tener éxito. Eras la mayor amenaza.
-Casi tuvieron éxito.
-Si, les gane con el ultimo truco de la manga.
-Lamuel nunca se recuperó de esa derrota.
-Si, veo que vino por la revancha. Antes de deshacerme de ti, tengo una pregunta.
-No puedo hablar acerca de los dioses.
-No, no. Mas mundana. Se supone que si un campo terminal y un campo germinal chocan, hay una gran explosión, no?
-No. Eso era solo una hipótesis de Mandramas.
-Pero, Enor y Ander destruyeron Xendria. Terminal Blade y Germinal chocaron y toda la ciudad fue destruida...
-No fue asi. Enor fue el que estalló.
-Con su poder singular, dices? Si no fue un accidente, entonces es un genocida!
-Claro. Ahora, ibas a intentar deshacerte de mi?
-Si.
El orbe se iluminó con la fuerza de un sol, y luego estalló.

lunes, agosto 02, 2010

XXXI:Vivere militare est

Ocho héroes se materializaron en el Jardin del destino. Ocho sus rostros desafiantes.
Primero era el Hombre sin Muerte, Armand Brankaster. Durante años había esperado este momento. Ahora, al ver el jardín del destino, lo sabia por primera vez. Sabia que no podía morir, heredero de alguna extraña maldición de su padre. Había pasado por el abismo de la amnesia, por la crueldad y la traición, el amor y la amistad. De alguna manera, intuía que este momento seria el mas importante de su vida, y se reflejaría hacia el pasado y el futuro.
Segundo era la Dama de Beige, Casandra. Contaba ya con tres siglos; pero su rostro era la de una mujer apenas entrando en la madurez. Su expresión era de pesar. No deseaba estar aquí. Estaba porque las circunstancias la habían llevado. Porque no podía dejar al grupo solo sin nadie que los curara, les ayudara a pensar, les diera un último empujón. Amaba a Armand, aunque sabia que Armand jamas sería el hombre que ella amaba, y esa certeza era la cruz de sus días.
Tercero era el que fue un Morgest, Raukion. El elfo estaba desinteresado, pero obediente. Su vida ya no tenia sentido. El objetivo al que había implícitamente dedicado sus días había demostrado ser inalcanzable. Ahora tenia su vida y no la quería, pero tampoco tenia como deshacerse de ella. Un queuriano se hubiera suicidado sin mas. Pero Raukion era un elfo, y los elfos no se suicidan; el miedo a la muerte es la sal de su sangre, y el haber sido criado entre queurianos no le quitaba vigor esa realidad.
Cuarto, vigilando de cerca al anterior, era el último Bárbaro, Tharloff Ulurund. Pensaba en sus colegas caídos, y se preguntaba si el poder del Destino seria suficiente para deshacer toda esa mala pesadilla en la que estaba metido. El, que por sangre y cultura debía despreciar la vida y abrazar la muerte, odiaba esa realidad cotidiana de tener la certeza de que nunca mas veria a los que lo habían dejado por los planos superiores. Esa pequeña esperanza de revertir todo, lo hacia moderadamente optimista.
Quinto, era el Rey de los Dragones, Charizar. Su aspecto era penoso. Sus alas rotas y desgarradas colgaban muertas de su espalda, la mitad de su cara era una gran cicatriz y le faltaban varios dientes. El arte de Casandra lo había arrancado de la muerte, pero las heridas que Grana le había infligido eran mas profundas que las de su cuerpo. No sentía dolor, empero. Estaba aquí sin saber porqué. El haber salvado a su amigo Tharloff de la espada de Enor de alguna manera le había hecho recordar cosas mas antiguas, cuando era joven y enamorado y viajaba por el mundo buscando oro y diversión y respeto. Quería que las cosas volvieran a ser así, se dio cuenta, a pesar de todo lo que había hablado con Enor en su momento. Quizas que la historia se vuelva a contar no sea tan malo.
Sexto, era el Señor del Goan, Marak, hijo de Sif y el Profeta. Su rostro estaba deformado por una feroz mueca de odio. Desde su pelea con Landon, su batalla interna contra Casandra, y el toque purificador-putrificador de Mitrae, las voces que siempre le hablaban habían callado. No estaba mas el vozarrón de Allamud instando a la violencia, el calmado susurro de Huzba ordenando su mente, el grito de guerra del Mercenario Zazoah, la prudencia de Haor. Sin sus voces, al parecer Marak tampoco podía acceder a los milagros que le habían solucionado tantos caminos. Peor aun, había perdido su fiel cimitarra y su creciente en la lucha, así que estaba totalmente desarmado. Pero encontraría la manera de hacer pagar a los perros paganos su afrenta.
Séptimo, sin perder de vista a los dos anteriores, era el Surcador de Estrellas, Landon Donovan. Sentía que su misión había terminado; tenia que traerlos aquí y lo había logrado, aunque la ultima parte del viaje habia sido sin su nave. Solo quería que todo termine pronto, para organizar una búsqueda de Zeldon (¿estaría en el plano etéreo? le pareció ver un remolino etéreo justo antes que desapareciera, junto a Garlond y su esposa Pietra), construir una nueva nave spelljamer, volver a su vida como navegante. O quizás retirarse, comprarse una hacienda en Xenoria y manejar cabezas de ganado como en su juventud. Su vida se habia extendido gracias a la magia y a los viajes por el espacio exterior, pero al fin la vida lo habia alcanzado.
Octavo, era el Nuevo Pacto, Mitrae. Él, que era uno y fue dos, pensaba en las extraños circuloquios de su vida mortal e inmortal, que lo habían llevado aquí. Si eso no era obra del Destino, donde esta el Destino? Percibía en su caso, y en su viaje actual, la mano de un Autor, alguien que había acomodado las situaciones de tal suerte que todo estaba acomodado para una nueva apoteosis, o un nuevo fracaso.

Dos mas eran, pero estaban ocultos, usando la magia y el sigilo.

