miércoles, enero 23, 2008

Capitulo XXII: Primus inter pares

Habían estado esperado este momento desde hacia demasiado tiempo.
Hitamo escupió su cigarro y comenzó la danza final contra su rival. No hubo un saludo. No era necesario. Ambos sabían perfectamente lo que iba a suceder.
Raukion usaba una única espada, una katana larga, casi una tachi, tres shaku como minimo. Extremadamente afilada, mango redondeado, pomo recio, lanyarda seguramente no decorativa. Un arreglo completamente Howa, incluso élfico, muy diferente al arma que solía usar, una katana completamente nihonesa, clásico modelo de Satsuma.
Raukion era además más alto. Su brazos y piernas, por tanto, mas largos. Seria una batalla de alcance. Con un mandoble simple, Raukion barrería un área mucho mayor que la que Hitamo podría abarcar. La nueva espada agravaba las cosas.
Los movimientos de Raukion eran permanentes. Una danza giratoria, un continuo movimiento que contrastaba con los secos, rápidos y perfectos de Hitamo. A Hitamo le recordó a los pasos gráciles de los artendili cuando preparan su magia, o la Muerte Giratoria, el estilo kensai-derviche del Goan. Sauuki shima.
Raukion también evaluó a su rival. Su espada, la legendaria Espada que es Dos, Masamune-Muramasa. En algún momento de su dilatada carrera, Raukion había perseguido las leyendas de la poderosa espada, rastreando la leyenda de Elwyn Valdarien, su lejanísimo pariente, y el misterioso lago Vaanthyr. Sonrió al recordar sus aventuras de adolescente.
Pero la espada de su rival no era una leyenda, sino una amenaza. La postura de Hitamo era inequivoca: Henkoy Niten Ryu, el Camino de los Dos Cielos Cambiantes. El mismo Raukion habia usado la escuela de Hokaen Niten Ryu, también basada en el uso simétrico, simultaneo de dos armas. Hasta su "accidente".
Conocía los puntos débiles del estilo. Demasiado bien.
Hitamo sintió en todo el cuerpo lo que los Kensais llaman Iri Kumi, el Momento del Ataque inicial. Raukion saltó velozmente, una feroz estocada; Hitamo paró. Dos, tres, cuatro, cinco estocadas, paradas por el molinete casi intuitivo de Hitamo. Estocadas sin fuerza, veloces. Lo estaban probando; dio un paso invadiendo el espacio de Raukion y embistió, un mandoble con ambas manos y muchísima fuerza; Raukion fintó y evadió.
Todo volvió a estar como antes, la misma postura pasiva, las mismas miradas evaluadoras. Hitamo había defendido muy bien, su enorme y masivo cuerpo era lento pero tremendamente eficiente en sus movimientos. Sus músculos potentes podían parar cualquier cosa. Aunque había sido solo una prueba, ambos sabían que no era un juego, sino bunkai, análisis.
El Kenjiutsu es el código de los Kensais, hijo del desesperado espíritu queuriano de codificar la conducta de cada individuo. Nativo de Queur, a medida que el arte de la Espada se dispersaba por el polifacético Kraad, su sentido fue variando, su rigor se fue ablandando. Pero su objetivo final no desapareció: Jutsu Ju Dan, la Supremacía. Ser, en rigor, el Mejor.
No es una cuestión de simple competitividad para un kensai. Es una compulsión ciega, un objetivo al que apuntan todos sus fines. Primer paso, merecer ser el Jutsu Judan. Segundo Paso, sentirse el Jutsu Judan. Tercer Paso; demostrar ser el Jutsu Judan. Indiscutiblemente. Irrevocablemente.
En los seis mil años de historia queuriana, nunca había sido posible que un kensai lograra tal distinción. Según las leyes de Kenjitsu, para demostrar este status semilegendario, un kensai debería derrotar en duelo a cada kensai sobre la faz de Queur. En su defecto, derrotar a otro kensai que ya lo haya derrotado. El duelo, para ser considerado valido, debería seguir el espíritu del Kenjiutsu; solos, solo el arma del kensai, sin ayuda externa. Una derrota solo podía redimirse con dos victorias contra el mismo oponente; una segunda derrota era irrevocable. Los kensais son duchos en armar complejos esquemas de resultados de batallas, árboles de derrotas y duelos, solo para demostrar su supremacía, y armar su camino al Jutsu Ju Dan. Un camino sembrado de muertes, ya que se estilaba que los duelos sean a muerte; de todas maneras, un kensai apartado del Jutsu Judan seguramente elegiría el suicidio, o el retiro.
Raukion y Hitamo había llevado ese precepto a su último extremo. No buscaban solo ser los Jutsu Ju Dan de Queur o Kraad, sino del mismo Multiverso.
Y ese trono, a sus ojos, se definiría esa noche.

0 comentarios: