viernes, enero 29, 2010

Capitulo XXVIII: Vulnerant omnes, ultima necat

Si todos los karmigeros del mundo usaran su mejor ataque en el primer round de un combate, Kraad seria una ceniza humeante. Ese es un viejo proverbio queuriano, que frecuentemente ha sufrido mas de un cráter causado por la predisposición de un usuario del karma a atacar con mas fuerza de la necesaria.
Si se le preguntara a un karmigero porque estos nunca usan su mejor ataque en el primer round, este diría que la razón es simple: la pelea seria demasiado corta como para disfrutarla. Esto no deja de ser verdad, pero no lo es por los motivos que el karmigero intenta aludir. No es verdad que los karmigeros usen una escala estrictamente creciente de poder en sus ataques porque disfruten estéticamente de la pelea y deseen darle a su oponente una chance deportiva, un Handicap, un desarrollo dramático de la pelea. Al menos, no es la razón mas profunda.
Si presionas un poco al karmigero, este te explicara que gran parte del valor de una técnica depende de la sorpresa. Algunas defensas son mejores contra ciertas técnicas, y un karmigero que use a granel su mejor técnica rápidamente vera que todos sus enemigos recurrentes han pasado estos meses de descanso entrenando defensas ideales contra sus técnicas. Bien, esto no deja de ser verdad.
Pero no es ni por lejos la razón por la cual los karmigeros guardan su mejor ataque para el final.
El karma es un recurso limitado. Muy limitado. Veras, la espada de un guerrero nunca pierde su filo. El favor de una deidad dura bastante. Los conjuros de un mago se acaban mas rápido de lo que uno cree. Pero el karma de un karmigero es una llamarada que explota rápido y fuerte, y deja todo quemado a su paso.
En otras palabras, si un karmigero usa su mejor ataque en el primer round, lo mas probable es destruya a su enemigo sin problemas. El problema estará con el siguiente enemigo que entre al campo de batalla diez minutos después.
Todos los karmigeros (al menos, todos los karmigeros que sobreviven) respiran ese credo y ese temor toda su vida. Es una verdad de su arte tan cierta como universal. Esa fue la razón por la cual Tharloff Ulurund ataco a Enor Dufour con una técnica tan débil como los cuchillos de karma, esa noche en la parte superior de la cabina del Gomerghast. Deja lo mejor para el final, decía su karmigero interior. Eso y que había dejado sus miyikos en su habitación cuando empezó el combate.
La situación había cambiado. Enor estaba aun ahí, pero había dejado caer su arma principal: Terminal Blade. La espada creada por Mandramas era conocida como el arma personal mas poderosa de la historia, y estaba tan indisociablemente asociada a Enor que incluso era un tema de canciones infantiles. Despojarse de su arma había dejado a Enor en un estado de indefensión que todo karmigero (quedaban tan pocos) hubiera soñado. Es mas, si en plena batalla contra Metatron, Enor y Tharloff, peleando del mismo lado, el enano hubiera quedado así desarmado, probablemente el karmigero le hubiera dado la espalda al mismo metratron para aprovechar la oportunidad y matar al enano.
Y al mismo tiempo, le había devuelto un arma definitiva: la velocidad de la oscuridad. La técnica que Tharloff había buscado desde su adolescencia, estaba tan asociada a su estilo de pelea (y el de Armand) como Terminal al de Enor.
así que tan pronto como la energía del megakarmigero lo inundo, Tharloff volvió a conectar la velocidad de la oscuridad. Durante un instante subjetivo temio ser nuevamente arrojado hacia el vacío, como la ultima vez unos minutos atrás. Pero nada sucedió, salvo que Enor pareció detenerse ante sus ojos.
Tharloff cavilo. Enor era, discutiblemente, el oponente mas formidable y peligroso que podía encontrar en todo Kraad. Estaba totalmente justificado utilizar todo su karma para eliminarlo. Y ya que estaba decidido a usar todo su karma, lo mejor mas optimo era hacerlo en un solo golpe, en un infinito y eficiente golpe.
Lo que lo hacia cavilar era, como siempre, el Segundo Enemigo. Enor era el mas peligroso, pero cualquier cosa es peligrosa si eres un karmigero sin karma. Esta noche, si todo salía bien, si podían repeler a estos enemigos, pisarían el Reino del Destino. Que estaba guardado, al menos, por un oponente capaz de eclipsar a Enor.
Opto finalmente por un camino intermedio: su segunda mejor técnica. El campo de energía surgió de todos los poros de su piel. Tharloff tomo a Enor como el foco de su técnica, y libero todo su potencial.