La Puerta del Jardin del Destino median varios metros. Sin embargo, no estaba construida sobre ningún muro, sino que se alzaba en el medio de un patio con forma de circulo. Sobre la puerta estaban grabados unos círculos enlazados por lineas rectas. Armand los reconoció: era el arbol de la vida de los Sephiroth, el puntal de la magia de los invothak.
Lamuel había dicho bastante, y la lectura posterior de la biblioteca de Landon le habia permitido ampliar sobre el tema. Cada circulo representaba muchas cosas; básicamente eran los estados posibles de la realidad, pero también las etapas de toda historia, así como los atributos o emanaciones de Yesof, el dios único de los Invothak, la emanación prístina del universo como un todo. Lamuel había sido claro: Solo se puede alcanzar la Corona si se recorren todos los Sephiroth. Sin embargo, no era claro como recorrer cada uno; al parecer eso era una experiencia altamente subjetiva.
Malkut, o el Reino, era la primera de las etapas. El origen de todas las historias, pero también el mundo real, y también el atributo del dios que llaman Equs. Tres caminos parten de Malkut, segun la iconografia tradicional. El camino directo, el camino de la acción, iba directamente Tifein, o Tif'eret, la Belleza, el sephiroth de la belleza, el amor y la tragedia, el atributo de Nebel. El camino de la esclavitud, por otro lado, llevaba a Urket, o Netzach, la Victoria. Un plano de emoción, carga, y devoción, tradicionalmente atribuido a Telferas. Finalmente, el camino de la libertad, llevaba a Okab, o Hob, el Esplendor; el Sephiroth de la inteligencia, la comunicación y la información, todo lo cual apuntaba, por supuesto, a Iot.
Armand era una persona practica, y todo ese palabrerio que había aprendido de memoria le daba vueltas en la cabeza. Esperaba que hubiera tres puertas marcadas, y que se le simplificara la cuestión. Pero solo había una única gran puerta, con esos símbolos. ¿Acaso seria la entrada al primer Sephiroth, Malkut?
-No. El Jardín es diferente en cada visita y el método para recorrerlo cambia también. Siento que esta vez, de alguna manera sera el combate, la confrontación y el agon lo que definirá que ruta recorremos.
-Entonces, si luchamos contra un enemigo, estaremos recorriendo una ruta.
-No hay enemigos. Solo oponentes.
Armand miro a Marak, Charizar y Landon, que caminaban atrás suyo. Ellos eran enemigos, pensó.
-Por cierto, donde esta Pirothess? Y el décimo eleutheros que mencionaste?
-Esta aquí con nosotros.
Armand maldijo y conectó el sexto sentido. A cuatro metros, caminaba Pirothess, sola, con su estoque desenvainado, e invisible. La ira lo inundó, conectó la velocidad de la oscuridad, y arremetió contra la kalanite. Vio que ella abrió los ojos sorprendida, y entonces desapareció. Y él también.
-Armand! - gimió Casandra. Había sentido la emoción del karmigero. - ¿Tharloff, que pasó?
-No lo sé, conectó la velocidad de la oscuridad y desapareció…
-Está ahora en Tifein. Ha seguido el camino de la acción. - meditó Mitrae.
Casandra se acercó arremangandose a la entidad.
-¿De que cuernos hablas, Megalreanna? Vas a explicarmelo ahora o sacaré todo lo que sabes de cabeza.
-No puedes, y lo sabes. Tu habilidad no sirve con seres extraplanares.
-Megalreanna… -intervinó Landon.
-No, soy Mitrae, y no soy su amigo o enemigo. Escuchad. El Jardín tiene reglas y esta es una de ellas. Si luchamos entre nosotros, y quizás, si luchamos contra el Guardián o contra las ilusiones que crea este lugar, seremos llevados a un estadio de existencia diferente, siguiendo el patrón de las sephiroths que están aquí grabadas - apuntó a la puerta. Nuestro objetivo es llegar arriba, al punto conocido como Kaether.
-Recuerdo ese nombre… luchamos contra ese tipo, Sephiroth. - comentó Tharloff
-Si, ese fue el paso crucial de su aventura entonces, lo que llamamos Achab;-continuó Mitrae - ese Sephiroth con el que lucharon era una emanación de ese concepto. Armand atacó a Fleur Noir, asi que el jardín los aisló en Tifein, en este sephiroth.
-Maldita perra. Vamos a ayudarlo. Estamos todos en esto.
-No es tan simple, Casandra. Los caminos a veces no pueden ser recorridos deterministicamente.
-Dices que si te ataco, nos moveremos.
-Es ambiguo. Si me atacas, en cierto modo lo haces porque estas esclavizada en tus sentimientos a Armand, asi que eso te llevara en vez a Urket. O quizás, te quieras liberar de mi, y por lo tanto, te llevara Okab. O quizás sea tu respuesta a la acción y te lleve a Tifein, pero nada garantiza que sea el mismo Tifein de Armand… cada uno de nosotros tenemos nuestro propio árbol de la vida.
-Todo esto no tiene sentido, Megalreanna. - acotó Landon - ¿Tenemos que tirotearnos entre nosotros para llegar al final de esto?
Un voz surgió del fondo de la puerta cerrada.
-Quizás deba ser así, Landon Donovan.
Todos se pusieron en guardia, mientras la puerta se abría. Una luz cegadora surgió de ella, y una figura humana aparecio en el portal. Vestia una armadura gris, sin casco, y su rostro era inhumanamente decidido y firme.
-Bienvenidos a la Rosa de los Cielos, Euleutheros. Soy el Guardián, Melwas Igraine.

sábado, julio 24, 2010

Capitulo XXX:Timeo danaos et dona ferentes

El mareo empezó a ceder, lentamente. Abrió los ojos.
Aun estaba sentada. Era de noche. No había estrellas, pero había algo que se asemejaba a la luna. Su luz plateada le mostraba un camino, un sendero que se internaba en un jardín plateado. A lo lejos, un arco marcaba el inicio de un palacio.
Pero no podía moverse.
La jaqueca era muy intensa. Miro hacia sus manos, y encontró que sus manos estaban atadas fuertemente a la silla.
