viernes, octubre 28, 2005
Capitulo IX: Sancta sanctorum 10:41 p. m.
La Reina Bork y su Comunidad Bork, por su parte, tomó el núcleo de kraad como su refugio, y usando el campo magnetico del planeta forjó en su interior una burbuja hueca de seis kilómetros de diametro. Enfrió una sección del núcleo con un portal al plano paraelemental del hielo; el metal enfriado sirvió para construir una estructura metalica impenetrable e increiblemente resistente. Un portal al plano elemental del aire permitió mantener la presión y la temperatura confortables (para un bork: 5 grados centigrados). Los escasos falangsterios restantes de la Comunidad Bork se fundieron con la estructura. La ciudad subterranea resultante, más grande que cualquier otra ciudad del inframundo, se denominó DSTCom (Domo SubTerraneo de Comando). Con el tiempo, la comunidad se pasó a llamar los Borks de DeSeTiCom, y posteriormente, Desepticoms.
La guerra de los AutoBorks contra los Desepticoms duró diez largos años, y arrasó con el inframundo. Concluyó cuando Gran Mariscal de los ejercitos uleanicos, Magetrain el Piroclasta, usó su potente conjuro de Cataclismo Sincronico para debilitar a los Desepticoms, y finalmente 555 pudó desactivar a la Reina Bork y convertirse en el monarka de los Borks restantes bajo el nombre 0001. DSTCom pasó a llamarse Zion, la oscura, y permaneció bajo el comando directo de Magetrain, interesando en tener una fortaleza equidistante a todos los puntos de la superficie de Kraad.
Sin embargo, la reina Bork no habia sido purgada totalmente, y parte de su personalidad habia sobrevivido. Se convirtió en una personalidad residual de 0001, y finalmente logró controlarlo. Los Autoborks le declararon la guerra a Ulean. En la batalla de Zion, cientos de barcos etereos y falangsterios combatieron en los calidos mantos del centro de Kraad; pero los autoborks lograron desestabilizar el núcleo magnetico de Zion, que amenazó con destruirse por la intensa presión. Magetrain evacuó Zion, y la guerra pasó a una etapa de superficie. Finalmente, 0001 se sacrificó para destruir a los remanentes de la reina bork, y los autoborks se rindieron y se convirtieron en esclavos de Ulean. Otros asuntos apremiaban en Ulean; el conciliante blanco, un joven mago llamado Maerios Valyant, comenzaba a convertirse en un problema.
Pero Zion resistió la falta de su núcleo magnetico, y no se colapsó. No mucho despues, fue capturada por yikarians y otros miembros de la Federación Osseanica, que habian aprendido de los Daos formas de atravezar la corteza terrestre sin dañarse. El Gran Thain Enor, que en ese momento (1668) estaba invadiendo Osse,
comprendió que una fortaleza en un punto tan crucial del inframundo era una amenaza concreta a sus planes. Asi que contrató a un grupo de diez héroes en los que confiaba plenamente. Seis años atrás, juntos habian derrotado a Metatrón; en ese momento confiaba en estos héroes como en sus mejores amigos.
Estos héroes penetraron en Zion; arrasaron a los yikarian y limpiaron la fortaleza. En pago a este favor, Enor les concedió el derecho a gobernar Zion. Ellos le cambiaron el nombre a la ciudadela; le pusieron simplemente la Cueva. Eran Armand Brankaster, Hitamo, Tharlof Ufrundgurud, Megalreanna, Rusplikinty Hispanianame, Rose Noir, Grana, Casandra, Landon Donovan. Y el fantasma de Zeldon Naer.
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Armand nunca salía de la Cueva. Habia habituado su cuerpo a la enorme presión de 140 gigapascales que habia normalmente en la cueva. Cuando el intangible Zeldon le contó acerca de los planes de Hitamo, a regañadientes arregló el anulador de campo gravitacional que Landon habia instalado dos décadas atrás. Semanas después, la presión rondaba los valores de la superficie y Armand se sentía incomodamente liviano.
La primera en llegar fue Megalreanna. Su cuerpo esencial podía resistir la presión antes de que el anulador se estabilize. A pesar de los años, Armand y Megalreanna seguían teniendo esa confusa mezcla de odio, respecto y confianza. Después de los saludos de rigor, cada cual se instaló en sus aposentos y no se vieron mas que un par de minutos en las semanas siguientes. Los aposentos de Megalreanna seguian intactos, aunque los muebles estaban cubiertos de polvo, y una que otra grieta en las paredes.
Zeldon y Grana llegaron cuando la presión se estabilizó. Armand se dio cuenta como extrañaba a la alegre y jactanciosa Grana, y al firme y anticuado Zeldon. Grana lo retó por haberse aislado tanto, y lo obligó a cantar y bailar con ella, como en los viejos tiempos antes de la guerra y la separación. El diplomatico del grupo, Zeldon logró sacar a la vieja Megalreanna de su corteza de cinismo; los cuatro pasaron un par de días muy entretenidos.
Landon y Casandra llegaron casi juntos. Landon venía con un mal humor de mil demonios, y se dedicó a refaccionar la ingeniería de la cueva. Casandra, por su parte, volvio a su juego de flirteos con Armand, el único al que realmente no podia controlar con su belleza.
Una noche, en la sala de los trofeos,cuando nadie miraba, suspendieron brevemente su histeriqueo.
Tharloff, Hitamo y Rusplikinty se materializaron a la tarde siguiente, luego de una breve parada en valle de nebel para curar heridas y revivir almas perdidas. Rusplikinty estaba muy viejo, aun para un centauro, pero seguia tan testarudo como siempre, y se negó a dejarse atender por Casandra.
En la sala de los cristales, Armand y Tharloff se vieron al día siguiente. Armand revisó los paneles. Hitamo dormía la mona; Rusplikinty meditaba. Casandra revisaba sus viejos diarios; Megalreanna aparentemente daba ordenes telepáticas a sus avatares en los planos exteriores. Grana y Zeldon ayudaban a Landon a reparar una viga quebrada en un terremoto.
-Todo en orden, amigo?
-Asi es, Tharloff. - contestó Armand, sin volverse.
-Tenemos que hablar.
Armand asintió.
-¿Te dijo Zeldon lo que quiere hacer Hitamo, verdad?
-No. Pero el giff es transparente.
-La gente cambia, Armand. Dejalo pasar.
-Nada cambia realmente. Solo se combinan los mismos elementos de formas diferentes.
-Tanta soledad te ha hecho mal.
-No tengo ganas de ver gente.
-Sabes, esperaba que vinieras a visitarme algún vez...
-Tu tampoco bajaste al sotano a verme.
-Bueno, tu sabés que hay cosas que hacer arriba.
-Tienes un pueblo y una familia que cuidar.
-Si no fuera por mi, el enano los hubiera matado a todos.
-No a mi.
-No. Quizas. Armand, basta. Son los recuerdos, verdad?
-Tharloff, no soy tu esposa. Deja la compasión para ella.
-No vas a hacerme enojar por eso, semielfo tonto.
-No soy un semielfo.
-Claro que no. Pero te comportas como uno. Somos humanos, y no vivimos miles de años. Necesitamos otras personas, amigos, amantes, esposas. Mascotas, por lo menos.
-No tengo deseos de ser sociable.
-Basta. Siento un ki acercandose. Pirothess está aquí.
En el anfiteatro, se materializó una figura. Una mujer de intenso pelo oscuro, armada por un estoque dorado. Pirothess I, triunvira de Kalan, nacida Fleur Noir, habia llegado. La reunión podía comenzar.
lunes, octubre 24, 2005
Una noche de mascarada 11:56 a. m.
Joy Valentina Diderot, a sus 23 años, esperaba aun un hombre al que pudiera amar sin enmascararse en una personalidad o una belleza que aun era la suya. Como toda mujer o hombre, le tocaron malos tiempos por vivir. Faltaban años aun para la guerra civil que derrocaría al emperador Phineas IV, pero las continuas guerrilas asolaban el pais. No le faltaron algún escarceo, algun amigo confundido en los pesares de la noche y la soledad, ni tampoco se puede desconocia por completo los placeres de la noche fria y el vino tibio y la sangre caliente. Pero de alguna manera misteriosa que siempre esta presente en toda hembra, conocia una ausencia en su pecho, que no se satisfacia con nada. Un filosofo de un mundo lejano decia que el amor es la busqueda de completitud, de la restauración de la separación arquetipica que habia convertido a El Hombre en macho y hembra.
Para cuando llegó el tiempo de la Mascarada, y las calles se llenaron de lluvia, perfumes y fiestas, ella silenciosamente se desgastaba de un amor a un joven espadachín de la guardia de corps. Julian Nasher D'Andrea, era su nombre, pero los poetas y los amigos lo llamaban Danval. Y Danval era poeta conocido también. Bajo sus rizos castaños y su rostro de marmol aqueo, Danval guardaba un poderoso cerebro y un brazo ágil y fuerte. Como Joy, no desconocía el amor, en particular de aquellas mujeres que como aves de paso surcaban su piel y su vida y sus dientes.
Un poeta sin sufrimientos de amor es menos poeta, se decia Joy, pero Danval (su Julían) rara vez le dirigia la palabra.
Esa noche, en la mascarada, Joy recurrió a sus últimos ahorros que su magro jornal de apotecaria le permitía, y pasó por la casa de su prima, una modista de renombre en los arrabales kalanites. Juntas diseñaron un escotado vestido de Mascarada, provisto de tantas argucias y trampas como una mujer experimentada conoce al vestir.
Esa noche, protegida bajo un falso rostro de papel mache, Joy se encontró con Danval, abrazado este del brazo de una morena celosa de ojos vidriosos. Resentida, Joy busco refugio en las esquinas que nadie visita, y en un umbral desojó vacía su pena, sin una lagríma.
No media hora despues, una fina pero persistente garúa aguó la fiesta, y un figura buscó refugió en el umbral. No era otro que Julián, Julián, mojado y triste como un gato hambriento. Tres nitidas lineas carmesí, paralelas, surcaban su mejilla, la marca de una mujer ofuscada. Joy embriagada de sorpresa y emoción, se dedicó a curarlo luego de la insulsa charla inicial.
Danval, lucido y sin haber probado mas vino que el vino de la desazón, le relató una imaginable historia de traición, celos y pasión no correspondida, de la que salía sospechosamente inocente. Demasiado sensata como para abrigar rechazo o sospecha, Joy terminó su cura y lo escuchó con total confianza. Apenas se conocían de nombre, pero esa noche Joy y Julian terminaron por confesarse los pesares de sus vidas solitarias y frugales.
Quizó el dios de los enamorados que esa noche Joy y Julian vieran juntos el amanecer. Pasada esa noche, la vida y la guerra los separó. Julian termino como comandante de los marciales en el sur, y murió entre guerras y espadas. Joy vivió largos años, terminó por enamorarse de un joven y talentoso mago que nunca terminó por confiar en ella.
-Extraido del diario de viajes de Edain, sirviente de la palma-
viernes, octubre 21, 2005
Capitulo VIII: Ultima ratio regum 9:26 p. m.
En los próximos días en Tera comenzará la feria mundial de 1700, y se esperaba una notable afluencia de visitantes de todas las razas y etnias. Por eso, no llamaba demasiado la atención un enano de mediana edad, vestido con un traje xenoriano y anteojos negros, correctamente peinado y con un bastón de plata. Lo acompañaba una señorita de unos veintidos años, rubia y bella hasta el dolor. Con alguien así a su lado, el enano no recibía ninguna llamada de atención.
Subieron a un carro oficial con el escudo de la Gran Khundidad en su costado, tirado de una cuadriga de hipovenados. Al cruzar la Vie Royale, donde aún estaba intacto el cráter dejado por él casi setenta años atrás, en el semblante del enano se pintó una sonrisa de melancolia. Su acompañante comentó en cerrado khunzug:
-"Ahora es un lugar turistico. Muchos turistas buscan souvenirs del lugar donde terminó la dinastía óntica"
-"Mejor asi. Estaba predicho." -Sonrió el enano- "¿El triunvirato ha hecho algo para revelar la verdad?."
-"No. Dudo que ellos mismos lo sepan. Para la historia, esa noche fueron malignos terroristas los que volaron el palacio real."
-"Son cosas que pasan. ¿Te conté la primera vez que tu abuelo me vio explotar?"
-"¿Cual de ellos? Kayl o el Duque"?
-"Kayl. Para cuando conocía al Duque ya hacia tiempo que habia controlado mis habilidades"
-"Me ha contado muchas historias, alteza, pero me temo que esa en particular no. Pero estamos llegando a los Champs du Victorie"
***
Bajo el misterioso nombre de los Champs du Victorie, el triunviro Evian Nordasil habia creado un parque muy particular. Visto desde afuera, presentaba una serie de glorietas y un rosedal siempre vacío. Pero este rosedal era mucho mas grande por dentro que por fuera, gracias a un habil manejo de espacios extradimensionales perfectamente estables. Los arcos del rosedal daban a bosques enormes, paisajes montañosos y lagos poblados de fauna salvaje, superiores en extensión a toda la ciudad de Tera.