Aquí fue cuando descubrió Tharloff su error. Verán, los ataques de energía de un karmigero en general no son demasiado rápidos. A lo sumo se pueden mover a la velocidad de la luz (y en la mayor parte de los casos ni siquiera alcanzaba ni una ínfima parte de esa velocidad). Ningún mejorador puede afectarlo. Esa es la razón por la que los karmigeros de alto nivel aun utilizan ataques de melee, a pesar de que poseen ataques de energía mucho mas destructivos. Para la velocidad de la oscuridad, las oleadas de plasma karmico del campo de energía se movían en cámara lenta. Su nerviosismo le había ocultado esa verdad fundamental. Mas allá de que iba a ser subjetivamente un rato largo hasta que las oleadas de energía abrasen al enano, lo cierto es que estas oleadas no eran para Enor mas rápidas que cualquier otra técnica. Y por lo tanto podrían ser fácilmente esquivadas.
Y eso fue lo que sucedió. Tharloff pacientemente observo como se tensaba los músculos de enor, su rostro se encendía y su cuerpo lentamente se arrojaba hacia atrás, dejando libre el punto donde la energía convergía.
Tharloff cancelo el ataque entonces. había desperdiciado demasiado karma. La velocidad de la oscuridad solo era un ventaja en melee, así que Tharloff cargo, y uso el gancho de Zefiro contra el desprevenido Enor.
Una vez mas, la mala suerte lo acompaño. Porque ataco casi a ciegas, y golpeo un punto central del rígido tanque de placas de Enor. El dolor en los nudillos lo cegó, y vio su mano llenarse de su propia sangre. El tanque de placas se astillo y agrieto, pero resistió, e incluso absorbió la inercia del impacto y el mismo karma del ataque. Tharloff había fallado su ataque.
Dos errores seguidos eran demasiado. Tharloff tomo un enfoque practico, y uso una técnica totalmente inesperada. La llamaba la patada del pozo, y era el completo opuesto del gancho del céfiro. En vez de ser un puñetazo al mentón que te eleva por el aire, era una patada descendente a la coronilla que te hunde en el suelo.
Y Tharloff, pacientemente maniobro en el aire, y golpeo con su rodilla el casco del enano. Sobre tierra normal, la patada del pozo solo te hunde hasta las rodillas. Con la velocidad de la oscuridad activada, en cambio, el Enano se hundió mucho mas que eso; atravesó el casco de Gomerghast y se perdió en el interior de la nave, dejando un túnel de escombros voladores.
Tharloff respiro. Era hora de usar otra de sus segundas mejores técnicas. había estado guardándola justamente para una batalla como esta. Era un viejo invento de Armand. La llamaba El Fuego del Armigero.
Todas los lugares, decía Armand, tienen su propia energía, su propia esencia. Esta técnica simplemente colectaba esa energía usando el karma del lanzador y la moldeaba en la forma de un arma. Solo era un arma de un solo uso, pero su impacto era terrible, generando una oleada de poder crudo que el karmigero podía dirigir y controlar. Era, por lo tanto, un ataque de melee, acelerable con la velocidad de la oscuridad, pero tan destructivo como el mejor de los ataques de energía. La única desventaja del Fuego del Armigero era que la forma exacta del arma dependía del lugar donde estabas y que solía tener pequeños efectos secundarios sobre el ejecutor. Tharloff lo había usado en el goan, y se había formado una cimitarra candente de energía blanca, que le hablaba a su mente y lo compelía a ser virtuoso.
Por esta razón, Tharloff se asusto al ver que el fuego del armigero se formaba en una enorme espada de dos manos, cuya hoja estaba formada por un fragmento del vacío Sobreplanar, llamante y omnívora. Durante un aterrador segundo espero que la espada en sus propias manos siguiera las ordenes mentales de Enor y lo atacara. Pero eso no sucedió. Tharloff pensó que era lógico, después de todo estaban viajando en el mismo Sobreplano del vacío, alejado de todo plano. Siguió cargando el fuego con su karma, haciendo mas y mas grande la espada, mas poderosa y peligrosa, hasta que apenas le quedo karma para mantener su velocidad.
Tharloff se aseguro que El Fuego del Armigero no hacia ningún ademán sospechoso, y se arrojo por el túnel dejado por Enor. Era largo, mas de un kilómetro, y conducía hasta la popa del Gomerghast, donde estaban los tanques de mana. El túnel desembocaba efectivamente en un inmenso tanque cúbico de cien metros de lado, afortunadamente vacío.
Ahí estaba ENor, todavía moviéndose en cámara lenta. Tharloff dio un rápido paneo y descubrió un espectáculo aun peor. A ambos lados de Enor había dos cuerpos, ambos severamente heridos y sangrantes y quizás agonizantes. La mirada en el rabillo del ojo le revelo que el mas pequeño no era otro que Grana, su amiga y compañera de Aventuras, y que el mas grande, era la forma humanoide de Charizar, su examino y ex compañero de aventuras.