Hizo memoria. Ella era Fleur Noir, Pirothess, la Triunvira de Kalan. Había tomado una poción para dormir fuertemente, para evitar las horribles alucinaciones a las que se enfrentaría moviéndose hacia los planos superiores a una velocidad mucho mayor que la que el gomerghast había alcanzado. Sin embargo, el truco no funcionó: sus pesadillas fueron intensas, horribles. Se vio violada por los miembros de la liga del carnero, destrozada por Metatron, envuelta en llamas en los pozos de brea del Goan. Derrotada en un alarde de esgrima y maestría por su madre.
Pero esto era real.
Alzo la vista. La cúpula estaba abierta. Lo que significaba que la nave de escape había aterrizado con éxito. Landon estaría orgullosa de su juguete. Forcejeo sus ataduras; estaban firmes. Nunca había aprendido a liberarse de ataduras, algo que gente como Tierry intentaba enseñarle una y otra vez. Pero nunca había necesitado hacerlo. Busco a tientas sus anillos mágicos, pero no estaban en sus dedos. Su estoque dorado, Executrix, también faltaba. Ni su medallón protector. Ni sus brazaletes teleportadores. Ni su tobillera deflectora. Tampoco sentía su daga cercenadora, que siempre guardaba en una vaina liga, entre sus muslos. Había sido despojada de todos sus objetos mágicos.
Eso realmente la asusto. Era demasiado orgullosa como para gritar o gemir. Maldijo en el kalanes mas sucio que conocía. Se debatió, tratando de romper la silla. Fue inútil, no era una simple silla sino un sillón de mando, y Landon la diseño siguiendo los mas estrictos criterios de robustez.
Mientras se sacudía tratando de zafarse, cerro los ojos. Y cuando los habría, él estaba ahí.
Se sorprendió al darse cuenta de que esa figura embozada siempre habia estado alli, a un par de metros. Vestía todo de negro, terciopelo con arreglos dorados, una larga capa con sobrevestes en las que escondía sus brazos y piernas, y una mascara de caoba oscura, sin agujeros para los ojos. Sus cabellos eran negros, con rizos entrecanos.
Sabia algo en su figura que lo hacia pasar inadvertida, su aspecto monocromo y su inmovilidad total, como una estatua, y su carencia de rasgos, de manos o rostro. De hecho, descubrió Fleur, horrorizada, mirarlo de frente, enfocar su mirada en el le hacia doler la cabeza, y si desenfocaba, rápidamente la figura desaparecía, mezclada con el fondo dorado.
Fleur recupero su sangre fría y lo miro con desprecio.
-Melwas Igraine, se quien eres. Muéstrate tal cual eres ante mi. Yo soy Fleur Noir, heredera de Kappa, y te lo ordeno.
La figura camino dos pasos, y alzo el rostro enmascarado. Esto le dio un escalofrió, era como ver moverse una estatua, tal era la inmovilidad. Sus brazos surgieron de entre su capa y su mano enguantada se mostró ante Fleur, en un saludo reverente.
-No soy el Guardián de este Reino, mi señora.
Fleur, con gesto helado, replico:
-¿Quien eres, enmascarado? Revelame tu nombre y despojate de tu mascara.
La figura camino dos pasos mas, como pasos de baile, hasta estar a un palmo de Fleur y dijo.
-Soy, mi señora, el ultimo sobreviviente de la anterior expedición a este Reino. Mi nombre es Lamuel Gusack.
Fleur abrió los ojos, desvalida del asombro. ¿Gusack?
-Antes que pueda decir nada que la perjudique en su futuro mas inmediato, mi señora, le ruego me perdone el haber tenido que usar estas medidas contra usted - señalo las ataduras - Se me ha referenciado que su temperamentalidad e impulsabidad es solo opacada por su belleza y talento con la espada; espero que no se tome como una afrenta irreconciliable esta actitud. Son, sépalo, mas bien una protección contra si misma.
Lamuel se alejo y comenzó a caminar por la habitación.
-No hay nada que yo pueda hacer que pueda lastimarlo permanentemente, Lamuel.
-Exactamente a eso me refiero, mi señora. Pero mis planes pueden ser troncados por una actitud poco receptiva de su parte, asi que me he tomado la cruel responsabilidad de obstruir temporariamente su movilidad, así como despojarla de todo recurso de naturaleza arcana para recuperarla. Sus pertenencias le serán entregadas, mi señora, una vez que mi exposición sea completada.
-¿De que habla, Lamuel? Usted va a matarme.
-No si puedo evitarlo, mi señora. No he venido a este mundo a ultimar a la mejor espada de Kalan, sino a otros destinos quizás menos mundanos. Sea cual sea el resultado de mi exposición, mi señora, le devolveré sus posesiones, y usted estará en libertad.
Fleur asintió en silencio.
- He esperado este momento que vivo hoy desde hace sesenta años, de los cuales al menos treinta los pase en el fondo de una prisión enana, como usted bien sabrá. Aun lo recuerdo como si fuera ayer. Fui alzado a esta extraña suprarealidad con el único objetivo de alcanzar el poder mas absoluto que jamas pude encontrar entre mortales y fui derrotado. Una cruel barrera se interpuso en el único deseo de mi corazón, la capacidad infinita de reescribir mi historia y todas las historias de este ingrato mundo. Yo soy, de todas aquellos libres que caminaron por este jardín, el mas capacitado para ocupar el Trono de los Eones, porque el Rey de las historias, y del arte. Y la vida, querida, no es mas que una gran Historia; como pretender negarme a mi el derecho a ser el gran Autor? Se que usted también tiene ese deseo ardiendo en su corazón, pero sepa, que su ingratitud hacia su progenitora no le da el derecho a reescribir la historia solo por eso.
-Eso no cierto, mi querido Lamuel, soy una mujer, no la hija de mi Madre. Me insulta usted al poner a mi relacion con ella como el fin de mis actos!
-Puede que no sea así, entonces, que la trajo aquí?
-Lo mismo que me llevo una y otra a ves a cada sitio en el que estuve; el Poder.