Y lo mejor, la adivinación era automaticamente bloqueada por la complicada topología interplanar del rosedal.
Despues de recorrer las primeras tres glorietas sin penas ni gloria, el enano y su acompañante se encontrarón con un hombre alto y rubio, de tez rojiza, musculoso y cubierto de un kimono dorado. Cubrían sus ojos una placa metalica que parecía incrustarse en su nariz espingada, y no tenia en absoluto orificios para mirar.
-Longodar, viejo aliado mio.
-Su Alteza, mis respetos. Le ofrezco mi mano como saludo y prenda de paz.
-Ha sido un viaje largo, seguramente.
-Nada que no pueda reponerse en algunas horas de descanzo y buen alimento.
-No creo que nuestra anfitriona nos tenga preparado un recibimiento semejante, mi buen Longodar.
-Es una pena.
Despues de caminar algunos metros más, llegaron a un inmenso arco cubierto de rosas blancas y rojas. Un portón de hierro forjado con un emblema del Triunvirato marcaba el jardín posterior como una sala de recreo privada de los Triunviros. No habia guardias. No eran necesarios.
Cuando los tres visitantes se acercaron al portón, este se abrió de par en par, despejando la vista a un paisaje sobrecogedor por su belleza.
La mujer se sorprendió ante el espectaculo. Nada cambió en los frios rostros del enano y el gigante.
-¿Donde estamos? El aire se siente tan... puro.
-Olimpo- Contestó secamente el llamado Longodar.
El enano avanzó con paso firme, siguiendo el sendero con paso firme.
***
-Hace algún tiempo que no visitaba este plano, amada mia.-Dijo Garlond.
-Arvandor es un lugar maravilloso, aun en este reino privado. - Contestó Pietra.
-El enano va a llegar tarde.- Comentó Pirotesh
-El tiempo es esquivo en los planos- Replicó Marak.
Por la vera del camino apareció la figura del enano, su secretaria y el rubio Longodar. A paso firme llegaron al anfiteatro natural. Cuatro sátiros se inclinaron respetuosamente al acercarse y les acercaron firmes. De acuerdo al protocolo, uno de los sátiros los anunció.
-Kurkemenal, Shirokoron, Heredero de la Llama Dorada, Caduceo del Rayo y el Fuego, Parangón de los Dragones, Principe Dorado, Longodar Van-Hausen, Charizar!
El dragón saludó con una inclinación a los presentes y tomó asiento.
-El Azote de los Queurianos, Señor de las Cinco Barbas, Director de las Tres Montañas de Guerra, Monarca del Inframundo y Asesino de los Drows, Señor de Kokav, Gran Duque de Balas Kaladron, Conquistador de Feltia, Gran Señor de las Amazonas, Portador de Terminal Blade, Heredero de Arthakevox y Kevox, Gran Thain de Todos los Enanos, Enor I de Xabrax!
miércoles, octubre 19, 2005
Encuentro! Lisandro contra Mandramas 12:22 a. m.
(Inspirado en una idea de Joakin)
Resulta que estaba esa noche Lisandro acostado, abrazado a su termo multifacético cuando siente un ruido desde la calle.
- "HA! Ruidos inferiores!" le dice Lisandro a su amado termo, demostrando una vez más su cualidad para diferenciar lo inferior de lo superior , el termo asiente tras un sonido como el de alguién que traga un liquido através de una bombilla. Lisandro sigue echado ahí en la cama mientras ve el Canal del Rol en el que pasaban la novela llamada "El Dadofilo", que solo podía emitirse a altas horas de la madrugada por razones de fuerza mayor, entonces le comenta
a su termo:
- "Ves lo que te digo, Termi" (asi se llama el termo), "al Dadofilo no le convenía meterse con el dado de cuatro, ahora puede ir en cana por pedofilo".
Termi asiente:
- "Fshhhh-fshhhhh".
Lisandro esta muy concentrado, hasta que otro ruido desde la calle lo sobresalta. Se incorporá, Termi se asusta y se viste.
- "Fshhhh-fshhhh", exclama mientras se pone su tapa.
- "Noooo", responde Lisandro, "Mandramas está afuera?!"
Nuestro querido Master se incorpora ahora algo intrigado y se dirige en silencio al balcón. No observa nada en la calle, pero todavía, en silencio camina y agarra su bokutoh, Termi lo sigue, y agarra su arma de elección: el sacamocho. Juntos descienden en silencio y salen a la calle. Todo está a oscuras y en silencio, solo unas pocas luces iluminan la calle. Termi adopta su posición de vigilancia en la puerta mientras Lisandro se adentra a las tinieblas a explorar.
- “Fshhhh-fshhhh!!!” Exclama Termi fuertemente a tiempo que señala con la punta de la bombilla a la derecha. Lisandro se vuelva y observa la indicación de su amigo, entonces siente el ruido de el vacio que absorve el aire provenir de esta dirección, sapiente de lo que sucede sujeta fuertemente su bokutoh en posición defensiva, justo a tiempo para evitar el impacto directo de la Terminal Blade.
- “Mandramas”. Exclama nuestro DM, casi susrrando pero denotando gran seguridad.
Desde las penurias, aparecen primero los brillosos ojos de Mandramas primero, su expresión es seria y demuestra ira. Su figura se acerca aún más al Master, en la luz Termi puede ver ahora la opulenta armadura del hechicero que una vez quiso ser dios.
- “Lisandro”. Responde Mandramas con un tono más elevado.
Los contrinacantes se observan por un momento, sus miradas frías parecen intentar voltearse la una a la otra mientras continuan forcejeando con sus armas. Termi se adelanta en silencio tras cerrar la puerta de casa. Mandramas siente el sonido y observa. Entonces Lisandro, aprovechando el momento de confusión de su enemigo hace gira el arma mientras se vuelve unos pasos hacia atrás y tras un feróz mandoble asesta un golpe en la nuca al hechicero. Mandramas se desestabiliza, tambalea mientras retrocede pero logra reincorporarse antes de desvanecerse.
- “Termi!!!” Exclama sorprendido Mandramas. “Te prometo que esta vez tu termo no te salvará, Lisandro!” Agrega con la voz llena de ira. Termi mientras tanto se aproxima y se planta junto al Master.
- “Fshhhh-fshhhhh!” Responde Termi expresando una total autoridad.
- “Eso es cierto, Mandramas”. Añade Lisandro. “Pero tu no podías saberlo”.
- “Mentiraaaaa!!!” Grita Mandramas. “Dí lo que quieras. No escaparás esta vez!”
Mandramas sujeta a Terminal Blade con ambas manos, y se lanza en carga contra Lisandro.
