Pietra abrió los ojos, un acto reflejo heredado de un siglo atrás, cuando aun podía ver. El dolor en su hombro se había disipado.
-Te quebró un omoplato, pero esta arreglado ahora. Esa perra es realmente buena.
-Lo es. Quien eres?
-Casandra, lo siento. Olvidé que eres ciega.
-Casandra… la dama Casandra, claro.
-Landon y Garlond vienen en camino.
-Estoy bien, déjame levantarme. Es necesario intervenir de alguna manera, Noir está en la capsula de escape y esta en camino a la corona de los cielos…
-No hay otra capsula, Pietra. No podemos hacer nada.
Garlond entro en ese momento, y abrazó a su mujer, hablando en silencio. Casandra se conmovio por la ternura que emanaba su lazo empatico. Sin embargo, reprimio la sensación. Estaban en guerra, después de todo.
Landon le tocó el hombre en silencio.
-Landon, perdimos a Rusp, y Hitamo… sentí su victoria hace un minuto, pero ahora ya no esta ahí.
-Si, lo vimos luchar contra Raukion. A muerte.
-No, no esta muerto, solo es como si lo hubieran transportado muy lejos… No es bueno, Lan, tenemos que reagruparnos.
-Que pasó con el yate de escape?
-Fleur. Trabaja para Enor. Va derecho a la Corona de los Cielos.
-Intenta reemplazar al Destino ella misma. Bien, tenemos que seguir viaje.
-Seguir?
-Detuve el Gormenghast cuando descubrí a los polizontes. No debí haberlo hecho. Espero que la nave no haya sido saboteada. Garlond! Vamos a la cabina, no podemos perder mas tiempo aquí.
-Esta bien.
Los cuatro comenzaron la ascensión por el pasillo central. Una explosiones en la sala de maquina preocuparon gravemente a Landon, que no dejo de maldecir en todo el trayecto. Cuando estaban a metros de la cabina, una sombra los intercepto.
Vestía una túnica blanca, luminosa casi, y un capucha cubría su rostro oscuro, sus labios pintados de dorado y sus ojos violetas.
-¡Marak! – grito el Avariel.
-Así que nos traicionaron, Señores Elfos. El Castigo Divino viene en marcha. Zeldon!
Del suelo surgio un espectro, una aparición centelleante y horrenda. Casandra ahogó un chillido, no era Zeldon. Sus cabellos flotaban como los de una banshee. Sus ojos se habían convertido en enormes cuencas negras, con una diminuta llama azul flotando en su interior. Sus pies era ahora informes, una cinta de extoplasma. Su mandíbula inferior había desaparecido, y de su boca salían tiras informes de piel…
Pero su sable aun estaba afilado, y rápidamente cargo contra los Valdarien. Pietra desenfundó su main gauche y paró la estocada a duras penas, desviando al fantasma brevemente contra la pared, que atravezo sin mas.
-Este sacerdote lo tiene controlado. – murmuró Landon. – Paciencia amigo, te liberaré y estaremos a mano.
Casandra intento un ataque psiquico contra Marak. Al hacerlo, repentinamente su mente se sumergio en un abismo profundo e irreal. El espacio mental de Marak era algo inimaginablemente vasto…
Landon desefundó su espada y lanzo un conjuro de Armadura Astral sobre si mismo y Pietra. El main gauche de la heraldo se estaba deshaciendo, herido por la estocada entropica de Zeldon.
Marak sonrió, y un muro de irrealidad dividio el pasillo, aislando a Landon y a la Curadora de Garlond y Pietra. Era la oportunidad que Landon esperaba: disparo a Mourngun, con total éxito.
Zeldon aulló una carcajada totalmente espeluznante, y volvió al ruedo.
-Es solo un fantasma, amor, no podemos dejar que nos derrote. – murmuro Garlond, su espada larga agarrada con ambas manos, en guardia.
-Esto desarmada, Garl, tenemos que hacer esto juntos.
-Sip.