-Conozco la sed de Poder, también ha sido un permanente atractor en los pasos de mi vida. Y sin embargo, no es cierto. El Poder no es un Fin; es un Medio. Yo busco el Poder desesperadamente para limpiar mi conciencia de una, dos, múltiples traiciones, mías y de mis seres amados. Usted busca el Poder porque desea superar totalmente a quien brillo con tanta firmeza que usted no pudo opacar.
-No podrá manipularme con tan viles insultos. Soy una Triunvira de Kalan, no voy a caer en la indignidad responderle en los términos que se merece.
-Su negativa, mi señor, asi como su falta de argumentos me da la razón.
-Usted mismo se la da, mi señor. No puedo contestarle como me gustaría, no con mi boca sino con mi acero.
-Mi señora, gran triunvira, lamento pronunciar esta frase aquí, pero la Verdad siempre triunfa: es usted predecible. Cualquiera que haya tenido trato con los cortesanos de cualquier reino puede ver venir sus conspiraciones a leguas de distancia.
-Pues creo que mis conspiraciones han tenido éxito en gran medida.
-No en este caso en particular; le recuerdo su vulnerable estado, mi señora.
-Mis rivales se están masacrando en una nave aislada a medio universo de aquí; yo calificaría a eso de una victoria para mi causa.
-Eso, mi señora, no es su victoria. Es la mía.
-¿Que?
-Mi señora, la verdad sera develada en este acto. Nadie se llame a engaño; yo soy el artífice de esta, que seria su gran victoria. Me propongo un breve recuento de mis actos: yo dormía en el fondo de una torre cuyo nombre aun me disgusta, Minas Orion. La doncella que llaman Casandra y una enana de gran valor, cuyo nombre es Grana, me rescataron de esa mortalidad. Fui transportado a una fortaleza llamada Zion, en lo mas profundo del Inframundo, donde Casandra demostró una gran habilidad en restaurar mi debilitado cuerpo. Un hombre que llamamos Armand, aquel que alguna vez fue el objeto de su mas traicionero amor, entro en mi mente y me pidio información acerca de una infausta empresa. Su objetivo: ocupar el vacante puesto del Destino. Sabia de mi anterior aventura, y deseaba detalles acerca de como completarla con éxito. Tamaña insolencia me enfureció, aunque me cuide bien de demostrarlo; el, un miserable y autoritario, totalmente incapaz para el gran arte que requiere ser el Creador de las Historias, deseaba el Libro del Universo? Coopere con él, sin embargo, gane su confianza. Le revele los secretos de las Sephiroth, secretos que solo los invothak recordamos (y que Melwas, como nieto de Invothaks, recuerda también). El me revelo, a su vez, una terrible sospecha. Sus actos, mi señora.
-¿Que?
-¿Creyó usted, sinceramente, que podía traicionar a sus compañeros y ellos ser incapaces de percibir su traición? ¿Creía usted realmente que podía ocultar su mente a una Telepata como la dama Casandra, a quien tengo en alta estima? ¿Cree que Armand, un paranoico, no espera siempre una traición? Armand sabia de su traición. Casandra penetro en su mente y leyó quienes lo atacarían y sus planes.
-No puede ser, escude mi mente...
-Eso fue quizás lo que más le llamo la atención; sus escudos eran tan ostentosos en el plano astral que cualquier telepata se sentiría tentado a romperlos tan solo por curiosidad, mi señora. Usted sobrestimo a sus aliados.
-Pero había genuina sorpresa en ellos.
-Mi historia no termina aquí. Como le dije, mi larga exposición de los secretos del destino hizo que Armand confiara en mi, y me revelara su esperada traición. Yo encontré una oportunidad para participar en este juego.
-No puedo creer que usted...
-Yo. Use mis artes para borrar toda sospecha de la mente de Armand y Casandra. Admito que lo segundo no fue facil; admiro a la Dama por su habilidad. Mientras usted se esforzaba por reclutar a los miembros de su conjura, yo me ocupaba de borrar sus pasos. Nadie volvió a sospechar, mucho menos Armand, aun sujeto a mi sugestión. Viaje por el mundo y me prepare; cuando el viaje partió, me ocupe de entrar a la nave a la vista de todos, como una manera de ser lo mas eficiente posible. Tome la forma de Magetrain Kaldurion.
-¿Que?
-Mi señora, el divino Magetrain, si estuviera vivo, hubiera sido capaz de barrer por el piso a todos usted con algún conjuro ofensivo. Me limite en magia ofensiva es ciertamente mas bajo; de todas maneras, mi objetivo era entrar a la nave, y al mismo tiempo, abrirles el paso a los reinos.
-Yo misma traspase el cuerpo de Magetrain con Executrix!
-Mi señora, usted fue victima de una cuidadosamente orquestada ilusión. Diga la verdad, ¿cree que un mago con el poder que acaba de poner en jaque a tres karmigeros caería con una simple estocada a la espalda, tenga o no acupuntura?.
-¿Porque no? No seria la primera vez...
-Puede que tenga razón. Usted no lo ve, pero estoy sonriendo. Mi estimación fue que la Dama Casandra cuidaría de cualquier herido; fingir ser derrotado por los karmigeros solo haría que queden de mi restos humeantes, o ser cortado al medio por el hacha de Grana o la katana de Zeldon o el Sable de Zeldon, incluso, solo haría de mi un cadáver, y aunque puedo fingir la muerte con considerable éxito, llamaría la atención que mi cuerpo, ilusión o no, comienza generar piernas por si mismo aun después de muerte. En cambio, una estocada, por mas letal que fuera, es solo una herida pequeña, que justificaría un herido mas o menos entero que Casandra podría dejar en una enfermería en vez de enterrar al pie del arbol treant.
-Yo podría no haber atacado!
-Y yo podría haber improvisado otra cosa. No se enfade usted; esta en compañía de gente muy meritoria que ha sido igualmente embaucada por mi. Prosigo con mi historia; los terrores de la ascensión no fueron nada para mi; peores tengo todos los días al dormir. Cuando Casandra se retiró de la enfermería para ayudar a sus aliados que estaban siendo atacados por Enor y su banda, me deslice a esta capsula de escape, asumiendo que usted tomaría el mismo camino. Mi razonamiento fue exacto; incluso, su breve pelea con la Dama Pietra, a quien tengo en alta estima, me dio la oportunidad para deslizarme, invisible, a esta nave frente a sus narices. Usted vio lo inadvertido que puedo pasar si lo deseo. Así termina mi explicación acerca de como hemos llegado a este lugar. Huelga decir que su ingeniosa idea de dormir para ahorrarse los terrores de la ascensión me facilito las cosas. No me costo inmovilizarla. Por cierto, ¿el sueño alertargó sus pesares?
-No.
-Lo imagine. Creame, es un fenómeno que conozco sin necesidad de viaje planar. Ahora, mi señora, ha llegado el momento de la verdad, el summun de mi exposición. He llegado hasta aquí con su mismo objetivo; y esta es mi oferta. Ante nuestro objetivo queda al menos un obstáculo; el Guardian, Melwas Igraine, y es muy posible que los otros ocho candidatos a Destino se materialicen en cualquier momento aquí. Este es mi plan; una alianza entre los dos para detener al guardián y a los otros candidatos. Juntos, seremos invencibles; necesito un agente visible, mientras me mantengo en las sombras y comploto desde alli. Usted, con su gran Visibilidad, seria la distracción perfecta.
-Y entonces, me destruirías en el momento preciso cuando hayamos eliminado a los demás.
-Asi es. Es una desgracia, pero no queda otra opción. No se puede subir al trono del destino sin eliminar a todos los otros libres como usted o yo. Por lo tanto, querida, seremos aliados, pero puedes esperar con total certeza de mi una traición.
-Y tu puedes esperar una de mi.
-Nada me sorprendería menos que usted me traicionará, mi señora. Me honrara con tal acto.
-Hermano Lamuel, trato hecho. Ahora, sacame de estas putas ataduras.
-Levántese usted misma, mi señora. Son ilusorias.

viernes, junio 04, 2010

Cuentos de Kraad XXIX: Numero deus impare gaudet

El poder curativo es uno de los misterios del universo. ¿Por qué esta universalmente vedado a los magos? ¿Por qué solo los sacerdotes pueden ejercerlo? Es una limitación ineludible. No hay otra cosa que la Magia no pueda hacer mejor que la Fe; sea abrazar con fuego caído del cielo, sea moverse por reinos mas allá de la realidad mundana, sea incrementar la fuerza y el poder de un aliado; sea animar a un cadáver con esa extraña parodia de la vida que llamamos la no-muerte. Los magos dicen que el poder curativo es difícil de duplicar con magia ya que requiere un control exhaustivo de una mente suprema (es decir, un dios) para regenerar cada célula dañada, cada tejido rasgado. Nada dicen, por supuesto, de porque esa limitación no se aplica a la tarea de digamos, mover cada átomo de sus cuerpos a otro punto del planeta instantáneamente.
Los Sacerdotes dicen que los dioses crearon la magia para darle a los seres vivos un potencial para sobrepasarlos o reemplazarlos. Sin embargo, también crearon la muerte para evitar que esto sea inevitable a la larga. Y para asegurarse que una cosa no sobrepase a la otra, diseñaron una limitación inherente en la magia que impedía desafiar a la muerte. Nada dicen, por supuesto, de los cientos de maneras que los magos han encontrado para escapar a su muerte, desde el primer Lich que se oculta en el inframundo, hasta los eventuales feyrs, archimagos, o el simple conjuro de Longevidad que garantiza la inmortalidad clínica. O los dragones, su propia creación que son tanto, para todos los fines prácticos, grandes magos como, para todos los fines prácticos, inmortales.
Ninguna de esas disputas le era familiar a Casandra, ni, en rigor, le importaban un rábano. Ella estaba mas allá de esta limitación porque a) al ser un arkane, había nacido en un universo diferente donde las patéticas limitaciones de este mundo no se aplicaban, b) no era maga ni sacerdotisa, sino psionica c) era tanto capaz de curar como de usar artes psionicas capaces de eclipsar a un mago de su mismo nivel.
Y haciendo uso de ambas habilidades, despertó a Tharloff.
- Paska! Tämä lohikäärme oli erityisen hedelmällinen! –gimió el drakking en Dveska.
- No era un dragón, querido. Landon destruyo su propia nave. Sabes que es un poco precipitado.
- Auuch…supongo que siempre se arrepintió de no haber disparado en ese mundo alterno que visitó… el del morgest.
- Tú estabas muerto en ese mundo, Tharly – le dijo, acariciando la cabeza.
- ¿Cómo esta Grana?
El rostro de Casandra se ensombreció – No hemos encontrado su cuerpo. Si es que quedo algo… este lugar es especial.
Luego de un momento, admitió: - Creo que esta vez la hemos perdido.
Tharloff bajo la vista. Estaba demasiado cansado para sentir angustia.
-¿Encontraron a Charizar?
-Si. Lo he curado. Me ha costado una pelea con Armand, te diré.
-Entiendo.
El drakking reconoció que estaban en la enfermería, desordenada pero más o menos entera. Noto que la camilla donde estaba Magetrain en éxtasis estaba vacía.
-¿Qué demonios fue eso, Cas? Digo, Enor, ese ataque y todo eso.
Cas se encogió de hombros.
-Enor creía que nuestra misión podía cambiar la historia, acaso destruir el mundo. Un mundo que el controla en gran parte. Tenía mucho que perder.
-Era el último sobreviviente de los que destruyeron al destino, verdad?
-Así es. – lo miro extrañada – ¿Como lo sabes?
-No estoy seguro. Me sonó cierto, simplemente.
-¿No te estarás volviendo telepata, T? – Cas sonreía.
-No, Tiwur me libre. Ser un virtumante es demasiado para cualquiera.
-Bien, porque no quiero competencia. Enor vino a salvar el mundo, el mundo que él entendía que era el correcto.
-Entiende aun. No está muerto. – meditó el karmigero..
-No. No sentí que haya muerto. Pero no está aquí. – aclaro Cas.
Tharloff cerró los ojos. Sintió el karma a su alrededor, buscando ese agujero en la matriz del karma que Armand le había comentado.
-Quizás no. ¿Así que nos abordo?