- “Apartate Termi. Esta pelea es mía!” Resuelve Su Deminencia. Pero Termi esta decidido a combatir hasta el final. Lisandro se pone a la defensiva, esperando detener el embate, pero Mandramas es más listo, adivina los movimientos de su rival y en lugar de atacarlo directamente golpea el piso bajo los pies de nuestros héroes, causando que Terminal Blade absorva toda la calle de la cuadra. Termi utiliza su habilidad “pajilla helicóptero” haciendo girar esta para que lo haga volar, Lisandro intenta hacer lo mismo con su cabeza, pero le es imposible y cae en las alcantarillas.
- “HAHAHAHAHAHAHA!!!” Rie maleficamente Mandramas que está volando gracias a alguno de los miles de conjuros que lo deben ayudar a esto. “No necesito asesinarte, si puedo ponerte fuera de combate. Y ahora que ya no puedes detenerme, solo tengo que ir a tu pieza y buscar lo que vine a llevarme desde un primer momento... EL LIBRO DE KRAAD!”
Lisandro y Termi escuchan anonadados – dados – dados las palabras de su enemigo.
- “Ahora entiendo”. Exclama Lisandro. “Tu objetivo no era yo, sino EL LIBRO DE KRAAD!”
- “Fshhhhhh-fshhhhh... EL LIBRO DE KRAAD!” Dice Termi, también muy sorprendido.
Lisandro intenta salir de las alcantarillas sin éxito, Mandramas mientras tanto vuela hasta su casa y se dirige hacia su habitación.
- “Termi!” Grita Lisandro llamado a su plástico amigo, este acude pero no tiene fuerzas para sacarlo. “No importa.” Dice Lisandro. “No tenemos tiempo para contactar a Los Vagos. Termi, tendrás que encargarte tu de detener a Mandramas el tiempo suficiente para que yo logre salir de aquí. Pero ten cuidado y no hagas ninguna locura, solo entretenlo el tiempo suficiente, yo procuraré no tardar mucho.”
Asustado, pero sorprendido, Termi se encamina al enfrentamiento. Al llegar a la habitación encuentra a Mandramas revolviendo todo el lugar.
- “Que no puede tener las cosas un poquito acomodadas!” Exclama el mago, casi para sus adentros.
Termi sabe que a Mandramas le costará encontrar el fruto de su busqueda, aún así se acerca silenciosamente y le asesta un fuerte sacamochazo en la nuca.
- “AAAAARRRRRRGHHHHHHHHHHHH!!!” Grita Mandramas mientras se sujeta la cabeza, entonces Termi ejecuta un zancadillear con su arma y barre a Mandramas que cae al piso. El hechicero se vuelve y observa a su cilindrico rival mirandolo, pequeño pero con expresión decidida.
- “Fshhhhhh-fshhhhh!” Agita Termi, provocando que la ira de su enemigo se incremente.
- “Maldito Termi!” Exclama Mandramas. “Debí encargarme de tí hace mucho tiempo.”
Mandramas desenfunda a Terminal Blade y asesta un golpe que Termi apenas logra esquivar. El termo retrocede e intenta asestarle un golpe pero Mandramas detiene el ataque con su espada. El hechicero sonrie y grita: “Bajar agua”, Termi siente como un fuerte calor lo invade, entonces comienza a sentir como el liquido de su cuerpo comienza a evaporarse, intenta volverse para escapar pero es muy trade y cae al suelo desvanecido. Justo en ese momento llega Lisandro para obsrevar los últimos momentos de lo ocurrido.
- “Se acabó Mandramas. Ahora es personal!” Exclama el DM un instante antes de lanzarse contra el mago. Lisandro asesta una fuerte embestida que su contrincante no puede evitar, arrojandolo por la puerta que da a ese sacha-balcón en su pieza, y hacia abajo. Mandramas cae de espaldas, totalmente adolorido observa a Lisandro a punto de saltar sobre él con la punta de su arma para dar la bokutada final.
- “Esto no ha terminado!” Clama Mandramas, al tiempo que su cuerpo comienza a brillar, hasta desaparecer.
- “Cobarde”. Piensa Lisandro. Entonces se vuleve y recoge a Termi del piso, se dirige con el al baño y lo carga con agua caliente. El termo recupera pronto su vivo color, aunque continúa muy debil.
- “Fs...-fshhh...” Intenta preguntar, pero Lisandro lo interrumpe.
- “Tranquilo, has hecho mucho por hoy. Ahora debes descansar.”
Calmado pero bastante confundido, nuestro DM desciende hasta la cocina pregunatndose para que querría Mandramas el libro de Kraad. No ha terminado de bajar las escalera cuando siente un grito proveniente desde afuera.
- “Lisaaandroooooo!!! Soy Joakiiiiiin... abrimeeeeeee! Necesito ayudaaaa!!!
Continuará...
sábado, octubre 15, 2005
Capitulo VII: Ius Gladii 12:34 p. m.
Por eso, tanto Hitamo como Joshep giraron en silencio, sin quitarse los ojos de encima. Girando lentamente en circulos, se miraban a los ojos y a las manos. La enorme mano gris de Hitamo aferraba con fuerza la tsuka de Masamune. Joshep, en cambio, apenas tenía dos dedos sobre la tsuba de su katana Kibosaiga.
La luna, paciente iluminaba el duelo. Hacia dos minutos que ambos oponentes se media mutuamente. Hitamo se dio cuenta de que Joshep era condenadamente habil. Sus músculos se tensaban y relajaban en cada paso. Hacia pequeños movimientos sin motivo,y parecia tener un par de ticks nerviosos. Ceraba los ojos, chasqueaba los dedos, torcia los labios y parpadeaba.
Pero su mirada asesina permanecía tan firme como siempre, vacia de toda ansiedad y pasión.
Para Tharloff, que sabia que hitamo no le dejaría intervenir, la escena se desarrollaba en camara lenta. Parecia sentir atras suyo un coro de voces que susurraban en nihongo.
Hitamo dio un fuerte pisotón; el tembror hizo tambalear a Josh, y masamune cortó el aire. No fue suficientemente rápido; Joshep se dejo caer hacia atrás y aterrizo en su mano izquierda esquivando el corte. Pero en vez de retroceder, piso sobre masamune y la muñeca de hitamo y saltó sobre este, desenfundando a Kibosaiga.
Hitamo bufó y agarró el tobillo de Joshep sobre su hombre. Frenó la espada y la alzó. Kibosaiga descendió en lateral; los aceros se cruzaron. Un limpido sonido metalico y luego un crujir de huesos.
Joshep sintió que le habian quebrado el tobillo. Un certero puntapie en el ojo del giff. Este soltó a su presa y aferró la espada. Josh cayó con su pierna sana y esperó, en la pose de la grulla.
Con la mitad de su campo visual teñido de rojo, Hitamo aferro su espada con las dos manos y preparó un mitsuken. Hundió la espada en la tierra, dio dos pasos y la levantó, justo sobre el pie de su enemigo. Josh advirtió la maniobra, y saltó en el aire. Era inutil intentar parar un ataque tan potente.
Durante un breve segundo, Tharloff vio al asesino volando sobre el giff. La luz de la luna hacia un hermoso contraste sobre las figuras. Ambas espadas brillaban, Masamune arqueada sobre el giff en la parte final del mandoble, arrastrando consigo arena; Kibosaiga apuntando al esternon del kensai con presición quirurgica.
Josh falló su carga aerea, y el giff le pegó un codazo en las costillas, demasiado cerca para la espada. El hitokiri cayó con estrepido y sin perder un segundo cortó con la punta de la espada el talón de aquiles de su enemigo, duro como un cable de acero. El bramido del hengeyokai retumbó, y este cayo estrepitosamente. Ambos giraron sobre sus piernas sanas y se levantaron, mirandose a los ojos nuevamente.
Cada uno tenía una pierna lastimada; Hitamo tenía un ojo lastimado y Joshep un par de costillas. Pero Joshep podia volar por los aires con una sola piernas, mientras que el kensai tendría que pelea arrodillado.
Joshep cargó con un gatotsu, pero el giff bloqueo la estocada con su espada y la saya en cruz, y despues le aplicó un feróz cabezaso al pecho. Una maniobra de sumotori, para despues dejarse caer sobre Joshep. Doscientos treinta kilos de peso descargados sobre el estomago de Joshep, y este seguía sonriendo desafiante. Con su mano libre, realizó una maniobra de acupuntura e inutilizó el brazo izquierdo del giff.
El giff resopló. Joshep estaba muy herido, y él tambien. Con una solo brazo y una sola pierna, la proxima vez que ataque perdería el equilibrio definitivamente y caeria. Con una mano sola mano y todo su peso, era imposible que se levante a tiempo.
Pero Joshep también estaba muy herido. Probablemente le había reventado el hígado con el cabezaso y la toma de sumotori. Nada que un suplicante no pueda reparar, pero la batalla no podía durar mucho mas. Era el último ataque de ambos, un momento llamado kandori; cuando ambos combatientes están al limite de sus fuerzas, listos para matar o morir. Cuando el bushido alcanza el límite, cuando el cuerpo olvida el dolor y el placer, cuando la perdida de sangre y la adrenalina limpian la mente de cualquier cosa que no sean los puros movimientos de la esgrima.
Joshep Summers comenzó a reir estrepitosamente. Con un solo pie, saltó con gracia felina, en un arco por encima de su enemigo, sin ponerse al alcance de su espada. En el aire, sus facciones cambiaron.
Sus ojos se llenaron de luz dorada y palpitantes. Afiladas y babosas espinas surgieron de sus mejillas. De sus nudillos. De sus hombros. De sus costillas y sus omoplatos y su mentón y sus rodillas y sus caderas. Su piel se agrietó, se coloreó, se deformó.
Una oleada de presión inundó a Hitamo. En el aire, flotando Joshep lo miraba detrás de una mascara deforme de piel y huesos. Karma multicolor destrozaba el suelo; los arboles se inclinaban y quebraban, las rocas se partían.
Pero Hitamo era demasiado masivo para ser derribado, aun por una presión semejante.
Joshep toma a Kibosaiga con ambas manos en la pose del halcón, listo para un men fulminante sobre el giff arodillado. Sus movimientos era lentos, precisos. Estaba acumulando karma.
Hitamo sonrió.
Joshep descargo su mandoble, lenta pero preciso. Masamune y Kibosaiga chocarón. Ahora solo era una competencia de pura fuerza. Con una sola mano, Hitamo soportaba la fuerza de ambos brazos de Joshep. Pero lentamente la hoja se fue acercando al cuello del Giff.
Un intantaneo reflejo de luz cruzó el aire, y la sangre se derramó con fuerza sobre el suelo. Joshep miró desconcertado; le faltaban su dos manos, amputadas en dos muñones. Hitamo perdió definitivamente el equilibrio y cayó a tierra boca abajo.
En la mano izquierda tenia a Muramasa, su katana asesina invisible, bañada en sangre.
-Su brazo izquierdo... estaba inmovilizado!
-Eso fingí. ¿Crees que puedes dejarme lisiado con un truco tan viejo?
Sobre su pie firme, Hitamo se levantó, sucio y sonriente como un semidios triunfante. Joshep habia recuperado su forma original, y lo miraba aterrado.
-Tu vida termina ahora, asesino!
Un sonido distrajo al kensai, que se dio vuelta a tiempo para ver una enorme bola de magmor venir hacia él a velocidades relativistas. No, no era una. Eran seis, veinte, cincuenta bolas de magmor que impactaron su cuerpo una y otra vez, y lo dejaron noqueado contra el suelo.
-Gracias
-No te molestes. He oido lo que has hecho.
-No se puede pasar mil dias en el limbo sin que te deje marcas para toda la vida.
-Es suficiente. Estos vendajes evitarán que te desangres, pero ningún sacerdote nos curaría una herida semejante. No a nosotros, carne maldita. Tu carrera como hitokiri ha terminado.
-Hmm. Quizás. Dejame matarlo, a él, al centauro y al bárbaro.
-No. Los tres son hombres valerosos, y nunca hubiera podido derrotarlos si no los hubiera atacado por la espalda, quebrando todo honor y justicia. Dejalos en paz y vamonos. Despues de esta noche, no volveremos a vernos, hermano.
-Como prefieras.
Antes de irse, tomó a Kibosaiga, aún aferrada por dos manos que se marchitaban. Y la quebró con su mano desnuda. Un humo blanco se despidió de su hoja, y luego la empuñadura comenzó a sangrar.
La sangre de todas sus victimas. Ahora podrán revivirlas o dejarlas persistir en los planos superiores como esencias peticionarias.
viernes, octubre 14, 2005
La Saga de Andrea Pheldis 5:57 p. m.
no puedo lograr que me encuentren"
Andrea Pheldis
Capitulo I - Parte 1
Del diario de Panteafones
Tenía yo un esclavo, un osseano de piel oscura y tersa, me superaba en edad por apenas unos pocos años, era grande y parecía más fuerte que mucho de nuestros mejores gladiadores y mirmidones. El osseano de nombre Nimuda era en realidad un hombre sabio, que había cambiado su libertad por el estudio de nuestras leyes y costumbres occidentales. Aunque es cierto que en un primer momento mis ancestros se rieron de la tonta propuesta, cambiaron pronto su parecer al presenciar solo algunas de las habilidades del foraneo.
15 de Elafebolion de 250 según el ciclo de Metatón
8 de Gamelión de 253 según el ciclo de Metatón
La fascinación que Nimuda sentía por las lejanas tierras orientales era gigantesca y extraña. Hablaba de Entlis como un lugar al que ya conocía pero que a la vez quería descubrir, desde su árido sur hasta su gelido norte, las salvajes llanuras centrales, el sombrío valle de las sombras, la cálida planicie de la luz, el surgiente imperio del sol naciente, los mares glaciales plagados por los brutales normandos, las fascinantes ciudades de los elfos Noldors, y así.
30 de Boedromion de 253 según el ciclo de Metatón
Cuando había cumplido mis veinte años yo era todavía un joven lleno de vida, soñador como el aventurero más novato, animado a tomar cualquier rumbo desconocido por el solo afán de descubrir nuevos misterios, leyendas de ciudades ocultas y tesoros perdidos.
Claro era que lo que más tarde mis hermanos nombrarían "era de mitos y leyendas", la ahora antigua Endomonia, tenía una enorme gama de historias de este tipo. Cuando yo había nacido el imperio Endomónico ya era viejo, pronto a desaparecer tras sucesivas guerras y nuevos reinos y naciones.
Nimuda me había transmitido algo a mí, deslumbramiento, atracción, fanatismo... el deseo de conocer, no solo aquella tierra distante sino todo aquello alejado de el grupo de ciudades-estado que formaba la liga Endomónica, más allá de nuestros dioses y héroes, nuestra gloriosa filosofía y apasionantes tragedias. Yo, un joven mirmidon,
era poco lo que podía esperar a alcanzar en una era en la que los días de gloria no eran sino recuerdos de un pasado mágico, que emocionaría al más versado de los poetas, y daría envidia al más osado de los trotamundos. Fué así como me decidí: si en realidad quería conocer el mundo, saciar mi sed de curiosidad y aventura, era otro mi destino.
Era muy común entre nosotros, los mirmidones, intentar imitar los pasos de nuestro mayor héroe, Demetrio, sin ninguna razón más que ilusionarnos con convertirnos el mejor luchador que jamás haya existido, talvés fuese por la influencia que Nimuda tuvo en mi que sabía que esta ilusión no era sino un sueño destinado a morir, seguir los pasos de alquien para alcanzar la gloria no funcionaría. Debía abrirme mi propio camino, talvéz no fuese fama eterna lo que encontraría en él, pero tenía el coraje y la sabiduría para no negarme a mi mismo el intento.
jueves, octubre 13, 2005
Lisandro, dos cosas... 12:53 a. m.
1- Por Iot, editá el post de JP que no se, parece que le agarró epilepsia al texto.
2- No se puede postear ni ver comentarios en el refugio de Lamuer, dice "Not found... etc.". Esto pasa en la casa de Joakin también.
3- (Ah! Perdón, eran tres, no dos) Que carajo es eso!!! Un nuevo juego de mesa tipo estratégia de Kraad? Ya hiciste las tarjetitas? Cómo que hay una opción de random map? Que si queremos jugar y decimos (con voz de Joakin): "ehhh, hagamo' un random ma'" hay que ponerse a dibujarlo? O acaso es un juego de mentirita que se te dió por inventar las reglas? (Baaaahhhhh!!!) Bueno, no importa, apurá con el chapter VII. Nos vemos.
miércoles, octubre 12, 2005
Parte 1: el reencuentro 11:35 p. m.
Estaba mas loco que de costumbre. Un par de años después de haber leído una historia bastante cómica en el blogspot de Kraad, donde su viejo amigo Kiwi lo convertía en protagonista de una descabellada aventura, el “joven Elfo” había decidido mover su base de operaciones a las heladas tierras del hemisferio norte, confiando que con el tiempo y meditando religiosamente para entrar en comunión con los muertos, la realidad se pondría a su favor y cumpliría finalmente su tan anhelado deseo de ir a Kraad. Lo que no esperaba, ciertamente, era que de hecho, algo extraño estaba apunto de acontecer esa helada noche del 1º de diciembre de 2012.
Mientras Juan Pablo apuraba un trago de wisky por el gaznate, tocaron a la puerta. Se detuvo en seco, pues no esperaba a nadie y le pareció muy extraño recibir visitas a altas horas de la noche; en especial porque no tenia amigos ni conocidos en Groenlandia. Se levanto de su sillón y con paso vacilante se acerco a la puerta, no sin antes armarse con su vieja “chien” para defenderse en caso de que fueran ladrones. Mas, grande fue su sorpresa cuando reconoció la voz que lo llamaba del otro lado de la puerta, “una presencia que no sentía desde...”
-Dale, elfo estúpido- grito Lisandro- que nos tamos cagando de friOOOO!!!!
El artista abrió apresuradamente la puerta y su corazón se colmo de una infinita alegría. Allí estaban todos sus amigos: Lisandro, por supuesto, Kiwi, el Ojo, Joaquín y el Checho. Habían pasado muchos años desde la ultima vez que se vieran y no pudieron mantenerse en contacto pues desde la 3º guerra mundial en 2008, la internet se había caído y cuando trataron de reestablecerla, todas las casillas de correo se habían borrado (aparte que también se hicieron aca todos los satélites de comunicación... mencione que el mundo estaba al borde del caos y que había cielos rojos? ¿no? Sorry).
Los años habían sido bastante clementes con todos, salvo el Ojo que ostentaba mas canas que de costumbre y aparentaba estar en su estado definitivo de amargura. Pero todos parecían bastante animados. “La compañía finalmente se ha reunido” pensó Juan Pablo para sus adentros.
-Pasen, che- dijo el Elfo tratando de contener la emoción- Que pingo hacen ACA??!!!
-Ya te vamos a explicar.- dijo el Kiwi mientras lo abrazaba- Que hace culiao?!
Luego de abrazarse y saludarse emocionadamente con todos, el Elfo los invito a sentarse donde pudieran. La cama tenia bastante espacio y tres podían sentarse sin mucho problema en el sillón. Juan Pablo se disculpo pues no tenia mucho para convidarles, pero el Checho abrió una enorme valija donde había traído muchos porrones, papitas y “ganja”. Esa sería una noche para recordar.
