lunes, mayo 25, 2009

Cuentos de Kraad XXVI: Nequaquam Vacuum

-No uses la velocidad de la oscuridad- gimió Armand al pasar, la voz deformada por la velocidad.
-Está bien- admitió Tharloff, y se limito a la más normal velocidad de la luz.
Se movió velozmente siguiendo sus pasos. Sorpresivamente, Armand hizo volar una escotilla y se perdió en el vacio extraplanar. Tharloff lo siguió, y encontró que el vacio no estaba helado y asfixiante. De hecho era casi desconcertante. Armand, en sus ropas negras, era difícil de ver en la oscuridad, así que siguió el rastro de su karma.
Armand se apoyo en una de las antenas de la cabina de Landon. Por primera vez, Thaloff lo vio jadear.
-¿Estas herido?
-Ya no – contesto Armand, frotándose la barbilla.
-¿Qué demonios paso? ¿Es Enor, verdad?
-Sí. No sé como subió a bordo. No importa. Vino a buscarnos.
-¿La ultima rayita en la pared de su dormitorio, verdad?
-No importa. Tenemos que pensar cómo vamos a detenerlo.
-¿Luchaste contra él?
-Sí. Muy duro. Mucho más que antes. No somos los únicos que entrenamos.
-¿Puedes sentir si viene?
-Mira – Señalo con la cabeza el resto de la nave.
Tharloff vio usando los ojos del karma. Veía algunos puntos de color, el karma de sus amigos y aliados. Pero había algunos puntos nuevos. Un karma dorado, enorme, en la sala de Calderas. Lo reconoció, era su antiguo amigo Charizar, el dragon dorado que ahora gobernaba a todos los dragones y por lo visto era su enemigo.
No muy lejos, vio otro fulgor, un karmigero usando chaomancia para luchar contra Rusplikinty. Asumió que era Joshep, considerando recordando la mención de Rusp en el chat telepático. No veía mas, aunque en la periferia de la percepción podía ver cosas que se movían, quizás ocultas con magia. Ninguna le hacia recordar el fiero karma vital de Enor.
-No seas obtuso – le recrimino Armand- Deberías haber aprendido el sexto sentido. Enor está allí, en la sala de tracción, en el centro, a la derecha.
-¿Puedes ver su karma?
-No. Puedo ver un agujero en la estructura del karma y tiene su firma.
-¿Puede anular el karma?
-Terminal.
-Ah. ¿Luchaste contra él?
-Tenemos tiempo. Te lo contare con detalles. Sucedió asi: estaba en la sala de mapas, esperando aislados como Landon nos dijo. Alucine un poco, vi a mi padre, a Charles, a Hort Clausen. Estaba furioso, no podía pensar claro. De pronto lo vi, sonriente frente a mí. Cargue, hice un ataque de puños y el paró.
-¿Paró? Con Terminal?
-No. Con la mano.
-¿Y no le rompiste el brazo? – pregunto incrédulo, Tharloff.
-Nop. Es más duro de lo que crees. Yo estaba aturdido, creía que era una alucinación. Pero no fue lo más sorprendente. Contraatacó, y me dio un gancho en la mandíbula y terminé en el piso.
Tharloff lo miro incrédulo. La idea de que un simple guerrero, aún uno tan fuerte como Enor, pudiera medirse a golpes de puño con un karmigero como Armand era irrisoria.
-En el piso, conecté la velocidad de la oscuridad. Me tomé mi tiempo para levantarme, reponerme del movimiento y conectar mis mejoradores. Curémi mentón, pero mi orgullo me dolía. Mientras miraba a Enor, veía como se movía lentamente para agarrar el pomo de Terminal blade. El muy desgraciado me pudo haber destruido por sorpresa usándola, pero en vez se presentó ante mi sin siquiera sacarla de su funda. Mientras yo pensaba estas estupideces, vi que con la punta de los dedos tocó el pomo. Y entonces…
-No juegues. Cuenta.
-No sé. Salí disparado hacia atrás, atravesé dos paredes de metal, rodé, me arrastré… era como un campo gravitatorio direccional intensísimo. Me tomó totalmente por sorpresa.
-¿Un campo gravitatorio? ¿Con Terminal?
-Sí. Ese hijo de puta está tan sincronizado con su espada que puede activar sus funciones superiores solo con rozar su pomo. Pero no es eso lo peor. Lo peor es que la espada esta sintonizada con la velocidad de la oscuridad.
-¿Cómo?
-Piensa. Usamos el sobreplano del vacío para estirar el tiempo a nuestro alrededor. Terminal Blade está hecha de un fragmento del sobreplano. Están conectados de alguna manera. En el momento que desconecte la velocidad de la oscuridad, el campo gravitacional se volvió mucho más manejable.
-Sin la velocidad de la oscuridad, somos muy débiles…
-No hay opción, Tharloff. Sigo contando. Fue entonces cuando hable telepáticamente con ustedes, y los previne. No podía ver a los infiltrados con el karma entonces, aun no estaba seguro de que Enor estaba realmente ahí. Se me apareció nuevamente por el hueco que yo había dejado en la pared, y en su sonrisa vi que estaba escuchando nuestra comunicación.