Tharloff cerro los ojos y se concentro en su combate. Enor le daba la espalda, y giro a su alrededor; quería ver su rostro; y efectivamente lo vio; el casco se había partido y su armadura despedazado en la caída. La hoja Terminal del Fuego del armigero dio un rápido giro y se incrusto en el pecho del enano; y como su homónima mas celebre, la hoja se abrió en un cono de terrible oscuridad que cubría todo el torso. Tharloff vio el rostro de Enor descomponerse por la terrible presión gravitacional; los fragmentos de su armadura combarse, partirse y volar chupados por la hoja. Enor grito, un aullido que THarloff no pudo escucha a pesar de estar a centímetros de distancia, porque la Hoja terminal absorbía todo el sonido y el aire. Los ojos inundados de dolor y asombro de Enor se cruzaron con los suyos; Tharloff por instinto libero las ultimas restricciones, y la hoja creció, una oleada de oscuridad tapo por entero a su enemigo, y ambos desaparecieron con un chasquido seco.
Tharloff cayo sobre sus rodillas, agotado; desactivo la velocidad de oscuridad, mirando el lugar donde hasta un segundo atrás estaba el matakarmigero mas poderoso de su mundo. Jadeando, espero unos segundos, aun alerta, esperando un contrataque. Luego cerro los ojos, y trato de concentrarse en Casandra, buscando que ella lo sienta y le comunique donde estaban los otros. Grana necesitaba ayuda urgente.
Lo siguiente que sintió fue el frío de una hoja metálica cruzar su cuerpo. No sintió dolor, el golpe fue tan sorpresivo que lo inmovilizo. abrió los ojos y vio a Enor, jadeante, lastimado y sudado, con una espada de dos manos que estaba incrustada en el abdomen de Tharloff.
-Tharloff-Escupió Enor- Pequeño idiota. ¿Sabes? Tengo una espada, una espada muy peligrosa. Se llama Terminal, quizá la conozcas. Es peligrosa porque a veces, si no la usas bien, si pierde la concentración, si te tuerces cuando estas dando un mandoble, puede golpear a su propio portador. ¿Crees que nunca pensé en eso, Ulurund? ¿No crees que pude haber diseñado una manera de atenuar ese riesgo?
THarloff no podía contestar. La hoja de la espada, de alguna manera, emitía algo que lo paralizaba, que le drenaba toda calidad de pensamiento mientras se mantenía dentro de su cuerpo. Era como el aullido de un matakarmigeros, pero hecho arma y acero.
-Ese viajecito, ese pequeño ataque, no estaba mal. Pero ya estuve allí, y volví de allí. La primera vez fue cuando pelee contra un Morgest, hace tanto tiempo que ya lo había olvidado. Las botas, ese es el truco. Te pueden transportar desde muy lejos. Son unas malditas botas mágicas, muy, muy útiles. Realmente valieron todo ese puto trabajo que me costo robarlas.
Enor retiro la espada, pero el aturdimiento aun nublabla la mente de Tharloff. Vio como enor alzaba la espada sobre su cabeza y decía.
-Mándale mis saludos a Grana. Nada personal, dile, solo el bando equivocado.
El golpe final cayo velozmente, y en con un estruendo metálico, fue detenido por una garra. Enor miro y vio un rostro draconiano a su lado.
-¡Charizar! Que demonios haces!
Tharloff entonces contraataco con el puño del céfiro; esta vez sin armadura, conecto perfectamente sobre el mentón del enano. Enor voló, catapultado por el ultimo remanente de karma de Tharloff, y salio despedido, atravesando nuevamente las paredes de Gomerghast, hasta salir afuera de la nave como un meteoro celeste.
-¡Charizar… - Tharloff, aun arrodillado, se toco el vientre perforado y sangrante. El dragón no estaba mejor; la mitad izquierda de la cara era un sola herida, y el brazo izquierdo estaba cortado a la altura del hombro. Sus alas eran despojos quebrados. Pero estaba vivo.
-… nada contra ti… Venganza… Grana…
-Ahorra palabras, Char. Tienes que salir de aquí o Armand te hará pedazos. Casandra no te va a curar, aunque la verdad es que si no viene rápido yo tampoco voy a contar el cuento. Hay una capsula de escape, tenemos que volver a los pasillos… Por Wilthas, Grana…
Tharloff intento levantarse, pero no sentía las piernas. Sabia que Enor estaba lejos, pero vivo, y la batalla aun no había terminado…
Fue en ese momento cuando una de las paredes del tanque se puso al rojo vivo y estalló; una oleada de energía mágica incandescente inundó la habitación.
-Tengo un mal presentimiento… - musitó Tharloff.