Mientras festejaban el reencuentro, el pintor se actualizo sobre la vida de sus viejos compañeros de aventuras. Lisandro, su viejo DM, luego de la 3º guerra, había creado un nuevo SO, Altemit, que había restaurado pocos años antes el viejo sistema planetario de comunicaciones. De esta forma, se apoderó del monopolio de Bill Gates y así se convirtió en el hombre mas rico del planeta (por supuesto, el había bancado a todos el viaje a Groenlandia en un inusitado ataque de ultra generosidad). El Ojo no había tenido tanta suerte. Luego de muchos años creyendo que sus días terminarían vinagrosos y solitarios, se reencontró con una vieja conocida: Catalina. Después de unas 3 o 5 citas, se enamoraron y se casaron. “Con razón las canas verdes y la cara de vinagre” pensó Juan Pablo y contuvo con dificultad una sarcástica carcajada.
El Checho tenia un laburo muy prospero como psicólogo... de mascotas!!! Durante un tiempo pareció que había superado la perdida de la simpática cachorrita que le regalara el Perro Ramos. Cuando cumplió los 26 años, comenzó a trabajar sobre una tesis de postgrado que le hubiera garantizado un premio Nóbel: intento comprender la mente femenina. Esta, lamentablemente, era una tarea titánica que ni siquiera el pudo alcanzar. Se volvió loco y durante un año y medio estuvo internado en un hospicio. Cuando salió, descubrió que podía comunicarse empaticamente con las mascotas. Esta habilidad la había obtenido de los pocos logros de su investigación combinados con su locura, el recuerdo latente de la cachorrita Tanga... y de los poderes mentales que había recibido cuando le cayo un rayo en su estadía en el asilo para locos (¡¿?!!!). Con el tiempo, aprendió a dominar sus habilidades y así fue que puso su consultorio para tratar animales abusados y perturbados mentalmente. Todo un éxito.
Joaquín había seguido dando muchas vueltas con la Mariel, sin llegar nunca a una relación estable. Llego incluso a probar con otras mujeres. De pronto, un día, comprendió que lo que tanto había buscado estaba en el jardín de su hogar. Durante una jornada de carnaval, volviendo a su acogedor hogar (que ahora contaba con tres pisos mas, ascensor, helipuerto y pista de baile donde Mocman realizaba sus tan famosas “orgías”) encontró su antiguo amor, Gabriela, esperándolo en el patio (y yo que dije?). Después de charlar durante 2 horas, decidieron casarse. La fiesta fue muy emotiva y todos fueron invitados disfrutar del pantagruesco banquete que se realizo una cálida noche de verano. Al mes siguiente, Joaquín y la Gaby se divorciaron (esta vez para siempre). Destruido por su fracaso amoroso, Moc se mudo a Buenos Aires donde intento jugar en un club de la B. Pero, ante la falta de sangre que ponía en los partidos, los dirigentes lo descartaron. Así fue que se encontró con Lisandro (que justo lo estaba buscando) y llego junto con el grupo a Groenlandia.
Finalmente, el Kiwi se había convertido en un gran director de cine. Pero, luego de ganar el oscar a mejor película extranjera, se volvió loco y le declaro la guerra a Hollywood. Durante 40 días y 50 noches, el soleado estado de California se baño con la sangre de los miles de actores, directores, productores, etc. de una industria en decadencia que había perdido todo rastro de imaginación y se dedicaba a hacer remakes y secuelas únicamente (“Terminator 7: la venganza de Edward Furlong” había estado durante dos meses en cartel sin bajar la taquilla, hecho que compondría uno de los catalizadores de la locura del Ovejero). Cuando hubo ganado la guerra, Kiwi, alentado por su hermana Verito quien era su general, de paso luchó contra las fuerzas armadas norteamericanas. Si bien no ganó el enfrentamiento, su abnegada pasión por la lucha brindo un excepcional ejemplo a los demás países. Este fue, por lo tanto, el origen de la 3º guerra mundial (aha, uds. creían que el causante era Bush o Bin Laden? Tontos!!!).
Cuando la charla termino y la cerveza se acabo, un profundo silencio invadió la habitación. Reinaba en el lugar una calidez armoniosa que rechazaba con fuerza al cruento invierno norteño que intentaba colarse por la ventana. Antes de que Juan Pablo pudiera preguntar nada, Lisandro se levantó y lo intercepto con una mirada profunda e irreconocible; la mirada de alguien que ha vista el abismo y este le ha devuelto la mirada. Todos los amigos se paralizaron de pronto y se prepararon para escuchar lo que el Master tenia para decirles. Entonces Lis abrió su valija, de donde saco un pequeño ventilador de mano, lo encendió y dijo:
-Elfo (voz de Lisandro haciendo de Telferas) la razón por la que hemos venido aquí es para revelarte una verdad que podría destruir al mundo, pero que será dicha solamente aquí, esta noche, para nuestros oídos: una portal a Kraad se abrirá la medianoche del 26 de diciembre. Lo que el Kiwi predijo era cierto.
Juan Pablo observo a Lisandro estupefacto, sin poder comprender la emoción que crecía en su interior. Luego de posar su mirada incrédula en el rostro sonriente de sus amigos, volvió a mirar al DM y en un suave murmullo, articulo la única palabra que se le ocurrió- Guot?
-Eso no es todo- replico Lisandro- sabemos donde sucederá. El evento ocurrirá a los pies del Hombre Largo en Wilmington, Sussex. En Inglaterra.
Durante unos segundos hubo un silencio mortecino. Entonces el elfo volvió a hablar –Guot? Lo mas obvio hubiera sido que digas Stonehenge, y sin embargo esto no deja de ser obvio. E un plagio a Neil Gaiman!!!!
Next: chapter 2 and finale
lunes, octubre 10, 2005
Propuesta del Master 4:22 p. m.
Que el fin de semana que viene nos reencontremos con nuestros amigos los dados y hagamos el siempre comentado y nunca realizado duelo:
DIRAND vs HITAMO!
es cuestión de rebuscar entre viejas fichas y ajustarles un poco el nivel, y se pueden dar de lo lindo y terminar con el viejo mito de quien es mejor!
Ya que estamos, si alguien mas quiere determinar la vieja supremacía de algun personaje contra otro (que se yo, Starscream vs Magetrain, Lamuel vs Garlond, Rusplikinty vs Joshep, etc)podemos hacer los duelos en la previa, mientras los combatientes se preparan.
Espero que ambos personajes hagan aparición en los comments con sus declaraciones previas (tipo: "Lo voy a reducir a un guiñapo sanguiñoliento")
Aqui un comisionado de Nevada me recuerda que la pelea no va a poder ser por el titulo, porque son de pesos diferentes: Dirand es peso medio y Hitamo es superpesado (en todo sentido!)
De todas maneras, compren sus entradas y confirmen sus presencias.
jueves, octubre 06, 2005
Capitulo VI: Vindictam ego retribuam 4:09 a. m.