-Estuvieron a bordo todo el tiempo. Usaron alguna especie de magia o poder para ocultarse de nosotros, de mi telepatía, de los sentidos de Grana, de su percepción del karma.
-Son buenos. – admitió el karmigero.
-Tuvieron ayuda de adentro, también.
Tharloff se sintió incomodo.
-¿Pirotesh?
-Si. Prácticamente fue la que organizó el ataque, a la par de Enor. Nos traicionó. Se escapó en la capsula de escape. Landon dice que debe estar llegando a la corona del destino.
-Mierda. – El labio le sangraba; era curioso que Cas se haya saltado ese detalle. Se lo limpio.
-¿Tenemos más bajas? – Preguntó Tharloff – O sea, Grana, el viejo Ruspy…
-Hitamo. Zeldon.
Tharloff maldijo en voz baja.
-Y Megalreanna… bueno, es diferente ahora. Se fusionó con un heraldo de Sirion, parece que eran amantes, y ahora, son una misma persona. O criatura. O cosa.
Tharloff se incorporó y salto de la camilla. Se ajusto sus brazaletes.
-Bien. ¿Como sigue esto?
-La nave está hecha pedazos. Esta sala y parte de la parte de arriba es lo único que queda. Armand está con los prisioneros – Frunció el seño, era evidente que no le gustaba ese concepto. – Landon está tratando de improvisar alguna manera de seguir adelante.
Cruzaron un par de escotillas, y llegaron a una sala donde efectivamente estaban Armand y los prisioneros. Charizar, sano, pero visiblemente debilitado, lleno de cicatrices. Un goano vestido como un mujid, profundamente dormido. Y un elfo robusto, de kimono y espada, las manos atadas.
-Tharl. – Saludo Armand. – Buena pelea.
-¿Buena? Enor me hizo pedazos, si Char no lo distraía…
-El que da el último puñetazo es el que gana, Tharl. Enor no esta aquí, y solo quedas tu. Ganaste, mi amigo.
Casandra se inclino a borrar las cicatrices del dragón, pero este se negó con un gruñido.
-Me dejaste solo…
-El karma es un asunto solitario, discípulo.- se burló- Tuve que hacer un servicio a unos amigos.
-¿Megalreana y el heraldo? ¿Dónde están?
-Afuera, con Landon. Tenemos que seguir. Hitamo lo habría querido así.
-¿Qué vamos a hacer con tus “prisioneros”? –pregunto, irritada, Cas.
-No lo sé, Cas – contestó, un igualmente irritado Armand.
-Hoy no ¬–tercio Tharl. – Cas, abre un vínculo con Landon.
"Landon, que vamos a hacer."
"Como está la situación allá afuera."
"Bien, lo que hice, lo hice bien. La nave se queda. Cuando apague los motores conservamos mucha… “inercia”, así que estamos más cerca en las dimensiones trascendentes. Pero no vamos a llegar."
"¿Entonces?"
"Tenemos una alternativa."
"¿Pensaste en algo?"
"No. Nuestro nuevo amigo, o amiga, o amige. Puede llevarnos."
"¿Mitrae?"
"Si. Es parte de sus habilidades como El Pacto, dice. Puede movernos a todos allá."
"Excelente."
"Pero hay una condición. Aparentemente, solo puede haber hasta 10 eleutheros, sea lo que sea eso, en el jardín."
"Así que tendremos que llevarnos a los prisioneros?"
"Inaceptable. Mataron a Grana, a Zeldon y a Hitamo."
"Enor mato a Hitamo. Grana murió en la explosión. Zeldon está vivo… bien, no muerto. Pero no aquí."
"Eso es irrelevante. Son enemigos."
"No es un punto a negociar. Son Diez o nada, dice Mitrae."
"No llegamos de todas maneras. Nosotros somos cuatro, con el ángel somos cinco, los tres prisioneros son ocho. Pirothess es la novena."
"Gracias. Aun no aprendí a contar. Mitrae dice que tenemos un último eleuthero que nos está esperando allá."
"Si, el Guardián."
"No. El Guardián no cuenta."
"¿Quién?"
"No lo sé. Mitrae dice que es una sorpresa."
"Opss. Está bien. Pero quiero mis miyikos."

viernes, enero 29, 2010

Capitulo XXVIII: Vulnerant omnes, ultima necat

Si todos los karmigeros del mundo usaran su mejor ataque en el primer round de un combate, Kraad seria una ceniza humeante. Ese es un viejo proverbio queuriano, que frecuentemente ha sufrido mas de un cráter causado por la predisposición de un usuario del karma a atacar con mas fuerza de la necesaria.
Si se le preguntara a un karmigero porque estos nunca usan su mejor ataque en el primer round, este diría que la razón es simple: la pelea seria demasiado corta como para disfrutarla. Esto no deja de ser verdad, pero no lo es por los motivos que el karmigero intenta aludir. No es verdad que los karmigeros usen una escala estrictamente creciente de poder en sus ataques porque disfruten estéticamente de la pelea y deseen darle a su oponente una chance deportiva, un Handicap, un desarrollo dramático de la pelea. Al menos, no es la razón mas profunda.
Si presionas un poco al karmigero, este te explicara que gran parte del valor de una técnica depende de la sorpresa. Algunas defensas son mejores contra ciertas técnicas, y un karmigero que use a granel su mejor técnica rápidamente vera que todos sus enemigos recurrentes han pasado estos meses de descanso entrenando defensas ideales contra sus técnicas. Bien, esto no deja de ser verdad.
Pero no es ni por lejos la razón por la cual los karmigeros guardan su mejor ataque para el final.
El karma es un recurso limitado. Muy limitado. Veras, la espada de un guerrero nunca pierde su filo. El favor de una deidad dura bastante. Los conjuros de un mago se acaban mas rápido de lo que uno cree. Pero el karma de un karmigero es una llamarada que explota rápido y fuerte, y deja todo quemado a su paso.
En otras palabras, si un karmigero usa su mejor ataque en el primer round, lo mas probable es destruya a su enemigo sin problemas. El problema estará con el siguiente enemigo que entre al campo de batalla diez minutos después.