-¿Escuchando nuestra comunicación? ¿Es telepata?
-Idiota. Es un guerrero, quien sabe que objeto mágico pueda haber usado. Nosotros, karmigeros, kensais, orgullosos idiotas, subestimamos la infraestructura que pueda tener Enor, pero gobierna la décima parte de Kraad, y tiene acceso a más dinero que varios imperios… Quien sabe lo que pueda haber comprado o desarrollado? Y sin Ulean ni Xenoria para boicotearlo…
En ese momento, una explosión de fuerza gravitatoria los arrojó a través de la nave. Un muro de energía oscura los separó. Y sobre la antena mayor, Enor Dufour sonreía, vestido con su supertanque de placas y la indomable Terminal Blade entre sus manos.
Tharloff instintivamente conectó la velocidad de la oscuridad. Veinte años de instintos de combate pesaban más que la advertencia de Armand. Y se arrepintió instantáneamente cuando fue arrojado a una velocidad increíble a través del cuerpo central de la nave. Apagó el mejorador, pero la velocidad era demasiada, y fue dando tumbos a través de las tres cubiertas del gomerghast hasta abrir un cráter en la tobera inferior, casi diesiseis kilómetros desde el sitio donde había estado seis segundo atrás.
-Mierda- balbuceó Tharloff. –Tenías razón, Armand.
En ese momento sintió la comunicación telepática.
"Arm"
"!Te DIJE QUE CORTARAS EL VINCULO!"
"Es Rusp. Falleció."
"Mierda. Estoy allí en un minuto. Dile a Tharl que me de una mano."
"Uff. Adiós, querido amigo. Ya te ayudo, Armand"
"ENOR DUFOUR! Maldito PERRO! Vas a SUFRIR por esto!"
Tharloff probó por cuarta vez teleportarse y no sucedió nada, había una barrera solida que le impedía hacerlo. Sin embargo, se dio cuenta que la barrera era fluctuante y más débil que antes. Canalizó su karma en punto sensible de la barrera, y logró abrir una brecha; y se materializó frente a la plataforma de las antenas.
Ante él, Enor estaba usando Terminal Blade contra Armand, quien paraba el ataque usando una esfera de Vacío, la única defensa más o menos efectiva contra Terminal, ahora que la teleportación era ineficaz.
-Bravo, Tharloff – bramo Enor- Pudiste llegar hasta aqui. Pero no te dejare hacerlo de nuevo.
-¿Qué? ¿Tú?
-No sabes lo que me costó encontrar estas botas.
Las botas de siete leguas, recordó Tharloff. ¿Pueden manipular la teleportación de todo el mundo, no solo de su portador?
Disparó una docena de agujas de dolor. Once rebotaron en el tanque antikarma de Enor pero una lo hirió en la nariz. Terminal se contrajo, liberando de la presa a Armand, quien saltó hacia atrás acumulando karma.
En vez del contrataque que esperaba Tharloff, Armand dijo:
-Distráelo un poco. Voy a buscar a los chicos.
“Hijo de perra” pensó Tharloff.
-Porque tanto apuro?-Gritó Enor, y pateó un fragmento de metal, que se aceleró increíblemente y golpeó de lleno a Armand en el pecho. Sin embargo, este logró moverse rápidamente y huir.
Con Enor desequilibrado, Tharl atacó, las manos convertidas en cuchillos de karma, pero los cortes resbalaron en el tanque de placas. Un terrible rodillazo se incrustó en su abdomen. Tharl había resistido, pero increíblemente sintió todo su cuerpo crujir y ceder, y ser arrojado hacia atrás y abrirse paso en un bosquecillo de varillas mágicas.
-Imbécil. Deja de subestimarme, hijo de puta. ¿Cuchillos de karma? Que vas a usar después, un bólido?
-¿Qué?
-¿Contra quién crees que estas peleando, señor Ulurund? Yo soy Enor Dufour, el emperador de todos los enanos, el azote de Osse, el asesino de Metatron. Yo saqueé Queur, yo pisoteé los jardines de Tressym, yo desintegre Xendria, yo exilie a Ulean entero. Yo Maté al Destino, Ulurund. No me faltes el respeto.
Tharloff lo miro atemorizado. Enor tenía un aura de poder tan grande que nunca había asociado a nadie, excepto quizás a Metatron.
-No necesito esto para derrotarte – susurró Enor, y arrojó a Terminal Blade al vacio.
Tharloff se incorporó, y recuperó la sangre fría. Su piel se volvió dorada, sus cabellos crecieron hasta el suelo y se volvieron naranjas, del color de las llamas. Sus ojos desaparecieron convertidos en dos soles.
Si iba a morir ese día, seria peleando, como mueren los drakkings.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta re bueeeeno!!!!!!!! PAaagaaa!!vamos, que ya terminamos!!!!!