Suspiro. Deseó que Manwe lo hubiera matado en vez de arrancarle el brazo, en aquella batalla años atras, antes de la Guerra. Los viejos morimos para que vivan los jovenes, pero en su caso parecía al revés. Cuantos de sus hijos, de sus discipulos, habían muerto en los últimos veinte años, mientras que él, que se merecía un descanso, seguía fatigando la infelicidad?
Rusplikinty llegó a lo que parecía una plaza o quizas un mercado; un espacio de arena en medio del pasto. Habia mierda seca, y agujeros en el piso, lo que sugeria carros, actividad y mercaderes.
Pero era de madrugada, casi al amanecer, y la plaza estaba desahabitada. Salvo por un hombre corpulento, dormido acurrucado, con la cabeza sobre una piedra.
Rusplikinty reconoció la espalda, sintió la sangre recorrer las venas de su cuello, su gran corazón equino retumbar con fuerza. Concentró su karma en una bola ignea, y la arrojó.
De alguna manera esperaba que Joshep saltara, o parará el bólido con el revés de la mano, sin darse vuelta, o se lo devolviera con un soplido. Nada de eso ocurrió. El bólido explotó sobre el adversario dormido. Le llegó el olor de la sangre, mientras el polvo y el humo no le dejaban ver que habia pasado. ¿Se había confundido? ¿Había matado a un pobre inocente? El centauro se quedó paralizado.
El polvo se dispersó. No era un inocente; Joshep lo miraba con su expresión mezclada de vago reconocimiento, diversión y confusión. El bólido lo habia herido, pero no parecia sentir dolor; tenia la cara con sangre, el ojo izquierdo cerrado; una herida profunda le recorría la mejilla y el mentón. Su ojo derecho, castaño e inyectado de sangre como un adicto al soma, temblaba.
-¿Rusplikinty? Viejo centauro, lo que son las cosas que la vida nos trae cuando no suponemos que nada mas puede pasar.
Rusplikinty sacudió la cabeza. Esta persona no era quién habia compartido sus aventuras siete décadas atrás. Era el asesino de su nieta. La katana en su costado era elocuente.
-Joshep, he venido a matarte. Ojo por ojo, sangre por sangre.
Sin perder tiempo, Rusplikinty se convirtió en supervirtumante. Joshep no reaccionó; ahora parecia definitivamente divertido. Menelgroth había dicho que los Summers no deberían volver a usar sus habilidades de karmigero, porque serían facilmente rastreados por los demonios. Por lo visto, Joshep habia adquirido otras habilidades.
Los karmigeros nunca suelen usar sus mejores técnicas en el primer ataque, generalmente porque al hacerlo quedan practicamente descargados e indefensos. Si es posible eliminar a un enemigo con algunos golpes rápidos y débiles, es mejor hacerlo.
Rusp comenzó con los históricos ataques de puños y cascos, que Joshep esquivó. Rusp se puso en guardia peró el contrataque no vino, solo una amplia sonrisa de loco.
Rusp se enfadó. Un doble gran ataque de puños; pero Josh paró uno con el mango de la katana y el otro con la vaina.
Josh sonrió; sus ojos enrojecidos. Y repentinamente, un cabezazo; una patada en el cuello, y Rusp quedó doblado en el piso. Un nuevo puntapié en el diafragma lo dejó sin aire.
No habia karma en sus ataques; puro Shodo y artes defensivas del Kenjutsu. Rusp sonrió.
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Tharloff y Hitamo miraba desde el matorral cercano. Un breve bang sónico y Rusplikinty desapareció; ahora se movia a la velocidad de la luz. Joshep miró a uno y otro lado, confundido, mientras se disipaba el polvo.
Ningún ser humano es capaz de ver a una criatura que se mueve a una velocidad cercana a la de la luz. Ni siquiera otro karmigero moviendose a esa velocidad, como Tharloff.
Pero al hacerlo se generan perturbaciones gravitacionales que pueden ser percibidas por un karmigero suficientemente acelerado, con toda la kinestencia de su cuerpo, no con sus ojos u oidos. Tharloff sentia la perturbación que generaba su maestro, moviendose en circulos alrededor del confundido joshep.
A esa velocidad, el karmigero estaba practicamente en fase, intangible, y por lo tanto no provocaba estallidos sonicos, ni se quemaba por la fricción del cuerpo. El karma, por otro lado, no es lo suficientemente rápido para ser detectado.
No había chances de que un mero kensai, moviendose a velocidad normal, pudiese ver a Rusplinkinty.
-¿Que sucede?. No veo nada- Preguntó Hitamo, prendiendo su cigarro.
-Rusp está tratando evaluando a Joshep. Imagino que intenta prolongar la pelea.
-Hmm. Está fingiendo.
-¿Joshep? ¿Crees que conserva sus poderes de karmigero?
-Rusp es un karmigero. Cuando quieren evaluar el poder de un oponente, miden su karma. Nosotros, los kensais, miramos los ojos del oponente. Joshep es un kensai que fue karmigero; sabe como piensan los karmigeros. Y lo está metiendo en una trampa.
Tharloff dudó en silencio.
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Rusp meditó sobre la posibilidad de usar su Campo de Energía; pero no tenía sentido. No era vengativo, pero no queria simplemente vaporizar a su oponente. Los sentimientos de odio y minucioso deseo de tortura lo confundían.
En uno de las miles de vueltas, miro los ojos del asesino, y vio la sombra de algo que conocía.
Y atacó.
Una carga relativista. La aceleración cegaba sus ojos, se movia solo por su visión de karma.
Pero tres nanosegundo antes, el aura de karma de Joshep desapareció.
Dos nanosegundos antes, Rusp pensó que algo estaba mal e intentó detener la carga.
Un nanosegundo Rusplikinty puso todo su poder y su fuerza en sus patas delanteras. Sus piernas se trabaron en el suelo; pero la inercia de su cuerpo era demasiada.
En el momento del impacto, ambas patas delanteras de Rusp se quebraron; logró absorver el 99% de su cantidad de movimiento, pero el 1% restante hizo que diera una vuelta carnero en el aire, y siguió su camino encima del kensai.
Un arco de parabola, y el centauro impactó contra el suelo, varias cuadras después.
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Hitamo miró al sonriente asesino. Había engañado al centauro, y lo había dejado fuera de combate sin sacar su katana de su vaina, solo reprimiendo su karma en el momento justo, y moviendose en el momento... más rápido que Rusp? Más rápido que la luz?
Parece que Hitamo habia encontrado lo que había buscado durante trece años. Y sin necesidad de fatigar los planos.
Un oponente dígno.
El habano dejó un arco rojiza en el aire mientras Hitamo saltaba fuera del matorral.
Era hora de pagar viejas deudas.