Garlond soltó la espada hacia un costado, y Pietra la reclamo con un agil movimiento. El avariel lanzo un conjuro de Sudario de Llamas Celestiales, mientras Pietra se movia para cubrirlo. Las llamas plateadas cubrieron el éspiritu de Zeldon Naer.
El humo se disipó. Marak miró sonriendo su estomago, donde un agujero del tamaño de una sandia se habia formado. Levanto sus ojos violetas hacia Landon, y dijo:
-¡Anatema! – mientras chocaba el mango de su guadaña contra el suelo.
Landon se paralizo. Sintió la ira semidivina acalambrar cada uno de sus musculos. Mourngun apuntaba al corazón de Marak, y Stormbringer a su cabeza, pero era incapaz de disparar.
Casandra estaba paralizada tambien. Su mente vagaba por los abismos del alma de Marak.
Las llamas se extinguieron, y ahí estaba Zeldon, con su llanto lívido de fantasma. Garlond vio las cadenas que salían de sus brazos, representación del milagro que lo mantenía dominado por la voluntad de Marak, el semidios. Zeldon se abalanzó contra Pietra, quien uso su mejor técnica: la Parada de la Luna Llena!
Garlond se arrojo al costado para evitar ser embestido por el fantasma, que había atravesado a Pietra. Esta estaba aun parada, pero temblaba de dolor. El avariel se abalanzó ante su amada y evito que cayera.
-No pude hacer nada, es demasiado bueno… -gimió la elfa.
Zeldon se dió vuelta. La incertidumbre pintaba su rostro. Su sable estaba partido.
Marak avanzó despacio, el odio en sus ojos llameando. Alzo su guadaña, listo para cegar la vida de Landon. Lanzó el golpe. En ese momento; Mourngun se alzó por su propia voluntad, y se interpusó en el camino de la guadaña. Stormbringer también se movió sola, y disparo contra el asta del arma, partiéndola en dos. La explosión los arrojó a ambos al suelo.
Los restos del sable de Zeldon se hicieron humo. Alzó sus manos en gesto cruel, y sus dedos se deformaron en hediondas garras. Garlond lanzó un conjuro de Esfera de Serenidad, y abrazó a su amada. Zeldon cargó, e intentó desgarrar la esfera con sus zarpas, inútilmente.
-Garl, es demasiado fuerte…Esperemos a que Cas y Landon derroten a Marak. La esfera nos protegerá…
-No hay seguridad de que logren derrotarlo, Pietra. Tenemos que luchar.
-No siento el cuerpo, me golpeó muy fuerte…
-Te drenó salvajemente, amor. Estas en desventaja luchando contra el. Déjame intentarlo.
-¿Qué vas a hacer, Garl?
-¿Me devuelves la espada?
-¿Qué vas a hacer?
-Luchar de igual a igual.
Marak se levantó. Dedicó unos segundos a una plegaria silenciosa. Su herida en el abdomen desapareció. El humo de la explosión se había disipado. Landon le apuntaba con ambas armas desde el suelo.
-Casandra, si vas a hacer algo, es mejor que lo hagas ahora.
-Infiel, poderosas son tus armas. Gracias, oh, Señores, por iluminarme. No serás subestimado, Landon Donovan.
Los restos de la guadaña cayeron al piso. Marak desenfundó una cimitarra broncinea, muy gastada, de su vaina.
Landon maldijo en voz baja. Era la cimitarra de Jideum.
Un poderoso rayo de sol castigó a Zeldon, quien se deshizo solo para reintegrarse metros atrás. Envuelto en un halo de intensa luz, Garlond salió de la protección de la Esfera de Serenidad. Su espada, Lauranar Lenwamacil, brillaba por el conjuro de Hierro en Llamas Celestiales. La esfera de serenidad se disolvió, dejando ver a Pietra sollozando en el piso.
-No lo hagas, Garl.
La mirada de Garlond era de suma Autoridad y Desautorización a la vez. Su cabello flotaba, casi cristalino. Su piel transpiraba pureza. Estaba imbuido en la Manifestación, una de las altas artes innatas de los elfos. Para Zeldon, su presencia era insoportable, y como tal, era el blanco primario.
El fantasma se arrojo, decidido a apagar la luz que le hacia la existencia insoportable. Instintivamente, Garlond alzó la espada, lastimando al fantasma, y obligándolo a buscar refugio en una esquina.
Pero Zeldon no era un simple fantasma. En vida había sido un rico hijo de terratenientes xenorianos maestro de esgrima en las tierras de los elfos vanyars, general de los ejércitos kalanites en la guerra contra el Goan, luego líder rebelde de la guerrilla xenoriana, y luego había sacrificado su vida y su alma para proteger el Corazón de Hierro, el artefacto que le había dado a Xenoria la victoria y su independencia. Volvió al ataque, y esta vez, lastimo al elfo. Las llamas de Lauranar Lenwamacil se extinguieron, y el rostro de Garlond envejeció en segundos.
Zeldon sonrió, sin labios, y se lanzo en busca de la traquea del elfo. La espada larga lo atravesó sin siquiera detenerlo, y sus dientes se clavaron en el cuello del avariel. El conjuro que Garlond lanzaba se deshizo en sus dedos, y Pietra sintió con sus sentidos sobrenaturales, la sangre cálida surgir de su amado, su cuerpo contraído por el dolor y finalmente su corazón apagándose, mientras su aura dorada se desvanecía y la oscuridad invadía la habitación.
Mourngun y Stormbringer abrieron fuego a la vez, inundado la pieza con ardiente calor y estruendo. La cimitarra, sin embargo, se abrió paso y desvió las oleadas de muerte en direcciones opuestas, defendiendo a su poseedor. La retropresión derribó a Landon, y la pared en la que se apoyaba colapso, arrojándolo a un depósito de maná liquido.
Landon sintió el poder de la magia invadiendo su cuerpo. El mana liquido es como una energía infinitamente superior a cualquier otra cosa. Sabia que esto estaba consumiendo su propia cordura; la magia es un gran poder, pero a un terrible costo. Con un ejercicio demencial de fuerza de voluntad, el mago canalizó la energía a través de su cuerpo, sus nervios y sus venas, y lo transfirió a Mourngun, apuntando a la silueta pálida en el umbral.
-Perro infiel, sabes bien que el mana liquido es tremendamente arcanocombustible. Si dispararas, todo el depósito explorará, y quizás se expanda a toda la nave. Los dioses no te dejaran sobrevivir a eso.
Landon contuvo el disparo. Marak tenia razón, se llevaría a Marak pero Gormenghast quedaría destruida. El mismo volaría en pedazos, por supuesto.
“Detalles”, se dijo, y abrió fuego.
Pietra se arrastró gateando hasta tomar la espada de Garlond. Esta reconoció a su portadora, y se ilumino con un calida y reconfortante resplandor.
Zeldon se había quedado desmembrando el cuerpo de Garlond, y ahora, al percibir el brillo, lentamente se dirigió a la mujer, disfrutando de su rostro aterrado.
-No vas a salirte con la suya, demonio… Garl hizo lo que debía, y ahora tu serás derrotado.
El fantasma prosiguió su camino, lentamente, acorralando a la elfa contra un esquina.
Repentinamente, una aurora boreal surgió de los restos del avariel. Zeldon dio vuelta la cabeza solamente, y su rostro se aterrorizo.
-Amor, gracias por protegerme.
Sus alas negras desplegadas, sus ojos blancos incandescentes, el halo en su frente, anunciaban su retorno.
El fantasma de Garlond Valdarien ha regresado.
2 comentarios:
muy bueno... entretenido!
Uuuuuuh que loco! Garlond se hizo angel? Es muy chiiiiino y el clerigo maligno ese tambien! Quien es? Porque es un semidios? Es heraldo de alguno de los malos? Que groso Landon! Respoooooondeeeeeeeee
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