Todos los karmigeros (al menos, todos los karmigeros que sobreviven) respiran ese credo y ese temor toda su vida. Es una verdad de su arte tan cierta como universal. Esa fue la razón por la cual Tharloff Ulurund ataco a Enor Dufour con una técnica tan débil como los cuchillos de karma, esa noche en la parte superior de la cabina del Gomerghast. Deja lo mejor para el final, decía su karmigero interior. Eso y que había dejado sus miyikos en su habitación cuando empezó el combate.
La situación había cambiado. Enor estaba aun ahí, pero había dejado caer su arma principal: Terminal Blade. La espada creada por Mandramas era conocida como el arma personal mas poderosa de la historia, y estaba tan indisociablemente asociada a Enor que incluso era un tema de canciones infantiles. Despojarse de su arma había dejado a Enor en un estado de indefensión que todo karmigero (quedaban tan pocos) hubiera soñado. Es mas, si en plena batalla contra Metatron, Enor y Tharloff, peleando del mismo lado, el enano hubiera quedado así desarmado, probablemente el karmigero le hubiera dado la espalda al mismo metratron para aprovechar la oportunidad y matar al enano.
Y al mismo tiempo, le había devuelto un arma definitiva: la velocidad de la oscuridad. La técnica que Tharloff había buscado desde su adolescencia, estaba tan asociada a su estilo de pelea (y el de Armand) como Terminal al de Enor.
así que tan pronto como la energía del megakarmigero lo inundo, Tharloff volvió a conectar la velocidad de la oscuridad. Durante un instante subjetivo temio ser nuevamente arrojado hacia el vacío, como la ultima vez unos minutos atrás. Pero nada sucedió, salvo que Enor pareció detenerse ante sus ojos.
Tharloff cavilo. Enor era, discutiblemente, el oponente mas formidable y peligroso que podía encontrar en todo Kraad. Estaba totalmente justificado utilizar todo su karma para eliminarlo. Y ya que estaba decidido a usar todo su karma, lo mejor mas optimo era hacerlo en un solo golpe, en un infinito y eficiente golpe.
Lo que lo hacia cavilar era, como siempre, el Segundo Enemigo. Enor era el mas peligroso, pero cualquier cosa es peligrosa si eres un karmigero sin karma. Esta noche, si todo salía bien, si podían repeler a estos enemigos, pisarían el Reino del Destino. Que estaba guardado, al menos, por un oponente capaz de eclipsar a Enor.
Opto finalmente por un camino intermedio: su segunda mejor técnica. El campo de energía surgió de todos los poros de su piel. Tharloff tomo a Enor como el foco de su técnica, y libero todo su potencial.
Aquí fue cuando descubrió Tharloff su error. Verán, los ataques de energía de un karmigero en general no son demasiado rápidos. A lo sumo se pueden mover a la velocidad de la luz (y en la mayor parte de los casos ni siquiera alcanzaba ni una ínfima parte de esa velocidad). Ningún mejorador puede afectarlo. Esa es la razón por la que los karmigeros de alto nivel aun utilizan ataques de melee, a pesar de que poseen ataques de energía mucho mas destructivos. Para la velocidad de la oscuridad, las oleadas de plasma karmico del campo de energía se movían en cámara lenta. Su nerviosismo le había ocultado esa verdad fundamental. Mas allá de que iba a ser subjetivamente un rato largo hasta que las oleadas de energía abrasen al enano, lo cierto es que estas oleadas no eran para Enor mas rápidas que cualquier otra técnica. Y por lo tanto podrían ser fácilmente esquivadas.
Y eso fue lo que sucedió. Tharloff pacientemente observo como se tensaba los músculos de enor, su rostro se encendía y su cuerpo lentamente se arrojaba hacia atrás, dejando libre el punto donde la energía convergía.
Tharloff cancelo el ataque entonces. había desperdiciado demasiado karma. La velocidad de la oscuridad solo era un ventaja en melee, así que Tharloff cargo, y uso el gancho de Zefiro contra el desprevenido Enor.
Una vez mas, la mala suerte lo acompaño. Porque ataco casi a ciegas, y golpeo un punto central del rígido tanque de placas de Enor. El dolor en los nudillos lo cegó, y vio su mano llenarse de su propia sangre. El tanque de placas se astillo y agrieto, pero resistió, e incluso absorbió la inercia del impacto y el mismo karma del ataque. Tharloff había fallado su ataque.
Dos errores seguidos eran demasiado. Tharloff tomo un enfoque practico, y uso una técnica totalmente inesperada. La llamaba la patada del pozo, y era el completo opuesto del gancho del céfiro. En vez de ser un puñetazo al mentón que te eleva por el aire, era una patada descendente a la coronilla que te hunde en el suelo.
Y Tharloff, pacientemente maniobro en el aire, y golpeo con su rodilla el casco del enano. Sobre tierra normal, la patada del pozo solo te hunde hasta las rodillas. Con la velocidad de la oscuridad activada, en cambio, el Enano se hundió mucho mas que eso; atravesó el casco de Gomerghast y se perdió en el interior de la nave, dejando un túnel de escombros voladores.
Tharloff respiro. Era hora de usar otra de sus segundas mejores técnicas. había estado guardándola justamente para una batalla como esta. Era un viejo invento de Armand. La llamaba El Fuego del Armigero.
Todas los lugares, decía Armand, tienen su propia energía, su propia esencia. Esta técnica simplemente colectaba esa energía usando el karma del lanzador y la moldeaba en la forma de un arma. Solo era un arma de un solo uso, pero su impacto era terrible, generando una oleada de poder crudo que el karmigero podía dirigir y controlar. Era, por lo tanto, un ataque de melee, acelerable con la velocidad de la oscuridad, pero tan destructivo como el mejor de los ataques de energía. La única desventaja del Fuego del Armigero era que la forma exacta del arma dependía del lugar donde estabas y que solía tener pequeños efectos secundarios sobre el ejecutor. Tharloff lo había usado en el goan, y se había formado una cimitarra candente de energía blanca, que le hablaba a su mente y lo compelía a ser virtuoso.
Por esta razón, Tharloff se asusto al ver que el fuego del armigero se formaba en una enorme espada de dos manos, cuya hoja estaba formada por un fragmento del vacío Sobreplanar, llamante y omnívora. Durante un aterrador segundo espero que la espada en sus propias manos siguiera las ordenes mentales de Enor y lo atacara. Pero eso no sucedió. Tharloff pensó que era lógico, después de todo estaban viajando en el mismo Sobreplano del vacío, alejado de todo plano. Siguió cargando el fuego con su karma, haciendo mas y mas grande la espada, mas poderosa y peligrosa, hasta que apenas le quedo karma para mantener su velocidad.
Tharloff se aseguro que El Fuego del Armigero no hacia ningún ademán sospechoso, y se arrojo por el túnel dejado por Enor. Era largo, mas de un kilómetro, y conducía hasta la popa del Gomerghast, donde estaban los tanques de mana. El túnel desembocaba efectivamente en un inmenso tanque cúbico de cien metros de lado, afortunadamente vacío.
Ahí estaba ENor, todavía moviéndose en cámara lenta. Tharloff dio un rápido paneo y descubrió un espectáculo aun peor. A ambos lados de Enor había dos cuerpos, ambos severamente heridos y sangrantes y quizás agonizantes. La mirada en el rabillo del ojo le revelo que el mas pequeño no era otro que Grana, su amiga y compañera de Aventuras, y que el mas grande, era la forma humanoide de Charizar, su examino y ex compañero de aventuras.
Tharloff cerro los ojos y se concentro en su combate. Enor le daba la espalda, y giro a su alrededor; quería ver su rostro; y efectivamente lo vio; el casco se había partido y su armadura despedazado en la caída. La hoja Terminal del Fuego del armigero dio un rápido giro y se incrusto en el pecho del enano; y como su homónima mas celebre, la hoja se abrió en un cono de terrible oscuridad que cubría todo el torso. Tharloff vio el rostro de Enor descomponerse por la terrible presión gravitacional; los fragmentos de su armadura combarse, partirse y volar chupados por la hoja. Enor grito, un aullido que THarloff no pudo escucha a pesar de estar a centímetros de distancia, porque la Hoja terminal absorbía todo el sonido y el aire. Los ojos inundados de dolor y asombro de Enor se cruzaron con los suyos; Tharloff por instinto libero las ultimas restricciones, y la hoja creció, una oleada de oscuridad tapo por entero a su enemigo, y ambos desaparecieron con un chasquido seco.
Tharloff cayo sobre sus rodillas, agotado; desactivo la velocidad de oscuridad, mirando el lugar donde hasta un segundo atrás estaba el matakarmigero mas poderoso de su mundo. Jadeando, espero unos segundos, aun alerta, esperando un contrataque. Luego cerro los ojos, y trato de concentrarse en Casandra, buscando que ella lo sienta y le comunique donde estaban los otros. Grana necesitaba ayuda urgente.
Lo siguiente que sintió fue el frío de una hoja metálica cruzar su cuerpo. No sintió dolor, el golpe fue tan sorpresivo que lo inmovilizo. abrió los ojos y vio a Enor, jadeante, lastimado y sudado, con una espada de dos manos que estaba incrustada en el abdomen de Tharloff.
-Tharloff-Escupió Enor- Pequeño idiota. ¿Sabes? Tengo una espada, una espada muy peligrosa. Se llama Terminal, quizá la conozcas. Es peligrosa porque a veces, si no la usas bien, si pierde la concentración, si te tuerces cuando estas dando un mandoble, puede golpear a su propio portador. ¿Crees que nunca pensé en eso, Ulurund? ¿No crees que pude haber diseñado una manera de atenuar ese riesgo?
THarloff no podía contestar. La hoja de la espada, de alguna manera, emitía algo que lo paralizaba, que le drenaba toda calidad de pensamiento mientras se mantenía dentro de su cuerpo. Era como el aullido de un matakarmigeros, pero hecho arma y acero.
-Ese viajecito, ese pequeño ataque, no estaba mal. Pero ya estuve allí, y volví de allí. La primera vez fue cuando pelee contra un Morgest, hace tanto tiempo que ya lo había olvidado. Las botas, ese es el truco. Te pueden transportar desde muy lejos. Son unas malditas botas mágicas, muy, muy útiles. Realmente valieron todo ese puto trabajo que me costo robarlas.
Enor retiro la espada, pero el aturdimiento aun nublabla la mente de Tharloff. Vio como enor alzaba la espada sobre su cabeza y decía.
-Mándale mis saludos a Grana. Nada personal, dile, solo el bando equivocado.
El golpe final cayo velozmente, y en con un estruendo metálico, fue detenido por una garra. Enor miro y vio un rostro draconiano a su lado.
-¡Charizar! Que demonios haces!
Tharloff entonces contraataco con el puño del céfiro; esta vez sin armadura, conecto perfectamente sobre el mentón del enano. Enor voló, catapultado por el ultimo remanente de karma de Tharloff, y salio despedido, atravesando nuevamente las paredes de Gomerghast, hasta salir afuera de la nave como un meteoro celeste.
-¡Charizar… - Tharloff, aun arrodillado, se toco el vientre perforado y sangrante. El dragón no estaba mejor; la mitad izquierda de la cara era un sola herida, y el brazo izquierdo estaba cortado a la altura del hombro. Sus alas eran despojos quebrados. Pero estaba vivo.
-… nada contra ti… Venganza… Grana…
-Ahorra palabras, Char. Tienes que salir de aquí o Armand te hará pedazos. Casandra no te va a curar, aunque la verdad es que si no viene rápido yo tampoco voy a contar el cuento. Hay una capsula de escape, tenemos que volver a los pasillos… Por Wilthas, Grana…
Tharloff intento levantarse, pero no sentía las piernas. Sabia que Enor estaba lejos, pero vivo, y la batalla aun no había terminado…
Fue en ese momento cuando una de las paredes del tanque se puso al rojo vivo y estalló; una oleada de energía mágica incandescente inundó la habitación.
-Tengo un mal presentimiento… - musitó Tharloff.